Sidonie despide su año de gloria en Granada

Se acaba el año, parece que un ciclo político y social, y con el concierto que esta noche ofrecen Sidonie en Planta Baja -con todo el papel vendido-, también una gira de casi dos años que ha mantenido al grupo en la carretera disfrutando posiblemente de su época de mayor éxito desde que asomaran la patita allá por el año 2000, cuando publicaron su primer single.

Y eso que los barceloneses han mantenido siempre una buena relación con el triunfo, pero cuando decidieron afrontar el ligero giro estilístico que suponía su último trabajo, Sierra y Canadá (Sony, 2014), en el que incorporaban multitud de guiños a la electrónica clásica, la de los sintetizadores moog, prácticamente en un ejercicio retro, no estaba nada claro que el experimento fuera a ser tan bien recibido pos sus fans. Hoy, casi dos años después, pueden decir que dieron en la diana, pues han participado en la mayor parte de los grandes festivales del país, y cuentan por llenos casi todas sus actuaciones de invierno en las más reputadas salas españolas.

La primera vez que visitaron Granada lo hicieron en fechas parecidas a estas hace ahora catorce años. Fue en la misma sala, Planta Baja, y también hubo un lleno absolutamente sorprendente para unos debutantes que atrajo a los promotores locales como abejas a la miel. Aquellos chicos dejaron a la ciudad fascinada con su música fresca, onírica, lisérgica, cósmica, con un punto deliciosamente retro. Era la clase de música que se escuchaba en las noches de la sala y de pronto llegaban unos tíos con todo el descaro y la hacían en directo.

Muchas cosas han cambiado en la escena musical desde entonces, pero Sidonie ha sabido nadar y guardar la ropa, mantener un compromiso artístico con lo que creían y lo que les llevó a apostar por la música y al mismo tiempo sortear los varapalos que la crisis de la industria ha infringido a muchos otros. Ellos culminan esta noche dos agotadores años en los que su música se ha colado incluso en la campaña electoral, algo que no ha terminado de gustarles pero que se toman con buen humor. Al fin y al cabo canciones como Estáis Aquí o Un Día de Mierda se han convertido en himnos que pertenecen más al mundo que ellos mismos.