Parábola de la serpiente constrictora

publicación La corriente económica dominante, a debate

Debate publica '23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo', un análisis del libre mercado

Parábola de la serpiente constrictora
José Abad / Granada

13 de mayo 2012 - 05:00

Aquella fotografía me impactó de tal manera que, mucho me temo, la imagen me acompañará mientras viva. En un primer vistazo, se me antojó una especie de neumático descabalado, de un color entre verdoso y anaranjado, inerme en medio del camino. Al fijarme bien, se me erizó el vello de la nuca. El fotógrafo había inmortalizado una descomunal serpiente constrictora, varada en una carretera no recuerdo si venezolana o brasileña. La nota a pie de página explicaba que el reptil había engullido una cabra entera en unas circunstancias nada propicias. En medio de la jungla habría dispuesto de una placentera digestión de semanas; al descubierto, el atracón la había reducido a simple balón, malamente recauchutado, y expuesto a los flashes de los curiosos y los palos de los campesinos. El instinto le había jugado una mala pasada. Al finales de 2008 los mercados mostraron un apetito suicida similar al de la susodicha boa. Al igual que ésta, inversores, accionistas y especuladores de todo pelaje llegaron al extremo de reventar en el ciego afán de llenarse la panza.

En vista del rumbo tomado por la economía mundial, hay que dejar constancia de que tampoco esta vez aprendimos la lección. En vez de regular los mercados, aunque sólo fuera para preservarlos de sí mismos, nos hemos sometido a sus designios. A este respecto, Ha-Joon Chang ha escrito un iluminador ensayo de título tan invitante como certero: 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo (Debate), un pormenorizado recuento de las muchas mentiras puestas en circulación -cual activos tóxicos- por los profetas del neoliberalismo. Su aspecto más sugerente es que se ha realizado desde dentro del sistema: "Este libro no es un manifiesto anticapitalista -reconoce el autor-. No es lo mismo ser crítico con la ideología del libre mercado que estar contra el capitalismo. A pesar de sus problemas y limitaciones, creo que sigue siendo el mejor sistema económico inventado por la humanidad. Mis críticas van contra una versión concreta del capitalismo que lleva tres décadas dominando al mundo: el de libre mercado". Resumiendo mucho, diríamos que Ha-Joon Chang nos impele a delimitar los espacios de acción y -esto lo añado yo- mandemos boas, anacondas y pitones a lo más profundo de la selva. Los argumentos para actuar así son muchos y convincentes.

El autor -originario de Corea del Sur y profesor de Economía Política del Desarrollo en la Universidad de Cambridge- empieza con una viva defensa de su disciplina: el problema no está en la economía, que es simplemente un instrumento de gestión, sino en quienes deciden llenar sus bolsillos (y piscinas) reelaborando las reglas del juego según se desarrolla la partida. "Si hay un prestatario irresponsable tiene que haber habido un prestamista irresponsable", apunta Ha-Joon Chang, ofreciendo de paso un diagnóstico irrebatible a las primeras manifestaciones de la crisis. La culpa no fue de aquellas hipotecas basura que quebraron las líneas de crecimiento -esas serpientes rampantes- que adornan las paredes de empresas y bancos, sino de un mercado cegado por la ley del beneficio a cualquier precio. Estamos pagando, y cuánto, y cómo, las consecuencias de haber dejado moverse a sus anchas este peligroso depredador: "La trinidad de paro galopante, salarios estancados y recortes en el gasto social, sumada al cierre del grifo de los créditos al consumo y a los precios disparados del petróleo y de los alimentos, están poniendo a prueba el nivel de vida de muchas personas como no se había visto en varias décadas".

De no haber sido escrito con anterioridad a su victoria en las urnas, se diría que 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo nacía para cuestionar la hoja de ruta del gobierno de Mariano Rajoy. Ha-Joon Chang advierte: "En nombre de la flexibilidad del mercado laboral se ha desestabilizado el empleo, y con él muchas vidas - añado-. Pese a la afirmación de que la estabilidad de los precios es un requisito indispensable para crecer, las políticas que pretendían reducir la inflación no han hecho más que generar un crecimiento anémico. [...] la estabilidad de los precios sólo es uno de los indicadores de la estabilidad económica, y para mucha gente ni siquiera el más importante -que tomen nota, digo-. Lo más desestabilizador que suele pasarles a la mayoría de las personas es quedarse sin trabajo (o que se lo reformulen radicalmente) o que le embarguen su vivienda". Lo que ocurre es que hay administraciones, como la actual, que se desviven por la salud del mercado, y olvidan que éste es "un mecanismo de una eficacia excepcional para coordinar actividades económicas complejas que afectan a múltiples agentes económicos, pero no es más que eso: un mecanismo, una máquina. Como todas las máquinas, se tiene que ajustar y conducir con cuidado".

Hay más, muchísimo más en este sustancioso análisis, desde el cuestionamiento de la idea de productividad neoliberal (una maestra no es más productiva por tener el doble de alumnos en el aula, nos recuerda Ha-Joon Chang) hasta las retribuciones a los altos ejecutivos sancionadas por la jerarquía política (en los 50, quienes ocupaban puestos de responsabilidad ganaban hasta treinta y cinco veces más que los trabajadores a su cargo: hoy ganan entre trescientas o cuatrocientas veces más), pasando por la reivindicación de las prestaciones sociales: "En una recesión económica como la de nuestros días [...], la mejor manera de impulsar la economía es redistribuir la riqueza hacia abajo, ya que los más pobres tienden a gastar con una mayor proporción de sus ingresos". Argumentos suficientes tanto para la esperanza como para la rabia, que nos confirman en una idea: nuestra respuesta no puede ser la resignación.

El autor nos invita a mirar atrás y alrededor para desacreditar el discurso monolítico del libre mercado. No obstante, al caer en los anillos de la serpiente, la limitación de movimientos es notoria; sólo vemos lo que nuestro captor nos permite ver. Hay que luchar por librarse de este abrazo fatídico. Las políticas de estabilización, más que sanear unas cuentas deficitarias, están trenzando las primeras mimbres del cesto donde irá a acurrucarse la serpiente constrictora del neoliberalismo.

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