Paloma Brinkmann: anclaje en la tierra
La fotógrafa granadina de madre alemana consiguió em 2008 el premio de la Asociación de Fotógrafos de Prensa por un trabajo sobre la Contraviesa
Paloma Brinkmann habla y practica su propio dialecto, el de "fabricar mundos" donde el interlocutor tiene que ingeniárselas para no perder hilo. Y es que la profesora de fotografía de la Escuela de Arte de Granada siempre anda inmersa en mil proyectos y otros mil por iniciar.
Uno de los trabajos que más recuerda es un reportaje que hizo en Milán "para documentar el primer mandala de arena que el Dalai Lama autorizó no destruir; fueron semanas muy intensas", afirma Brinkmann. También estuvo, cámara en ristre, haciendo reportajes en lugares tan diversos como China (de donde se llevó un tifus "horrible"), Nepal e India (entre otros). De éste último añade: "Me sorprendió la implicación social y política de la mujer en India".
Y es que esta fotógrafa traspasa fronteras e inmortaliza realidades colindantes. Fruto de ello, el pasado 29 de Octubre fue galardonada con el Lux de Plata 2008 en la categoría de Reportaje, premio que concede la AFP (Asociación de Fotógrafos Profesionales de España). Contraviesa: geografía interior era el título del reportaje premiado. La Contraviesa, situada en la Alpujarra Baja y conocida como 'la hermana pobre de la Alpujarra' es un lugar anclado en el tiempo. Existe un aislamiento y una economía de supervivencia. Brinkmann se adentra en su gente y en sus cortijos a través del visor de la cámara.
Juan, un anciano de 80 años, es ciego y conduce un 'Cuatrolatas' guiado por los ojos de su mujer. Una puerta entreabierta; dentro aguarda una mesa con mantel puesto, de hule y con cuadros. Encima, firmemente pegada al plástico, "una botella de Casera de hace cincuenta años y… una papeleta de voto de 1963 del referéndum de Franco sobre su sucesión" . La fotógrafa relata en imágenes un mundo increíble de entender en el siglo de la modernidad y el desarrollo. Una cotidiana vida a no muchos kilómetros de Granada donde la miseria es lamentablemente una realidad inobjetable y el abandono por parte de las instituciones es total.
"Se trata de mini aldeas que se constituían como auténticos experimentos de autarquía y autogobierno civil por asamblea vecinal". "El único que sabía escribir hacia de notario para redactar documentos tales como las herencias y particiones de tierras", comenta la fotógrafa. Y de esto no hace más de 40 años.
Paloma Brinkmann, granadina aunque con raíces alemanas, dice sentirse más española en Alemania y en España más alemana, sobre todo para sus amigos. Tras sus estudios de fotografía en la escuela de donde ahora ejerce como profesora decidió probar suerte en el país natal de su madre. "Irme a Alemania me sirvió para valorar todo lo bueno que tenía en España y decidí volver. A día de hoy lo valoro más aún".
Fotógrafa de retos y altas cumbres prefiere la escalada a la fotografía, revela: "El veneno de la escalada me entró antes que el de la fotografía" y asegura que el verdadero premio a la Contraviesa le llegó hace unos meses, cuando, como si de una colegiala se tratara, se llenó de nervios para mostrar su trabajo a Vicente del Amo, profesor suyo hace unos veinte años. Tras verlo "sin apenas comentarios" añadió: "Hoy voy a dormir mejor porque he visto un gran trabajo".
La docente de la escuela de Arte prepara, entre esos mil proyectos por iniciar y que forman parte de su "fabricar mundos" un documental de este insólito lugar, la Contraviesa.
De todo lo fotografiado, asume como "propio" lo que ha ido "refriendo" en su mente, tras años de hacer y ver fotos. "No creamos de la nada. Todo nos influye, pero vas creando tu propio lenguaje. Un proceso tan largo como la vida". Confesa fotógrafa, con permiso de la escalada, en suma siente como suya "la fotografía que busca su justificación en lo real ya que estoy convencida de que la realidad alimenta todas las ficciones". El azar aparece cuando se cruza con su admirado profesor, Vicente del Amo, en una conferencia a la que acompaña a un amigo. Entonces queda deslumbrada por la fotografía. "Hago fotos como un ejercicio de lucidez y de anclaje en la tierra, me interesa el lenguaje fotográfico porque necesita de un referente ubicado en el mundo en espacio y tiempo concretos y eso es realmente excitante" porque, continúa, "te obliga a darte de morros con la realidad, con la tridimensionalidad". Brinkmann concluye con una aseveración que la perfila fundamentalmente como una persona realista, esencial: "No vivo a través del visor de la cámara pero lo que fotografío sí es parte de lo que vivo". Y la alumna se hizo profesora y a su vez fabricó alumnos dispuestos a seguir el dialecto de "fabricar mundos" mientras otros hacen por enhebrar su hilo…
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