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The National, elaborando la sencillez

  • Santo y seña del 'art-rock' facturado en Brooklyn, la banda entrega su sexto álbum

Tres años después de firmar High Violet -un disco mayúsculo, de esos que catapultan a sus artífices a puestos de cabeza-, The National entrega Trouble Will Find Me, un trabajo compuesto y registrado tras la larga gira propiciada por su antecesor y, se entiende, bajo la presión de ofrecer algo a la altura de las expectativas.

Porque el grupo-de-Ohio-trasladado-a-Brooklyn ya nos había regalado otras piezas mayores a lo largo de su respetable trayectoria -con éste son ya seis álbumes desde 2001, incluidos trabajos tan notables como Alligator (2005) y Boxer (2007)-, pero quizás ninguno tan redondo e inspirado como High Violet. Y aún menos con su repercusión.

En busca de un "sonido menos tenso, más amplio", cuentan en su web; escarbando en las dinámicas y estructuras de algunos nombres clásicos -el de Roy Orbison aparece varias veces-, Trouble Will Find Me se desprende en buena medida de esa solemnidad ajena a la impostura, que parecía ya marca de la casa, tras el rastro de unas canciones más sencillas -dicho sea en el mejor sentido- y más accesibles -sin perder por ello de vista la cualidad de artefacto artístico que adorna hasta la fecha cada movimiento del grupo-. Y por momentos, hay que reconocerlo, resulta una jugada extraña.

Indefectiblemente asociados a esa percepción arty de la expresión rock que, con el cambio de siglo, pareció encontrar en el famoso distrito neoyorquino un hábitat idóneo, la implicación de The National en tan variopinta y poblada escena se reforzó de manera consistente con la coordinación por parte de los hermanos Dessner, Aaron y Bryce, de aquella impecable compilación benéfica, en todos los sentidos, para la Red Hot Organization, Dark Was The Night (2009), radiante catálogo de aportaciones y relecturas que permanece, y permanecerá, como ejemplo de inteligente buen hacer.

Pero el papel de sendos guitarristas en la ligazón con el barrio, con la escena y su natural cercanía a otras formas musicales, va mucho más allá. Intérpretes y compositores de formación académica, uno y otro despliegan una prolífica actitud que, en el caso de Bryce, se concreta en hechos tales como su relación con la activa Brooklyn Academy of Music, la dirección del MusicNOW Festival o la escritura de piezas para el Kronos Quartet, presente ya en Dark Was The Night con la versión del bluesman Blind Willie Johnson que dio título al disco.

Con esas credenciales, y con el precedente de una discografía en la que cada capítulo apuntaba hacia composiciones más complejas y dramáticas, este aparente retorno a la sencillez puede en primera instancia descolocar la escucha, despistar la atención y conducirnos a la sensación, me temo que errónea, de estar ante un disco menor.

Bien al contrario, Trouble Will Find Me, aun sin alcanzar el grado de automática empatía que provocaba High Violet, esconde bajo su pretendida identidad asequible la pertinente y habitual carga de profundidad que ha caracterizado la trayectoria del quinteto, en el que la voz de Matt Berninger y el desempeño rítmico de los también hermanos Devendorf -Scott al bajo y Bryan a la batería- completan una unidad de producción emocional capaz de facturar canciones tan redondas como Demons, Fireproof, I Need My Girl o, en general, la docena más una que lo integran.

Recreándose menos en los medios tiempos que en otras ocasiones, pisando un poco el acelerador -sin forzarlo, sólo un poco-, Trouble Will Find Me se gusta en su intención de rescate de actitudes espontáneas, sólo que en el proceso termina por revelarnos lo elaborada que en ocasiones puede resultar la simplicidad.

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