Ian Gibson. Escritor

"Sueño, como Saramago, con una República Federal Ibérica con Portugal"

  • El investigador presenta sus 'Aventuras Ibéricas' (Ediciones B), una especie de diario de viaje por España. La cita será a las 19:00 horas en el Espacio Central de la Feria del Libro

El escritor, en una imagen reciente.

El escritor, en una imagen reciente. / Efe

-'Aventuras Ibéricas' "quiere ser un homenaje a lo positivo del país actual, al de antes y al que podría ser". ¿Se cargan demasiado las tintas en lo negativo?

-No creo, en absoluto. Como a muchísimos españoles, España me produce una mezcla de amor y rabia. Rabia por la perenne falta de esfuerzo común. Para que sea el "gran país" del que tanto nos habla Mariano Rajoy hace falta sobre todo un duradero pacto por la educación que no dependa de los albures de la política. Un pacto para cuarenta años, digamos.

-¿Hay otras épocas de la historia de España que se puedan comparar con la actual?

-Yo quiero creer que, pese a las muchas diferencias, las esperanzas de hoy, caído ya el bipartidismo, se pueden comparar a las que florecieron con la llegada de la Segunda República en 1931.

-Sólo los políticos hablan de "las tres culturas". ¿Se ha convertido en una muletilla del lenguaje institucional que sólo tiene trascendencia en las explicaciones de audioguías y textos turísticos?

-Vuelvo al pacto por la educación. Sería muy positivo que hubiera una asignatura del bachillerato dedicada al estudio de dichas "tres culturas", cuya convivencia, no siempre fácil, tanto ha moldeado a los españoles. Hay allí una mina cultural a explotar. Antes, claro, la Hispania romana, también con sus múltiples elementos culturales y étnicos, sentó las bases de la civilización peninsular.

-Coincide con el 60 aniversario de su llegada a este país. En estas seis décadas, ¿cuál es su recuerdo más impactante? ¿Y el acontecimiento de la vida política que más le ha marcado?

-Si me remito a mis investigaciones, creo que el encuentro con Salvador Dalí cuando ya le quedaba poco tiempo. Fue para mí emocionante porque me quería hablar de su relación con Lorca. En cuanto a la vida política, la noche de Tejero y la inmensa manifestación subsiguiente.

-¿Por qué ha esperado tanto para escribir un libro de sus impresiones sobre España? ¿Por qué ahora?

-Porque antes había que redondear, dentro de lo posible, mi proyecto biográfico -Lorca, Dalí, Buñuel, Machado-, y revisar otros libros. Hecho esto pensé que ya era ahora de ensamblar unas impresiones más personales. El capítulo sobre mis pesquisas lorquianas, por ejemplo, donde cuento mi estancia en Granada en 1965-1966. Antonio Muñoz Molina me animó a incluirlo y allí está. Lorca, además, decía "tarde pero a tiempo", refiriéndolo a su manera de crear. Tal vez este libro sea un caso.

-¿Y sus principales críticas?

-El libro va de paisajes y paisanajes. Ninguna queja con éstos, al contrario: la península, toda ella, me fascina (aunque ha habido muchos destrozos en las costas). En cuando al paisanaje, lo preferiría menos vociferante y más dado al diálogo tranquilo, a la manera de Quijote y Sancho.

-¿Qué tiene más, de libro de viajes, de ensayo o de memorias?

-Es una mezcolanza. En absolutouna guía turística al uso. A mí me gusta explorar lo que hay al lado, cerca. Siempre hay algo nuevo. El libro es una invitación a salir y abrir los ojos (y los otros sentidos). En Granada tengo muchas aventuras pendientes. ¡Si todavía no he subido a la cumbre de Sierra Elvira ni del Peñón de la Mata! ¿Cómo es posible? ¡Ni conozco la villa romana de los Mondragones! Yo estoy de acuerdo con Thoreau en Walden. Te sientas en medio del bosque (pongamos una chopera de la Vega) y esperas a ver qué se presenta.

-El diario del extranjero en su recorrido por España es un género literario en sí mismo. Hay páginas dedicadas a Washington Irving, Chateaubriand, Henry Swinburne y por supuesto Richard Ford. ¿Cuál es su principal referente en ese sentido?

-Sin lugar a dudas Richard Ford. Su descripción de la Alhambra, por ejemplo, es insuperable. Valdría la pena aprender inglés solo para poder leer el libro en su idioma original. Es su gran escritor y ser acompañado por él una delicia. ¡Y pensar que el manual se publicó en 1845!

-El primer capítulo del libro es 'Los curiosos impertinentes'. Y el quinto, directamente, 'En torno al Quijote'. ¿Cuánto hay de este autor en este libro? ¿Y en su vida?

-Mucho, he pateado La Mancha y hablado con sus gentes. A veces se me ocurre pensar que, si España no hubiera producido otro libro ni hecho nada más, con el Quijote su contribución al mundo ya habría bastado. Me parece una cumbre de la civilización. Y, para volver a una pregunta anterior, hay en él, aunque entre líneas, mucho de las "tres culturas". Cervantes es el supremo ironista. Véase, por ejemplo, el episodio de Ricote, el vecino morisco de Sancho. Releí el libro mientras trabajaba en el mío y me quedé más asombrado que nunca.

-Usted aboga por una República Ibérica con Portugal, como Saramago. ¿Ve eso como algo realmente factible?

-Sí, yo soy iberista, sueño, como Saramago, con la República Federal Ibérica, con sus ramificaciones culturales no solo en la América española sino en Brasil. Sé que no la voy a ver (entretanto me conformaría con la Tercera República Española), pero nadie me puede impedir que siga soñando.

-En el epílogo habla del problema de los independentistas catalanes y las cunetas del franquismo. ¿Son los principales problemas a los que tenemos que hacer frente? ¿Por delante, por ejemplo de la corrupción?

-Creo, muy sinceramente, que el gran problema pendiente de este país -se trata de un problema de ética- es el de las cunetas. Es vergonzoso que haya más de 100.000 víctimas del franquismo todavía en fosas comunes. Si esto no se resuelve España no será nunca el gran país que yo quiero. En cuanto a Cataluña, yo creo que encajaría dentro del proyecto, acariciado por el PSOE, de una España plenamente federal. Entretanto la Constitución admite reformas. Esperemos que prevalezca el seny.

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