Fecha: Jueves, 10 de noviembre de 2011. Lugar: Planta Baja. Aforo: 1/3.

Diez de la noche. Una avanzada de verdaderos creyentes de la religión del garage rock toma posiciones cerca del escenario de Planta Baja para observar de cerca a los Eviltones, oficiantes de lo que presumíamos un ritual de sudor y volumen endiablado. Minutos más tarde, el cuarteto, de cuya formación original, la que hace un año protagonizó su primera gira española, sólo permanecen el guitarrista Madmanroll y el bajista Danny Tone, ocupa las tablas. El aspecto de los jóvenes invita a confiar en la celebración de un ceremonial ortodoxo de crudo rock and roll acelerado. Abajo, la avanzadilla de creyentes se ve asistida por exiguos refuerzos.

Los de Nottingham van a contar con un público no muy numeroso pero selecto, apto y dispuesto para entregarse a ellos con pasión y energía. Comienza el show. Electricidad desatada y la inclinación del grupo hacia lo mejor del punk y el surf instrumental puesta de manifiesto en segundos. Tras escuchar La Bestia, Feel the fear y Monster must die, las tres primeras canciones de su repertorio, además, se pone lamentablemente de manifiesto que, a pesar de estar repleta de pasión y energía, la monótona propuesta de la banda está por lo general muy por debajo que la música que la inspira, a menudo reducida a amanerados y afectados clichés.

Tal vez se trate sólo de falta de rodaje de la nueva formación de un grupo que, sin su más voluntarioso que carismático cantante sobre las tablas, muestra su mejor cara en la frenética interpretación de una pieza de surf instrumental y, de nuevo como cuarteto, buena parte de sus deudas en una prescindible versión de Paint it black que cierra la primera parte de un set prolongado por dos nuevas salidas a escena, no demasiado solicitadas pero sí muy agradecidas por cuanto dejan ver lo mejor de los británicos, sus tremendas ganas de complacer y una absoluta entrega que, seguro, les hará crecer rápidamente.