Superman, inmortal

El actor Christopher Reeve, que interpretó al personaje de cómic estadounidense, cumpliría 60 años

Dpa

24 de septiembre 2012 - 05:00

Durante décadas la fortuna no abandonó a Christopher Reeve. Su buen aspecto iba acompañado de un gran intelecto y talento para la interpretación. Superman dio vida en la gran pantalla a un héroe invencible, pero en la vida real Reeve superó a su personaje. Tras un accidente de equitación en 1995 perdió toda movilidad del cuello hasta los pies y se convirtió en el portavoz de las personas que estaban como él.

De no haber fallecido el 10 de octubre de 2004 de un fallo cardíaco tras pasar ocho años postrado, mañana, este actor de cine y teatro, director y activista habría cumplido 60 años.

Con una fe inquebrantable en la medicina, Reeve consiguió millones para investigar en la cura. La fundación que lleva su nombre y el de su esposa, Christopher y Dana Reeve, en Short Hills (en el estado de New Jersey) impulsa proyectos de investigación y ayuda a personas con lesiones en la espina dorsal de todo el mundo. También el centro de investigación Reeve-Irvine en California goza de reconocimiento internacional.

Reeve acudió a Naciones Unidas en Nueva York y al Congreso estadounidense en Washington para pedir más derechos para los discapacitados. Y en una gala de los Oscar apeló a Hollywood. A pesar de estar atado a una silla de ruedas computarizada y que dependía en parte de la respiración artificial, debatió con médicos sobre su sueño: recurrir a una terapia de células madres para poder reemplazar los nervios muertos.

Su valor llegó al punto de demandar al gobierno del presidente George W. Bush por la limitación que impuso a la investigación en células madre. Y tuvo éxito a la hora de imponer la investigación con células madre embrionarias en California.

Nacido en Nueva York, Reeve era hijo de un profesor y una periodista, pilotaba su propio avión y era un amante del esquí y la equitación hasta que su caballo Eastern Express le tirase tras espantarse ante un obstáculo. Superman cayó de cabeza al suelo y se rompió dos vértebras del cuelo. Después del accidente sólo podía mover los labios.

Cuando Reeve encarnó a superhéroe era el tercero que lo hacía en la gran pantalla, pero el primero que lo hacía con fortuna. Kirk Alyn, uno de sus predecesores, arruinó décadas antes su carrera con este papel. Y George Reeves, la estrella de Superman and the Mole Men (1951), se suicidó.

A Reeve tampoco le hicieron atractivas ofertas tras encarnar al superhéroe. Tanto en The Aviator como en Sleeping Beauty tuvo que conformarse con papeles secundarios, pero dejó muestra de su talento en películas como Deathtrap, The Bostonians o Street Smart.

Dos años después de su accidente, Reeve debutó como director y lo hizo para la pequeña pantalla con In the Gloaming, una película sobre un enfermo de sida que regresa a casa de sus padres durante sus últimos días, en la colocó delante de la cámara a estrellas de la talla de Glenn Close, Bridget Fonda y Whoopi Goldberg.

Y el propio Reeve no tenía reparo alguno en actuar. Así, en un remake del thriller de Alfred Hitchcock Rear Window, interpreta a un arquitecto que desde su ventana es testigo de un asesinato en el edificio de enfrente.

En 2004, la infección de una herida desembocó en un paro cardíaco. Su viuda Dana falleció en 2006 de cáncer de pulmón. Reeve era padre de tres hijos, los dos primeros de una primera relación del actor, mientras que el tercero, Will, fue el único que tuvo con Dana.

El mayor de los hermanos, Matthew, documentó tras la muerte de su padre su lucha de en la producción para televisión: Christopher Reeve: Corageous Steps.

stats