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Póquer de ases

  • La editorial granadina Traspiés ha apostado por clásicos ingleses bellamente ilustrados. Puede presumir de tener en su catálogo a Sherwood Anderson, Edith Wharton o Ambrose Bierce.

Ilustración de  'Lo Auténtico'.

Ilustración de 'Lo Auténtico'.

De un tiempo a esta parte, el sello Traspiés ha apostado por una serie de clásicos de las letras inglesas, recuperados con nuevas traducciones y en muy atractivas ediciones, bellamente ilustradas. Ahora, Traspiés puede presumir de tener en su catálogo a autores como Sherwood Anderson, Edith Wharton o Ambrose Bierce.

Para abundar en ello, en los últimos meses, dentro de la colección Vagamundos, ha añadido un póquer de ases difícilmente superable. Son cuatro maestros muy distintos entre sí, cuatro ejemplos magníficos de la extraordinaria variedad y riqueza de la literatura norteamericana: Francis Scott Fitzgerald, Stephen Crane, Henry James y Jack London. Curiosamente, en el año que se nos acaba de ir se ha conmemorado el centenario de la muerte de los dos últimos. Ahí va un rápido repaso de estos cuatro títulos.

Sueño de invierno (ilustrada por José Antonio López) es un relato impregnado de la sutil e hiriente melancolía de F. Scott Fitzgerald, en el cual es fácil reconocer numerosos apuntes autobiográficos, así como los tipos, los temas y los ambientes de su Obra Maestra: El gran Gatsby. Dexter Green, el personaje central, es un joven de orígenes discretamente humildes -su padre regenta una tienda de comestibles- que crece admirando la opulencia de sus vecinos más ricos y se empecina en ser uno de ellos. (Sabe que el mundo es definitivamente más fácil para quienes no tienen que hacer cuentas para llegar a final de mes).

Green hará realidad sus sueños, pero cuando se le abran las grandes mansiones, los clubes y las fiestas de las clases pudientes, se dará de bruces con la pobreza íntima de quienes nadan en la abundancia, y descubrirá la sólida superestructura que salvaguarda la élite y la ayuda a perpetuarse. No importa la debilidad de este o aquel cachorro; el poder protegerá siempre a su camada.

La madre de George, una novela corta del malogrado Stephen Crane (ilustrada por Juan G. Lerma), es una fábula moral ambientada en un barrio pobre del bajo Manhattan a finales del siglo XIX, que ahonda en el mundo retratado en Maggie: una chica de la calle, la primera novela de Crane, cuya publicación tuvo que costearse él mismo.

George es un joven de carácter débil, sin otro futuro que el de dejarse la piel en un trabajo mal pagado, tentado por la idea de mandar todo al carajo y pasar las horas en cualquier bar con una pandilla de amigos del alcohol y de lo ajeno; su madre se desvivirá por alejarlo de las malas compañías.

La madre de George, que no había sido traducida en nuestro país, es una buena muestra de una narrativa esencialmente honesta, constructiva, empeñada en denunciar los males de la sociedad de su tiempo, que son los males de nuestra sociedad, de nuestro tiempo.

En Lo auténtico, Henry James propone una lúcida reflexión sobre el Arte: El protagonista (y voz narradora) es un pintor que se gana la vida con su talento, no con su Arte; esto es, ilustrando libros y revistas, no vendiendo cuadros. La paradoja se da cuando el pintor asume a una pareja de aristócratas venida a menos para utilizarlos como modelos para las ilustraciones que le han encargado de una serie de novelas ambientada en la alta sociedad. Para su sorpresa, los representantes de dicha clase social acaban siendo menos convincentes que una parejita de baja extracción social que los imita. La Realidad (la pareja de aristócratas) no pueden competir con el Artificio (los imitadores) en el ámbito del Arte; una lección preciosa que más de uno debería tener en cuenta. Las ilustraciones de Lo auténtico llevan la firma de Almudena Hidalgo.

En La fuerza de los fuertes, por su parte, Jack London resume su visión del hombre y de la sociedad colocándose a medio camino entre Charles Darwin y Karl Marx. A partir de la narración de un anciano troglodita, Barba Larga, el escritor describe cómo nacen y se fortalecen las relaciones entre individuos, cómo se consolidan y se administran las comunidades, y cómo acaban echando raíces dentro de ellas las desigualdades. Las ilustraciones corren a cuenta de Mar del Valle.

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