Granada Sound

'¡Tick, tick, tick Sound!': así ha sido el primer día del gran festival de Granada

  • Una rave de Zahara para competir con Rigoberta Bandini, plato fuerte del sábado, con un Carlos Sadness levantando el ambiente con un LN Granada, The Hives y su rock, y Miss Caffeina para los más cafeteros del indie

The Hives, anoche

The Hives, anoche / Antonio L Juárez /Photographerssports

Esto sí se parece más al Granada Sound. Y tanto que sí. De los plumones a las mangas cortas y a las camisas de sinvergüenza y a la faldas que dicen adiós al verano. Del vaho y las manoplas al "oye qué buena noche hace", aunque conforme se metía el sol en el Poniente, dejando un cielo de tonos ardientes que solo se ven en el tardoverano,  la chaquetilla sí que empezaba a hacer falta. Menos de un año han tenido que esperar los Sounders de toda España para darse su paseíto hasta la ciudad de la Alhambra. El festival ha vuelto a sus fechas habituales y la normalidad tras el Covid, que ya sí que parece haber abandonado el consciente colectivo de la sociedad, si es que este existe, que hay quien lo duda. Así que 25.000 personas, un sold out en toda regla, confirma que todas las extrañezas derivadas de la pandemia, como celebrar festivales de verano a un mes y poco de la Navidad, ya apuntan a ser historia.

El Granada Sound arrancó este 2022 de pura normalidad cuando en el Cortijo del Conde caía a plomo ese sol que suele verse y sufrirse al principio del otoño, que ya tiene esa luz cansada y poco vivaracha, pero que se pega a la ropa y la piel como una mosca 'collonera'. Los encargados de abrir el telón del festival fueron los divertidos Niña Polaca, la banda de indie madrileño-alicantina que fue calentando al hasta ese momento escaso público desplazado hasta el recinto, al que por cierto, volvió la moqueta de césped artificial, eso sí, sólo un poquito: un pequeño cacho a la entrada pero una vez pasado el escenario de promoción, denominado Placeta, el mismo patio de chinos gigantesco de siempre. Poner la miel en los labios se llama eso.

Pole tomó el relevo con su estilo tan innovador y que bien pudo llevarse el premio a artista revelación del primer día, ese artista que el gran público descubre en un festival y al que acaba agregando al Spotify. Pero lo gordo empezó a las ocho y media con Zahara y su estilo que no deja a nadie indiferente. La ubetense, con raíces artísticas originadas en Granada, llenó de fuerza el escenario Cervezas Alhambra. Como debía ser, con mucho guitarreo eléctrico y 'máquina' (quizás demasiada, por momentos parecía una rave) para escapar de esa 'vitola' de cantautora con la que se dio a conocer. Zahara es otra, es fuerza, un torbellino repleto de letras para hacer pensar. Arrancó con Taylor para sentar las bases de un recital donde Camino de LA y por supuesto la conmovedora Dolores, en la que el chorro de voz de la jienense puede hacer llorar hasta al alma más fuerte, la pusieron en la 'Pole' para ser la reina de este Granada Sound a la espera de que hoy llegue 'la Rigo' (con confianza).

Después de que Zahara dijera "¡miau!" para casi despedirse, llegó Carlos Sadness, o Shinoflow para los que tengan algunos añitos más encima. El barcelonés levantó pasiones con su mezcla caribeña hasta la más rockera, pasando por el indie más auténtico. Saltó al escenario con Longitud de Onda para que Granada empezara a dar saltos y más saltos, para ir calentando el ambiente con Monteperdido, que está en los Pirineos, a donde viajó este redactor con el corazón cuando Sadness se sacó de la manga una versión 'guapérrima' del Ojitos Lindos, del último disco de Bad Bunny. Pero que vamos, cuando reventó al personal fue cuando cantó el LN Granada, como hizo Izal en el Sonorama Ribera el mes pasado, y que es el himno más bonito más escrito de Granada, y lo que es Granada, por un grupo de música como Supersubmarina, a los que se extraña tela. 

A The Hives había ganas de verlos. Rompieron con esa dinámica indie que llevaba la noche y, para algunos fue un "menos mal". A esa hora, casi las once, para que la cosa no decayera, hacía falta hacer un poco el macarra. Y nada como un poco de rock de garage, con su sonido amortiguado, para terminar de reventar las gargantas que aún quedaran sanas para vociferar "c'mon!!!" y luego "tick, tick, tick" para acabar gritando "boom". Los suecos fueron la locura de la noche y el recordatorio de que el rock, como el negro en las cenas de gala, siempre es sinónimo de éxito.

The Hives dejó al público 'calentito', pero ese no decayó con las Ginebras su indie animado, a veces rozando lo 'punkarra', y eso sí, completamente despojado de pudor, tirando de lo serio hasta casi lo humorístico. Venía haciendo falta ya un refuerzo para el físico cuando le tocó el turno a Miss Caffeina, que si le ponías un poco de gin o de ron, dejaban un mensaje subliminal para la mayoría de la multitud de este Granada Sound  a los que estos madrileños, símbolo como otros muchos del indie español de los últimos lustros, hicieron volar como bien dice su gran éxito. 

Y para acabar, Elyella, el que para el que suscribe fue el descubrimiento del curso pasado en el Granada Polar Sound, con su mezcla de estilos y voz sorprendente quien cerró el day one de este festival de verano que, al fin, volvió al verano.

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