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Sátira disparatada trufada de comedia

Comedia dramática, Reino Unido, 2012, 107 min. Dirección: Lasse Hallström. Guión: Simon Beaufoy, basada en la novela de Paul Torday. Intérpretes: Ewan McGregor, Emily Blunt, Kristin Scott Thomas. Música: Dario Marianelli. Fotografía: Terry Stacey. Cines: Cinema 2000, Kinépolis y Multicines Centro.

Este director sueco ha rodado con La pesca del salmón en Yemen una película cuyo mayor mérito es ser inglesa. No solo en lo que a la producción se refiere, sino a sus líneas de fuerza temática. Está el humor inglés inteligente y serenamente disparatado, cuya eficacia cómica consiste en la seriedad con la que los personajes acometen y el autor narra acciones absurdas; y cuyo alcance crítico desborda lo costumbrista para desvelar las miserias humanas que tantas veces se ocultan tras los grandes hombres y sus grandes proyectos. El humor inglés ha sido siempre ese mayordomo para el que su señor no tiene secretos o ese lúcido observador que se da cuenta de que el rey va desnudo.

En este caso el objetivo son las hambres del capital, los caprichos del dinero y la ambición de los políticos. La combinación de los tres factores -representados por un multimillonario jeque que quiere importar la pesca del salmón escocés al paupérrimo Yemen, una asesora sin escrúpulos, un desapasionado científico prematuramente acartonado y un político que ve en ello la ocasión de medrar- dan pie a una ingeniosa comedia de enredo financiero y político-ecológico que no prescinde (aunque debería hacerlo) de una trama sentimental.

El mérito mayor de esta película está en su guión escrito por Simon Beaufoy, uno de los escritores cinematográficos de moda tras sus éxitos Slumdog Millionaire y 127 horas. Y el mérito mayor del guión está en la novela en la que se inspira, tardío debut del escritor Paul Torday que logró un éxito fulminante al publicar en 2006 -a los 59 años- esta obra que se inserta en la tradición del humor inglés. Los talentos sumados de Beaufoy y Torday dan a Lasse Hallström una excelente base para poner en imágenes con correcta pulcritud exenta de personalidad y creatividad este excelente texto.

Lasse Hallström es un sueco trasplantado a Hollywood y después, tras marchitarse un poco, replantado en Inglaterra que empezó con ínfulas de autor (Mi vida como perro, ¿A quién ama Gilbert Grape, Las normas de la casa de la sidra) sin tener las energías creativas necesarias para serlo. Correcto fabricante de ese cine comercial que disimula que lo es para no ofender a su público, Hallström fue cayendo en la rutina de luxe con Chocolat, Una vida por delante o Siempre a tu lado. Cuando tiene un buen guión lo ilustra con corrección un tanto relamida. Cuando no, alumbra cursilerías como Querido John o petardos como Casanova.

En La pesca del salmón en Yemen tiene un magnífico guión y excelentes intérpretes, por lo que ha adoptado la sabia decisión de hacerse invisible poniéndose al servicio del uno y de los otros, entre los que destaca el trío formado por una espléndida Kristin Scott Thomas y unos eficaces Ewan McGregor y Emily Blunt (estupenda actriz que aún no ha encontrado el papel que le permita desplegarse del todo: son malos tiempos para los buenos actores). Se le habría agradecido a Hallström que hubiera achicado lo sentimental para dar más juego a lo satírico. Pero el hombre da para lo que da.

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