Adaptación Una nueva superproducción que bebe de la literatura

La Tierra Media regresa al cine

  • Peter Jackson recupera el mundo de Tolkien con 'El Hobbit', cuyo rodaje comenzará en febrero de 2011 · Serán dos entregas protagonizadas por Martin Freeman

Pese a los diversos escollos económicos que ha atravesado Metro Goldwyn Mayer y a sus tropiezos legales con Peter Jackson, por un lado, y con los herederos de J. R. R. Tolkien, por otro, parece que finalmente echa a andar la versión fílmica de El Hobbit, la primera novela del célebre escritor de El señor de los anillos. Warner Bros comunicó el pasado 15 de octubre que la producción se realizará en dos entregas 3D y el rodaje comenzará en febrero de 2011.

Inicialmente, las películas iban a ser dirigidas por Guillermo del Toro, pero las continuas demoras en el proyecto provocaron que el mexicano se hiciera a un lado el pasado 31 de mayo. Según palabras del director: "A la luz de los retrasos que están teniendo lugar para fijar una fecha de comienzo en la filmación de El Hobbit me enfrento a la decisión más difícil de mi vida, después de casi dos años de vivir, respirar, y diseñar un mundo tan rico como la Tierra Media de Tolkien, debo, con gran pesar, dejar el timón de estas maravillosas películas".

Así pues, el timón lo retomó oficialmente Peter Jackson, que formaba parte del proyecto en calidad de productor, y coguionista junto al propio Del Toro, Fran Walsh y Phillipa Boyens. Como explica Jackson: "Explorar la Tierra Media de Tolkien va mucho más allá de una experiencia cinematográfica normal, es un viaje de inmersión total en un lugar muy especial de imaginación, belleza y drama. Estamos deseosos de regresar a este maravilloso mundo con Gandalf y Bilbo".

Si todo sigue el curso previsto, las películas se estrenarán en diciembre de 2012 y en diciembre de 2013. Y ya se ha confirmado que el actor que interpretará al personaje protagonista, el sin par Bilbo Bolsón, será Martin Freeman conocido, entre otras cosas, por su papel de Tim Canterbury en la serie televisiva The Office.

El 'Hobbit' de Tolkien, y de Peter Jackson

Los hobbits son unos seres de fantasía creados por J. R. R. Tolkien, habitantes de la región imaginaria denominada La Comarca. Miden la mitad que un hombre, no tienen barba, visten de colores brillantes, no usan zapatos y adoran, sobre todas las cosas, la comodidad. Otra característica de los hobbits es que tienen aversión a la aventura y que odian las cosas inesperadas. Pero qué duda cabe que no es esta ausencia de acción lo que ha atraído la atención de Peter Jackson y todo el aparato hollywoodiense. Como todos los lectores saben, El Hobbit es la historia de un hobbit inusual, llamado Bilbo Bolsón, que "tuvo una aventura, y se encontró a sí mismo haciendo y diciendo cosas inesperadas".

Resulta curioso que las 1.500 páginas de El señor de los anillos hayan dado para tres películas -eso sí, muy largas- y que con las apenas 300 páginas de El Hobbit se vayan a realizar dos filmes. Queremos pensar que, de esta manera, el resultado final se acercará más al original, pues es bien sabido que uno de los principales reproches que se hizo a la trilogía fue su tendencia a transformar, cambiar de lugar o, sencillamente, quitar escenas del libro, algunas tan representativas y hermosas como el episodio de Tom Bombadil, incluido en La comunidad del anillo.

Porque cómo gustaría a los fans de Tolkien poder disfrutar en la sala de cine de todas y cada una de las peripecias de Bilbo Bolsón. Comenzando con la luminosa mañana en la que el mago Gandalf llega de improviso a la redonda puerta de la casa del hobbit. Y el divertido diálogo que se sucede entre ambos y en el que, sin quererlo, Bilbo se ve forzado a invitar a té al mago al día siguiente. Y la azarosa y rocambolesca tarde de dicho día en la que Bilbo no sólo ha de servir el té, sino también cerveza, pastelitos de semillas, café, bollos con mantequilla, mermelada de frambuesa, tarta de manzana, pastelillos de carne, queso, etcétera. Y no sólo a Gandalf, sino también a 13 enanos que se cuelan sin pedir permiso en la que creen es la casa de un saqueador, un buscador experto de tesoros. Y qué bien estaría poder escuchar las canciones de la extraña comitiva integrada por todos ellos, Bilbo incluido, que parte en busca de un fabuloso tesoro. Y presenciar el encuentro con los trolls, la estancia en la Última Morada, el tropiezo con el Gran Trasgo, la competición de acertijos entre Bilbo y Gollum... No decimos que las películas de la trilogía no hagan justicia al carácter grandioso de los paisajes y las aventuras de los libros, pero, desde nuestro punto de vista, no aciertan en retratar con minuciosidad y detallismo las extensas descripciones del escritor, que constituyen una de las características más representativas de su estilo.

Hay quien estima que, frente a El señor de los anillos, El Hobbit es una obra menor. No compartimos esa opinión. El Hobbit es la joya que resume un gran tesoro. Y, si tuviese que ser un tesoro concreto, podría ser el mismísimo tesoro de la familia de Thorin, Escudo de Roble, robado por el dragón Smaug, "un gusano muy ambicioso, fuerte y malvado", que, a fin de cuentas, es el que desata toda esta aventura. En dicho tesoro, restalla el Corazón de la Montaña, la Piedra del Arca, una piedra blanca que roza la escamosa y pálida barriga del dragón y que "brilla como la plata al resplandor del fuego, como el agua al sol, como la nieve bajo las estrellas, como la lluvia sobre la luna". Así, si el tesoro fuese la trilogía, la Piedra del Arca sería El Hobbit.

El Hobbit está tan bien escrito como El señor de los anillos, la novelita es un fenomenal ejemplo de la eficaz narrativa de Tolkien y su lectura es trepidante. Las aventuras se suceden ahí con tanto ritmo que una vez iniciada es prácticamente imposible abandonar su lectura. La acción no está tan interrumpida por geografías y genealogías como en El señor de los anillos. Aunque eso sí, tiene un defecto, se acaba mucho antes.

En su interior reina la camaradería, la hospitalidad, el respeto y la lealtad. Y sus personajes viven en comunión con la naturaleza, y nos recuerdan que es posible una forma de vida que no ahogue la fuerza de la tierra. Y hay que subrayar la magia en el libro, la que fabrica el mago Gandalf y esa otra más profunda capaz de transformar el cómodo corazón de un hobbit en un corazón fuerte y valiente. Y, para terminar, Bilbo Bolsón es todo un personaje de esos que ya nunca se olvidan.

Por eso, hay que celebrar que comience el rodaje de El Hobbit, y como habrá que esperar para verlo en la gran pantalla, rescatemos mientras tanto el libro de la estantería y disfrutémoslo con la tecnología siempre poderosa y sorprendente de la imaginación.

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