Naán, grupo musical

El Naán: "Para nosotros la vida es arte y el arte es vida"

El Naán: "Para nosotros la vida es arte y el arte es vida"

El Naán: "Para nosotros la vida es arte y el arte es vida" / R. G. (Granada)

Desde los páramos del Cerrato Palentino, El Naán explora la raíz étnica de la tradición. Su poderoso directo se convierte en un rito donde se dan cita los ritmos y los instrumentos más ancestrales con las texturas contemporáneas, las músicas étnicas, el jazz, el folk... en un ritual de comunión con el público al que se suma la palabra, la imagen y la poesía, para convertirlo en una experiencia fascinante, única y emocionante.

El Naán crea composiciones propias tanto en lo musical como en los textos y letras, a las que confiere mucha importancia, proponiendo un corpus poético y musical íntimamente ligado. Es una propuesta que rastrea en el espíritu étnico de la música tradicional ibérica haciendo uso de esa "estética mesetaria" propia para una creación contemporánea, dando especial importancia a la creación de los textos y recoge esa tradición que deambula entre lo pagano, lo académico y la trasmisión oral, buscando un camino de renovación en letras y poemas. Estarán junto a los jienenses de Andaraje este jueves (22:00 horas) en el Parapandafolk de Íllora.

-¿Se sienten ‘nietos’ de titanes como Joaquín Díaz o Ismael o Agapito Marazuela?

-Con todos los respetos, claro, somos sus herederos. Toda persona que haga música popular les debe muchísimo, porque han recopilado y cuidado ese patrimonio que es de todos, y nosotros lo usamos como inspiración. Esos ‘titanes’ son pilares en preservar nuestra historia, la de todos. Sí, somos humildes nietos suyos.

-Pero son mucho más que un ‘grupo de folk’ al uso, tienen muchas iniciativas distintas como la Universidad Rural, que a los granadinos nos traen a la memoria las misiones pedagógicas de Federico García Lorca… ¿El movimiento se demuestra andando?

-Evidentemente. Para nosotros la vida es arte y el arte vida, como decían los zapatistas. Nosotros tenemos el campamento base aquí, en un pueblito de 70 habitantes en invierno, y estamos ahí implicados en la reivindicación de la sabiduría campesina, recuperando conocimientos que se están perdiendo, pero no por nostalgia del pasado, sino porque tienen la clave del futuro. Vemos que nuestros abuelos y abuelas lo hacían todo de una forma limpia y sostenible. Lo que no quiere decir que tengamos que vivir como hace siglos, que algunas cosas están muy bien olvidadas (risas). Pero en algún momento con los prejuicios en torno al mundo rural, en el desarrollismo, desechamos el ‘pack’ completo, donde había cosas muy importantes y que funcionaban muy bien. Lorca es una inspiración efectivamente, pero al revés, intentamos aprender de nuestros mayores, venir a los pueblos a aprender.

-Le cantan también a San Juan Perro. Voy más lejos: ¿para cuándo una congregación entera?

-Ojalá pudiéramos juntarnos todos los días con don Santiago Auserón, que ha sido absolutamente generoso con nosotros, y estamos muy orgullosos de que haya participado en nuestros discos. Por nuestra parte nos haríamos absolutos devotos de su iglesia sin dudarlo, y cuando en semana santa sacaríamos un paso a ritmo de guaguancó (risas).

-Aparecen con compañeros de oficio muy singulares también, como Diego Galaz y Germán Díaz entre otros ¿Dios los cría y ustedes….?

-Así es, porque hay muy buena gente que nos ha ayudado y estamos encantadísimos de que estas grandes bestias de la música se hayan acercado a este humilde proyecto…Nos juntamos muy a menudo en la bodega, de donde salen muy a menudo ideas interesantes (risas).

-Por cierto que Diego decía que una sociedad que no canta y no baila está en extinción ¿incluimos también el trap y el reguetón o no puntúan?

-No es fácil responder. Puntúan, por supuesto, es canto y baile que nace de lo popular, tienen esas células de ritmo africano testados en miles de años, y funcionan. Pero sí, quizás llegan desde una industria que solo pone el ojo en la música fácil y de consumo rápido. Todos sabemos que las hamburguesas están muy ricas, pero uno no se puede alimentar a base hamburguesas, te mueres (risas). Con la música pasa lo mismo: no podemos alimentarnos de ‘fast music’ hecha a golpe de talonario, porque no alimenta el alma. Si solo tenemos música para divertirnos tenemos un problema.

-Mucha música popular (amén de los curas pícaros y los corregidores corruptos, que como todos sabemos ya no existen), está ligada a los oficios, y otras situaciones de la vida. Como todos nos morimos los cantos de ánimas ahí están, y cada primavera los mayos reviven… ¿Pero qué ha sido de los cantos de trilla, por no hablar de los de quintos?…Se lo pregunto por los de panaderas (en su caso de pan duro)…

-Es normal que los cantos de trilla desaparezcan porque ya no se hace. La música la necesitamos para la vida real, de ahora mismo, para nuestras cosas de ahora. Hacemos canciones de hoy y para hoy, aunque recojamos palabras, usos y formas poéticas de la tradición. Una tradición viva es la que crea cosas nuevas. Decía Chesterton que la tradición ‘no es la adoración de las cenizas, sino la trasmisión de la llama’, y quizás seguir hacia delante es la mejor forma de respetarla.

-Mientras les preparo las preguntas me presionan para que ya estén colgadas o si no se quedan antiguas. No es memoria de pez, es vigencia de chanquete: 1 segundo. ¡Ya! ¿Hay forma de recuperar los días de 24 horas y no de 8600 segundos?

-No lo sé si hay forma, pero como no lo hagamos lo vamos a pagar y lo estamos pagando ya. Aquí, en nuestra forma de vida, en un pueblo muy pequeño hay problemas como en todos sitios, de convivencia, de servicios… No es idílico. Pero echando cuentas y después de haber vivido en la gran ciudad, nos sale a favor. Eso sí, no estamos en modo de meditación zen, sino currando mucho, en nuestras casas, nuestras huertas, en proyectos de todo tipo, pero con un tempo bastante lento imposible en la urbe, donde todo te arrastra.

-Para el Parapanda, ¿qué tienen preparado?

-No voy a revelar la sorpresa, pero que parte de la idea del concierto como rito, rito del encuentro de lo sagrado de donde viene la música, de la forma que tenemos los sapiens de encontrarnos, de mirarnos a los ojos, de festejar, de llamar a las fuerzas ocultas y ser quienes somos, porque sin música y poesía enloquecemos.

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