Etgar Keret, gran exponente de las letras israelíes, publica en España Un hombre sin cabeza, una serie de relatos cargados de humor y surrealismo, que parecen "historias jasídicas agnósticas, escritas en un burdel por alguien que ha fumado mucha marihuana", dijo el propio autor.
Franz Kafka, Isaac Babel, Amos Oz... los ha leído, disfrutado y han influido en su obra, pero las auténticas raíces de los textos de este escritor, guionista y cineasta se encuentran, sin duda, en su familia, la "típica familia israelí no convencional".
Sus padres son judíos supervivientes del Holocausto; su hermano mayor es un activista de izquierdas, fundador de un partido para legalizar la marihuana, que vive desde hace siete años en una casa-árbol en Tailandia, y su hermana es una judía ultraortodoxa que a sus 48 años tiene diez hijos y once nietos.
Creció al calor de las historias de borrachos y prostitutas de su padre, que, tras la guerra, vivió "el periodo más feliz de su vida" en un burdel de Nápoles donde le alojaron unos mafiosos con los que negociaba la compra de armas para una organización clandestina de Israel.
"Mi padre nos contaba que un borracho era un hombre con una enfermedad que cuanto más bebía, más feliz estaba y que una prostituta era una persona que cobraba por escuchar los problemas de los demás. A los seis años tenía claro que quería ser un borracho prostituto. Eso no funcionó, tuve que buscar un plan B y acabé siendo escritor", bromeó Keret.
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