Efeméride

Santa Isabel la Real invita a la ciudad a pasear por su historia

Santa Isabel la Real invita a la ciudad a pasear por su historia

Santa Isabel la Real invita a la ciudad a pasear por su historia / Photographerssports

¿Se pueden resumir cinco siglos de historia en un solo volumen de poco más de 300 páginas? El Monasterio de Santa Isabel La Real parece que lo ha conseguido, o al menos lo ha intentado. El convento de la capital ha presentado recientemente Paseo por la historia, el arte y la vida espiritual, un volumen que recoge los quinientos años de vida de esta construcción, que fue fundada en mayo de 1501, mediante Carta de Privilegio y en honor a Santa Isabel de Hungría.

Precisamente las mujeres son una parte consustancial de la historia del lugar, pues tal y como se recoge en el prólogo del libro, en el siglo XVI “un grupo de mujeres, capitaneadas por la reina Isabel la Católica y Sor Luisa de la Cruz, decidieron implantar, en la recién reconquistada ciudad de Granada, la forma de vida que Dios, por medio de San Francisco, inspiró en el siglo XIII a Santa Clara y a sus hermanas”.

Y de aquellas capitanas, a la de ahora. Sor María del Carmen, actual abadesa de Santa Isabel fue la encargada de presentar el libro, con un discurso en el que expresó “la alegría y el agradecimiento” que sentían las hermanas de tener “por fin entre las manos” el volumen, que comenzó a trabajarse en 2015 y, tras sucesivas revisiones, estuvo listo a finales de 2021 y que por fin vio la luz este año, coincidiendo con la efeméride del templo.

En su discurso, la madre abadesa también hizo mención a “los santos, de historia franciscana, de las hermanas [...], de nuestro santo Padre Francisco y de nuestra Madre Santa Clara”. En definitiva, un rosario de nombres que a lo largo de la dilatada historia del templo han habitado sus muros. Y, de entre todos esos nombres, destaca por méritos propios uno... o dos, el de los Reyes Católicos. La ya mencionada Isabel I de Castilla y su esposo Fernando II de Aragón jugaron un papel fundamental en la construcción del templo. Así, por poner un solo ejemplo, ambos monarcas cambiaron el edificio del monasterio (el palacio de la madre de Boabdil, Dar al-Horra) a Hernando de Zafra por unos territorios en la actual Carrera del Darro, en previsión de una posible mudanza del convento –pues como se explica en el libro, el lugar original estaba situado en el recinto de la Alhambra, al final de la Calle Real–, a lo que posteriormente se sumaron otras propiedades anejas compradas por la reina católica a Fernando de Santa Fe “por 31.000 maravedíes”.

Las hijas de santa clara

Uno de los aspectos más destacados del volumen es el que hace referencia a las monjas de clausuran que habitan los muros del convento y que, como se puede leer en el libro, “han vivido y muerto en este ‘encierro’”. Ellas son otros –muchos dado los quinientos años de historia– de los nombres que han habitado los muros de Santa Isabel, pero que se han mantenido resguardados de los grandes focos que sí han deslumbrado a Isabel la Católica o Sor Lucía de la Cruz.

Pese a no figurar en la historia, su presencia sí que ofrece, hasta cierto punto, un reflejo de la época. Así, en los primeros años del monasterio había 40 internas, una cifra que fue aumentando hasta superar las 70 en el siglo XVII, según se puede leer en el libro. Sin embargo, explican los autores del volumen, en el siglo XIX, a consecuencia de los avatares políticos, especialmente la invasión francesa y los sucesivos gobiernos de corte liberal, crearon una época de “secularizaciones”, que hizo bajar la cantidad de devotas.

Los Reyes Católicos juegan un papel fudamental en la historia del convento

Este número siguió cayendo en el siglo XX, llegando a rozar incluso el cero, pues en los años 90 apenas había siete monjas de clausura en el monasterio. Afortunadamente, reseñan los autores, en los últimos tiempos se está viendo un aumento de la entrada de monjas, pues en los primeros compases del presente siglo había una decena de ellas, y actualmente esa cifra se ha duplicado.

Pese a los cambios numerales, los problemas de las hermanas clarisas han sido constantes, pues cuando “eran muchas las bocas que alimentar y cuando era escaso, se hacía dificilísimo mantener un monasterio tan grande con los poquísimos recursos de que disponían”, se explica en el libro.

Con problemas o satisfacciones, las monjas llevan más de cinco siglos viviendo en el monasterio y, a partir de ahora, su historia vivirá para siempre en el negro sobre blanco del papel. Con el último capítulo de este libro se cierra una etapa, pero al mismo tiempo se da inicio a otra que, como también dejó escrito García Márquez, habrá que vivir para contarlas.

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