Arte

Pedro Cuadra, sabio resultado

'La oración', de Pedro Cuadra.

'La oración', de Pedro Cuadra. / R. G. (Granada)

Que Pedro Cuadra gane un importante premio de pintura no le puede extrañar a nadie que, mínimamente, esté al tanto de lo que ocurre en el universo artístico. Es tanto el poder de su pintura que ésta no puede pasar desapercibida para cualquier mirada; sobre todo para aquellas que están acostumbradas a contemplar, las informadas, las sensatas y las que saben de todo cuanto se cuece en este mundo de la pintura tan complejo, con tantos registros y, también, con tantos esquivos planteamientos. La obra de Pedro Cuadra no ofrece duda porque plantea, sin reveses, todo cuanto debe exigirse a la pintura; acierto, carácter y sentido artístico. Por eso que su pintura ocupe la más alta posición en un certamen pictórico de categoría es algo normal.

Su historial está lleno de muchos y significativos premios y ha sido reconocido en certámenes, nacionales y extranjeros, de la más honda significación. No es, por tanto, algo raro que la obra ganadora del trigésimo séptimo Premio de Pintura Emilio Ollero haya sido una pieza de Pedro Cuadra. Él es uno de los pintores granadinos que mejor interpretan la pintura figurativa; lo que es tanto como decir que se trata de uno de esos pintores que siempre hay que tener en cuenta; un artista seguro que sabe realizar, sin ambages, una figuración exultante, convincente y poseedora de los más especiales planteamientos que tienen lugar en la pintura contemporánea.

Jorge Gallego

Lo mismo ocurre con Jorge Gallego, artista que ya obtuvo el Primer Premio en la edición trigésimo cuarta y que, ahora, se ha hecho con el Segundo; un pintor de la sevillana localidad de Montellano que realiza una figuración, también, excelsa, que trasciende ese realismo que es veraz y que abre infinitas perspectivas. Es un artista en plena joven madurez creativa, como le pasa a Pedro Cuadra; un pintor de poderosa ejecución, con una técnica definitiva y unos argumentos estéticos conscientes y portadores de algo más que la plasmación de aquello que la mira capta. En definitiva, dos artistas, imprescindibles en la gran nómina de importantes pintores figurativos; dos artistas en quienes confiar y a los que se tiene que tener, siempre, muy presentes.

La obra de Jorge Gallego merecedora del segundo premio. a La obra de Jorge Gallego merecedora del segundo premio. a

La obra de Jorge Gallego merecedora del segundo premio. a / R. G. (Granada)

El premio

El Premio de pintura Emilio Ollero es de los de mayor recorrido de cuantos existen en Andalucía. Se crea en mil novecientos ochenta y siete y, desde entonces, es un certamen bien considerado por muchos y al que acuden artistas de importancia. Entre los ganadores se encuentran pintores de mucha trascendencia en el panorama artístico nacional; sobre todo, pintores andaluces -Francisco Molinero Ayala, Juan Manuel Brazam, Carmelo Trenado, Pablo Rodríguez Guy, Santiago Ydáñez, Emilio Zurita, Julia Hidalgo, Carolina Ferrer, Ángeles Agrela, Leonor Solans, Jorge Gallego, Bernardino Sánchez Bayo o Francisco Escalera, entre otros- que han constituido, junto a otras obras provenientes de los premios el germen de la importante colección de pintura que posee el Instituto de Estudios Giennenses -IEG-, entidad dependiente de la Diputación Provincial de Jaén.

La presente edición ha tenido un palmarés de verdadero lujo: Primer Premio Pedro Cuadra, con la obra La oración; Segundo Premio Jorge Gallego –que no Gallardo, como figura en gran número de comunicaciones-, con la obra La casa del tiempo; recayendo los accesits en las obras Universo 3 de Fátima Conesa y Abatimiento de Rafael Cervantes. El jurado que tuvo el encargo de seleccionar las obras presentadas, ha estado compuesto por la Vicepresidenta de la Diputación, Francisca Medina; los consejeros del IEG, Adela Tarifa, Pedro Galera y Migue Viribay; el gerente de ese organismo, Salvador Contreras, así como el pintor Santiago Ydáñez.

Respecto a las obras ganadoras debo considerar que se trata de muy buenas piezas artísticas; pinturas de absoluta solvencia creativa, claro rigor en los planteamientos técnicos y portadores de ese espíritu abierto que caracteriza la pintura contemporánea.

La oración de Pedro Cuadra responde a esa particularísima iconografía actuante del pintor granadino por la que imágenes extraídas de distintas fuentes se amalgaman e interactúan creando un escenario de contundente personalidad formal donde todo está perfectamente estructurado para crear un organismo dinámico donde se funden retazos de la pintura tradicional -un orante Tommaso Portinari extraído de una obra de Hans Memling-, la imagen de una actriz -la gran Ava Gadner- un tigre y un paisaje de chumberas; todo perfectamente implicado en una escena llena de profundo contenido y desenlaces distópicos.

La casa del tiempo de Jorge Gallego nos sitúa en ese paisaje lleno de misterio, de intensa soledad donde subsiste una arquitectura abandonada que se levanta inquietante en medio de un paisaje solitario. El concepto temporal inunda de melancolía una obra magnífica de principio a fin.

El Premio Emilio Ollero de este año se ha resuelto de la mejor manera. Dos artistas importantes, muy importantes, acceden a la historia de un certamen que es del agrado de muchos y que va haciendo posible una colección de arte acertada.

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