Sergio de La puente. Compositor

"En 'Tiburón' el animal no se ve, se sustituye por la música"

  • Hoy sale a la venta la banda sonora de la película 'Sin Fin', a la que el granadino ha puesto música y que se estrenará el próximo 31 de octubre

Sergio de La Puente firma la banda sonora de Sin Fin, película protagonizada por Javier Rey y María León y dirigida por los hermanos Alenda que se estrenará el próximo 31 de octubre. El músico granadino, uno de los referentes en el mundo de la composición para cine en España, vuelve a un terreno en el que se mueve como pez en el agua y que tantas satisfacciones le ha dado: suya es también la música de cintas como Extraordinary Tales of Allan Poe, Azul y no tan Rosa, Amigos, La dama y la muerte o El lince perdido, con las que ha viajado a las ceremonias de los Goya o los Óscar. Pero su dilatada experiencia incluye tres trabajos discográficos de estudio con composiciones propias -El fuego vivido, Bajo la ciudad y Cabot Cove- en los que ha colaborado con la Orquesta Sinfónica de Bratislava y artistas como Ara Malikian, Víctor Merlo o Robert O'Connor, entre otros. Y como pianista ha compartido escenario con artistas como Dulce Pontes, Michael Giacchino, Lisbeth Scott, Estrella Morente o Philippe Rombí.

-¿Cómo surgió la oportunidad de poner música a Sin Fin?

-Yo siempre les he hecho la música a los hermanos Alenda porque tenemos un imaginario común. Esto surgió hace años a raíz de un cortometraje para el que les hice la música: Not the end. Y de ese corto salió esta película, una historia de la que yo ya estaba enamorado y más cuando leí el guión.

-¿Cómo ha sido el proceso de trabajo con unos viejos conocidos como los directores?

-Sobre el guión puse las primeras notas, los leitmotiv, las ideas centrales de la banda sonora. Ya con las imágenes finales, con el montaje entero de la película, vas escribiendo la música: ves las secuencias necesita que necesitan ayuda y las que no.

-Seleccionar las escenas a las que se le pone música, ¿es muy difícil?

-Es un trabajo apasionante porque no sólo hay que sentarte a componer la música, también hay que saber seleccionar las partes que se visten. Lo importante es que el resultado sea nivelado, en un equilibrio perfecto para que no quede nada saturado ni dejar de subrayar algo que sí lo necesita.

-¿Ha sido completamente libre en ese proceso o ha tenido directrices de los hermanos Alenda?

-Normalmente me siento con los directores y siempre hay alguna discusión porque cada uno tiene su idea de la música. Por ejemplo, ellos me podían decir que una secuencia necesitaba música y yo les contestaba que si ella está llorando no hace falta más. En otros casos era al revés, yo les decía que la música ayudaría a la gente a entender mejor la secuencia, a transmitir, por poner otro ejemplo, si un personaje tiene miedo. En Tiburón el animal no se ve, se sustituye por la música. Era Spielberg el que siempre decía que en E.T. lo que hace volar las bicicletas no son los efectos especiales, es la música.

-Y, ¿todos los directores funcionan de esta manera?

-Depende, en general la propia cinta te pide la música. Hay ocasiones en las que los directores realizan un montaje con música de otras películas para que el compositor vea el efecto que buscan pero hay otros que no proponen nada. Los Alenda suelen ser de los que proponen. Me dicen: "Queremos este tipo de música". A veces yo les digo: "Vale, esta es vuestra visión pero voy a acercarme a ella desde la mía". Al final una película es un trabajo en equipo, de mucha gente. Igual que una obra de teatro.

-Usted que ha trabajado con numerosas compañías con mucho peso, como Yllana, ¿qué diferencia encuentra entre vestir imágenes de cine y escenas de teatro?

-Al principio creía que había mucha diferencia pero al final tienes que transmitir emociones. Lo que sí cambia en teatro, a diferencia del cine, son los tiempos de producción. Incluso hasta el día antes del estreno se puede modificar. Eso te permite jugar más. Incluso después se puede revisitar la música si la reacción del público no es la que se espera. Pero el presupuesto es mucho menor.

-Y qué diferencia hay entre trabajar con imágenes reales, como en este caso, o con las de animación, como en el de La dama y la muerte.

-Cada película es un mundo. También depende mucho del tipo de género porque no es lo mismo hacer terror, -que es lo que más me gusta-, que drama. El cine de animación lo que necesita es mucha más música: si las cintas de imagen real tienen un 40 o un 50% de música, las de animación requieren un 90%. Tampoco es lo mismo trabajar con una orquesta sinfónica, porque es un trabajo más lento pero más espectacular.

-¿Cuáles han sido las exigencias de la música de Sin Fin?

-Es una historia de amor, necesitábamos muchos menos instrumentos porque realmente hay dos personajes. Es más intimista porque no hay grandes escenarios ni grandes aventuras. Utilicé muchos teclados y sintetizadores porque viajan en el tiempo, están en los años 90 y la tendencia era este tipo de sonido. Opté por grabar el 90% de los instrumentos yo, aunque hubo algunas guitarras, si había algún virtuosismo, que grabó Ana Franco. Estoy muy contento con esta banda sonora porque tenía el control musical. Incluso en el tema de arreglos no tenía que estar cogiendo músicos y haciendo partituras. Iba yo probando.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios