Programa: Andrés Gaos, Impresión nocturna; Segéi Prokofiev, Obertura sobre temas hebreos; Aaron Copland, Quite city y Three Latin American Sketches; Astor Piazzola, Tangazo; José Pablo Moncayo, Huapango. Intérpretes: Orquesta Ciudad de Granada. Director: Javier Viceiro-Filgueira. Lugar: Auditorio Falla. Fecha: 24 de mayo de 2012.

La Orquesta Ciudad de Granada ofreció un concierto extraordinario dedicado a sus abonados, patrocinadores y colaboradores durante la presente temporada. Para la ocasión contaron con una joven batuta, el director gallego Javier Viceiro-Filgueira, que dirigió un programa cargado de aires latinos.

El compositor Andrés Gaos abrió la velada con su Impresión nocturna, una breve pieza de armonías evocadoras y rítmica reposada que sirvió a Viceiro-Filgueira para tomar contacto con el público granadino. El director se mostró durante todo el programa decidido en sus indicaciones, marcando unos tempi muy dinámicos y realizando un buen trabajo motívico. Así, su versión de la Oberturasobre temas hebreos de Sergéi Prokofiev gustó especialmente al público; sobre un colchón armónico en las cuerdas los vientos-madera realizaron diversas melodías de marcado carácter hebreo fáciles de escuchar.

Igualmente fue bien acogida la interpretación en Quite city de Aaron Copland. Viceiro-Filgueira equilibró muy acertadamente los efectivos orquestales para dotar de todo el protagonismo requerido a Esteban Batallán a la trompeta y José Antonio Masmano al Corno Inglés; ambos músicos estuvieron espléndidos en sus intervenciones solistas o a dúo, punto álgido de la partitura.

La segunda parte se consagró por entero a los ritmos latinos, una música divertida de interpretar pese a su enorme dificultad. La OCG demostró una vez más su versatilidad, adaptándose a los ritmos sincopados y los compases de amalgama propios de esta música. Así, los Tres esbozos latinoamericanos de Copland se convirtieron en un placer para los sentidos, pese a la falta de intensidad expresiva que por momentos pudo haber. Igualmente, el Tangazo de Astor Piazzola resultó sumamente evocador, trayendo los sones bonaerenses directamente al corazón del Manuel de Falla; cabe destacar la calidad de los vientos madera de nuestra orquesta, y muy particularmente el papel de Eduardo Martínez al oboe, que salvó espléndidamente una parte compleja y comprometida de la partitura. Para cerrar el programa se interpretó el rítmico y animado Huapango de José Pablo Moncayo, culminando así una noche que por su frescura y viveza rítmica trajo sangre fresca a nuestra orquesta.