Prieto-Morenoel puente que unió la Alhambra y el Generalife

Una publicación 'rescata' del olvido la figura del arquitecto responsable de la conservación tras la guerra civil

Prieto-Morenoel puente que unió la Alhambra y el Generalife
Prieto-Morenoel puente que unió la Alhambra y el Generalife
Mª Luisa Molina Granada

07 de junio 2014 - 05:00

Recorrer el interior de la Alhambra, admirar sus yeserías y artesonados y disfrutar paseando por sus maravillosos jardines es uno de los placeres que cualquier turista que la visite se puede permitir. Pero seguro que ni los propios granadinos se pueden imaginar la cantidad de cambios y modificaciones que ha sufrido el conjunto palatino sólo desde mitad del siglo pasado. Una de esas transformaciones ocurrió hace unos 40 años, cuando se construyó un nuevo puente sobre el Darro en la Cuesta de los Chinos que conectó la Alhambra y el Generalife tal y como lo conocemos hoy.

Aquella decisión fue tomada por el Arquitecto Conservador de la Alhambra Francisco Prieto-Moreno Pardo, de cuya trayectoria la Universidad de Granada y el Patronato de la Alhambra acaban de publicar un libro escrito por la investigadora Aroa Romero Gallardo, quien apunta que esta actuación demuestra la "visión de futuro" del arquitecto, que a principios de los 70 ya supo prever que el conjunto monumental debía acondicionarse para fomentar el turismo.

Sus innumerables actuaciones deben entenderse como parte del proceso de adaptación del nuevo itinerario de visita pública que diseñó para acoger la demanda del turismo cultural que comenzaba a crecer en España. De hecho, fue el responsable de la transformación de las huertas medievales en jardines nuevos del Generalife, y lo hizo precisamente como espacio vinculado al diseño del teatro al aire libre que se proyectó para el Festival Internacional de Música y Danza, de forma que el certamen y su escenario nacieron en 1952 cogidos de la mano.

La publicación, titulada Prieto-Moreno, arquitecto conservador de la Alhambra (1936-1978). Razón y sentimiento, recoge la parte referida al monumento granadino de la tesis doctoral de esta historiadora del Arte que estudia toda la trayectoria del Arquitecto Restaurador, que también lo fue de lo que tras la guerra civil se llamó la Séptima Zona, que comprendía Almería, Granada, Jaén y Málaga.

La investigadora, que se empezó a interesar por el arquitecto "como granadina y apasionada de la Alhambra" advirtió entonces que había una "laguna" en cuanto a la historia de su conservación desde Leopoldo Torres Balbás, que fue Arquitecto Restaurador del conjunto monumental entre 1923 y 1936, año en que lo sustituyó Prieto-Moreno. De hecho se ha llegado a decir que éste se aprovechó de la destitución de aquél, algo que rechaza Romero, quien señala que llegaron incluso a trabajar juntos y se tenían un respeto mutuo.

Aroa Romero destaca que "era de justicia" recuperar su obra sin "el lastre pernicioso" del franquismo, por lo que, reconoce, se ha esforzado en "rescatar la figura de Prieto-Moreno del olvido historiográfico en que estaba sumida y valorar en su justa medida sus actuaciones, con sus luces y sus sombras".

Prieto-Moreno, que fue jefe de Falange en Granada, ocupó cargos importantes en el Gobierno de España en cuanto a protección de los bienes culturales, como director general de Arquitectura, comisario general de la Comisión Urbana, tuvo responsabilidades en la dirección general de Regiones Devastadas y Reparaciones... todos durante el periodo franquista, razón por al cual ha estado rodeado de polémica. Sin embargo, Aroa Romero destaca que efectivamente tuvo relación con el régimen, pero su trabajo era lo más importante, de hecho cuando se tituló en 1931 se fue a Berlín, donde tuvo contacto con la arquitectura racionalista del momento y se interesó por la protección de los centros históricos

Pero el estallido de la guerra civil influyó en su carrera, ya que desde ese momento "ya no había que preocuparse sólo por una protección preventiva", sino que había que reconstruir el patrimonio dañado por los bombardeos y por la imposibilidad propia del momento.

Precisamente en ese periodo de la posguerra, difícil y con grandes escaseces, la restauración de la Alhambra se hizo de manera más fidedigna que anteriormente -y que las posteriores de los años 80 del siglo XX- porque por la misma escasez se utilizaron materiales adecuados, además de que aún no se habían perdido las técnicas antiguas.

En este sentido, Prieto-Moreno dio continuidad y respetó muchas de las actuaciones que ya había iniciado Torres Balbás. Así, mantuvo la Oficina Técnica y la mejoró, de forma que en ella trabajaron también delineantes o topógrafos, además de ampliar los talleres específicos de canterería, carpintería, escayola, jardinería, etc, que facilitaron que se transmitieran de padres a hijos las viejas técnicas y que se pudieran utilizar.

Algunos de aquellos profesionales que trabajaron directamente con Prieto-Moreno en sus últimos años o fueron coetáneos suyos y, por tanto, conocedores de su trabajo y pasión, han sido "importantes fuentes orales" para la realización de esta publicación y la tesis que la precedió, según explica Aroa Romero, quien se entrevistó con jardineros, topógrafos, obreros... y también tuvo "la suerte" de conocer a dos de sus hijos, Joaquín y Rafael, el primero de los cuales ocupó el mismo puesto de trabajo que su padre entre 1979 y 1984, año en que empezó la transformación administrativa de la Alhambra por el traspaso de competencias.

Profesionales como los delineantes Manuel López Reche y Abelardo Alonso, el topógrafo José Salazar, el maestro de jardines José Cambil, o miembros de la élite intelectual de la época como José Manuel Pita Andrade o Antonio Gallego Morell, entre otros, accedieron a compartir su memoria. La autora también destaca la gran ayuda que obtuvo del fotógrafo Pepe Romero, quien puso a su disposición imágenes inéditas que hubo que ordenar, datar e, incluso, restaurar, ya que algunas se encontraban en formatos en desuso que había que recuperar.

En cuanto a las fuentes documentales y archivísticas, Aroa Romero destaca el Archivo del Patronato de la Alhambra, pero también el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares y el del Instituto de Patrimonio Cultural de España, entre otros muchos.

En definitiva, Prieto-Moreno aportó innumerables actuaciones en la restauración de la Alhambra -Patio de los Leones, Pórtico del Cuarto Dorado, Palaciodel Partal Bajo, Palacio del Generalife, Silla del Moro...- y bajo su dirección no sólo "se consolidó el modelo de restauración científica" de Torres Balbás, sino que a él se debe también el plan de campañas arqueológicas, que permitieron "conocer a fondo la estructura urbanística y arquitectónica de la ciudad palatina, según explica la directora del Patronato de la Alhambra, María del Mar Villafranca, en la presentación del libro.

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