Porter: "En el jazz eres libre"
El californiano, considerado uno de los más brillantes cantantes del nuevo siglo, clausura esta noche el Festival de Jazz en la Costa
A estas alturas, con casi todos los grandes nombres del género criando malvas o en la recta final de sus vidas, resulta muy reconfortante que surja una figura como la de Gregory Porter. Además de un cantante de amplia tesitura, poseedor de una voz profunda y cálida, el californiano es un efectivo compositor y ha dejado muestras de sus cualidades como actor. Desde su debut en 2010 con Water se ha convertido en un nombre habitual en los mejores festivales de jazz, acapara portadas en las revistas especializadas y a día de hoy es el cantante de jazz que más discos vende en su país. Aunque en realidad no es ningún jovencito, pues comenzó a grabar cerca de los cuarenta, y es mayor que otros cantantes que han revitalizado el jazz vocal desde una actitud más fresca y desenfadada de la que acostumbraba a ofrecer la industria.
Nacido en Sacramento y criado primero en Los Angeles y más tarde en Bakersfield, Porter aprendió a cantar junto a su madre, que ejercía como pastora en una iglesia e inculcó a sus hijos el amor por la música. "Mi madre cantaba y tocaba un poco el piano y había un pequeño grupo de canto en nuestra familia cuando éramos pequeños: mi hermana, mi hermano y yo". "Siento que en mi educación musical y en mis gustos pesó la experiencia con la música de iglesia. Fui con mi madre a cantar a todo tipo de iglesias". Ahí aprendió los secretos del gospel y desarrolló una dicción clásica imitando el modo de cantar de Nat King Cole. Aún así, su vocación se inclinó en primer lugar por el deporte, tendría que ser una inoportuna lesión en el hombro la que lo apartara de su trayectoria como deportista y lo hiciera decidirse por la música.
Y así fue como comenzó a dejarse ver por los pequeños clubs de San Diego, donde sería acogido por el saxofonista, pianista y compositor Kamau Kenyatta. Bajo su influencia conoció al flautista Hubert Laws, con el que en 1998 realizó su primera colaboración al ser invitado a cantar uno de los temas de su álbum Hubert Laws. "Yo había empezado a trabajar un poco con un profesor amigo mío llamado Kamau Kenyatta y estaba trabajando con su banda. Kamau estaba produciendo un disco con Hubert Laws y me dieron la oportunidad de cantar con él, y salió bien, por lo que mejoraron las oportunidades ya que se decía que si le gustas a Hubert entonces tienes futuro".
Efectivamente, durante las sesiones de grabación la hermana de Hubert, Eloise Laws, quedó impresionada por sus dotes vocales, y le animó a presentarse al casting del musical It Ain't Nothing But The Blues: "Así lo hice y conseguí el papel, y fue una gran emoción tratar con las raíces de toda la música americana, el gospel y el blues. Después de recorrer el país durante unos meses el espectáculo fue a Broadway". Esto sería el inicio del despegue de la carrera como cantante de Gregory Porter.
El contrato discográfico no tardaría en llegar, y en 2010 publicaría bajo el sello Motéma Records su debut, Water, que le valdría una nominación a mejor álbum de jazz vocal en los premios Grammy de ese año. Un galardón que sí obtuvo en Gran Bretaña y que le abrió las puertas de multitud de festivales.
La continuación, aún en Mótema Records, llegó en 2012 con Be Good, álbum de cuya producción se encargó a Brian Bacchus, pero que sobre todo nos descubrió a un exquisito compositor.
Ya en su primer disco había incluido algunos temas propios pero en el segundo firmaba casi todos los cortes y lo coronaba con un par de clásicos, Work Song, de Cannonball Adderley y God Bless The Child, de Billie Holiday, que completaban un disco redondo e impecable.
Desde entonces ha recibido elogios de los más grandes músicos de jazz: "Ha sido extraordinario, he tenido comentarios muy elogiosos de los maestros como Eddie Henderson, Harold Mayburn, James Spaulding o Jimmy Cobb y cuando te dice "sigue adelante, y sigue buscando ese sonido, estás en el buen camino". Me gusta que me digan estas cosas, pero cuando llega de esos tipos tan grandes es algo que me sienta realmente bien".
Sobre su personalidad dentro del jazz afirma: "El jazz es una música que te permite ser emocionalmente muy expresivo, y por eso me sentí atraído. Del género me fascinó la libertad, la comunicación con los instrumentos o la voz. Cuando hago scat, cuando estoy vocalizando la letra, disfruto haciéndola sonar como cualquier instrumento. Eso es la libertad: cantar detrás del ritmo, cantar delante del tiempo, cantando a la derecha en el ritmo… En el pop, hay que repetir la melodía casi exactamente como lo hizo al principio. En el jazz se está obligado a estirar y doblar la melodía, y tienes que hacerlo todo diferente cada vez. ¡En el jazz eres libre!"
Con tan solo dos discos ya es considerado una de los más brillantes cantantes del nuevo siglo; y mientras se cerraba su contratación por el Festival, el cantante firmaba con Blue Note, donde aparecerá su siguiente trabajo, Liquid Spirit, que tiene previsto publicar el próximo mes de septiembre. Es de esperar que durante su actuación de esta noche nos regale algún adelanto de este nuevo disco.
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