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Pop Art, el arte de lo doméstico

  • El Centro Cultural de CajaGranada ofrece hasta el próximo 13 de julio una síntesis del movimiento que reflejó la cultura de masas, con obras de Warhol, Richard Hamilton o Equipo Crónica

"Todo es bello. Pop es todo". Esa idea de Warhol podría resumir la forma en la que el Pop Art quiso terminar con la abstracción del arte reinante a mediados del siglo XX. Con él, el contenido de un frigorífico obtenía una significación especial. Una sopa Campbell podía ser lo más antiartístico o lo más relevante del mundo. Para quien en aquellos envases encontrase la única alternativa a su almuerzo diario, era lo segundo y arte, por qué no. En la España de aquellos años, claro, la cosa era diferente. Warhol veía Coca Colas y, aquí, los artistas pop art veían a los grises corriendo tras los estudiantes. No importaba el qué, todos eran testigos de su época. Testigos que supieron difuminar la frontera entre vida y arte.

"La estética del pop art gustaba mucho y, además, se entendía", explica la comisaria de la exposición Los colores del pop art, Marisa Oropesa. "Cuando se pintaba algo, se veía". En España, no pintaban la "opulencia americana porque cuando abrían el frigorífico no se encontraban Coca Colas, sino una barra de hielo".

La corriente artística que en los años sesenta se convirtió en espejo de la sociedad inunda ahora las paredes del Centro Cultural CajaGranada, llenas de sus atrevidos colores. A ellos se rinde pleitesía por ser cualidad exclusiva de quienes la crearon: Andy Warhol, el precursor del pop art británico Richard Hamilton o los españoles que formaron el Equipo Crónica, de quienes se muestra por primera vez al público la obra Payasos y acróbatas.

Más de cincuenta obras que se mueven por lo publicitario y lo crítico, lo doméstico y lo figurado, pero en un discurso sin academicismos y con mucho de vanguardia, crítica e ironía. Iconos estilizados "con figuras planas" y volúmenes esquemáticos que han ido, como destaca Oropesa, evolucionando con el tiempo.

"El pop art sigue igual de vigente", subraya, en los artistas contemporáneos que componen el post pop. Entre ellos, Lidó Rico -y la insistente presencia de la máscara en su obra-; Pablo Milicua -de quien se puede ver en la exposición su 'osito' Nadiuska- o Carlos Pazos -y sus fotografías Mediterranean summer, que ha viajado hace poco al Reina Sofía-.

Un acrílico de Andy Warhol, Commitee 2000, comparte espacio con el inédito Dos cabezas, zapatos y cuatro cuadros del sevillano Luis Gordillo, el Telephone del portugués José de Guimaraes, o la Botella de cristal de Richard Hamilton. Una retrospectiva que habla de igualdades estilísticas y diferencias narrativas en los diferentes terrenos por donde se ha cultivado.

"No veían lo mismo en España que en América". Aquí, dice la comisaria de la muestra, "los artistas mostraban una visión más crítica y ácida de la vida".

El propósito del artista radica, para Oropesa, en ser testigos del mundo moderno. Para ello, utilizan colores vivos en telas sencillas de fácil comprensión que recuerdan a los reclamos publicitarios. Su objetivo es llamar la atención sobre aspectos de la vida contemporánea que muestren el cambio cultural. El arte de masas que miró más allá de una aspiradora o un chupa-chup.

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