Rocío Molina desnuda su alma en el espacio privado de su 'Almario'

La artista actúa esta noche en el teatro Alhambra, en el marco del ciclo 'Flamenco viene del Sur'

La artista actúa a las 21.00 horas en el Teatro Alhambra.
La artista actúa a las 21.00 horas en el Teatro Alhambra.
Redacción / Granada

12 de mayo 2008 - 05:00

Juego de formas, texturas y colores. La bailaora malagueña Rocío Molina presenta hoy en el teatro Alhambra su espectáculo Almario, estrenado el pasado año en el Festival de Jerez. La artista, que ya inauguró en enero junto a Merche Esmeralda y Belén Maya el ciclo Flamenco Viene del Sur que organiza la Junta de Andalucía, repite ahora presencia pero como única protagonista de un espectáculo en el que desnuda su alma y regala su concepción del taranto, de la seguiriya, del garrotín, de la soleá y de la fiesta.

En Almario, la bailaora interpretará y actualizará bailes de ayer, componiendo formas de hoy desde la intimidad de su cuarto, mediante sucesivos cambios de vestuario. Un recurso que la obligará a permanecer en escena desde que se levanta hasta que cae el telón. Mostrará así su alma en el espacio privado del ropero y ofrecerá un sentido homenaje a Fernanda Romero y a Pilar López.

Y es que, bajo la dirección de Miguel Serrano, Almario rinde homenaje a las distintas épocas del cante y baile flamenco. El propio director explica en la información relativa al espectáculo que "en el vestidor de Rocío -isla que flota entre el cielo y el mar y en la que transcurre la acción-, tradición e innovación se funden con la confianza del que no se siente observado, sin la responsabilidad de ofrecer resultados. Allí, "el arte y sus conflictos no necesitan ocultarse entre oropeles y máscaras".

Toda una declaración de intenciones que invita al espectador a asomarse a un espacio único en el que también tomarán parte los cantaores José Valencia y Antonio Campos, los guitarristas Francisco Cruz y Juan Requeña, las palmas de Guadalupe Torres y Popi y la percusión de Sergio Martínez. Todos ellos arroparán al "baile del mañana", tal y como la crítica define el buen hacer de la joven artista. Y es que Molina se encuentra en plena ebullición creadora: camina orgullosa y desafiante por los senderos de la más radical modernidad, aunque con raíces añejas.

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