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Toda la poesía de Houellebecq

  • El controvertido escritor francés concentra en un solo volumen cuatro de sus libros llenos de rimas desesperanzadas y lacerantes que completan su figura literaria

Rilke plasmó en Cartas a un joven poeta, de 1908, algunas de las recomendaciones eternas sobre la creación artística. Y hoy, en el siglo XXI, el polémico narrador y poeta francés Michel Houellebecq considera que la base de todo poeta son las diferentes modalidades del sufrimiento y la desesperanza.

"En el momento en que suscitéis en los demás una mezcla horrorizada de compasión y desprecio, sabréis que vais por el buen camino. Podréis empezar a escribir", dice Houellebecq en la primera página de este volumen con sus cuatro libros de poesía, que acaba de salir a la calle en edición bilingüe, publicada por Anagrama.

Y es que Michael Houellebecq (1958), el díscolo enfant terrible de las letras francesas -aunque ya parte de esa rebeldía se quedara algo mermada a raíz de la concesión y aceptación del prestigioso premio Goncourt por El mapa y el territorio, (todo un éxito de público y crítica)- antes de convertirse en novelista era ya poeta.

Un poeta lacerante, implacable, desgarrado, tragicómico, de grito, provocador, nihilista, incorrecto, como en sus novelas, y que dice que "escribir poemas no es un trabajo, sino una carga". Un autor que utiliza estrofas clásicas, prosa o versos libres, y que es difícil de traducir, como explican Altair Díez y Abel H. Pozuelo, que han vertido al castellano toda su obra. "La rima nos pareció desde el principio una tarea no ya titánica sino prácticamente imposible. Consideramos que en esta versión se ha mantenido tanto el sentido rítmico como cierto afán burlesco, cómico y de autoparodia que estaban implícitos en el manejo de tales recursos por parte del autor", escriben.

El libro reúne Sobrevivir, El sentido de la lucha, La búsqueda de la felicidad, y Renacimiento, unos libros que completan la figura literaria de Houellbecq, quien repite muchas de las claves encerradas en sus novelas, marcadas por todos los temas de la contemporaneidad; del día a día.

La levedad de la vida, lo incorrecto, la sexualidad y también su parte más siniestra, el cuerpo fragmentado como en un cuadro de Bacon, las ideas presupuestas y bendecidas por la autoridad, la idealización de la belleza. Todo ello está aquí removido zarandeado por la mirada aguda y sin tregua del escritor.

"Nunca he logrado aceptar las cantatas de Juan Sebastián Bach/En ellas la repartición entre silencio y sonido es demasiado perfecta/Yo necesito aullidos, un magma corrosivo, una atmósfera de ataque/Capaz de cuartear el silencio de la noche", escribe Houellebecq en El sentido de la lucha.

Una poesía oscura y rabiosa en medio de un siglo XXI en plena crisis, escrita por el que está considerado como "la primera star literaria desde Sartre", según Le Nouvel Observateur. Autor de títulos como Ampliación del campo de batalla, Las partículas elementales, Plataforma, El mundo como supervivencia, Intervenciones o Enemigos públicos, escrita con Bernard-Henri Lévy, Houellebecq también ha recibido números reconocimientos y galardones como el premio Nacional de las Letras, en Francia, o el premio de los lectores o el mejor libro del año según la redacción de la revista literaria Lire por Las partículas elementales.

Premios que le integran en un estatus social y cultural que él se encarga de atizar; de ahí que tenga una legión de seguidores en todo el mundo y otros tantos detractores, también por sus opiniones, en algunos casos consideradas xenófobas o contra el islam, o por haber reconocido que había copiado de wikipedia. El prestigioso crítico español Ignacio Echevarría, cree que Houellebecq hace literatura de "magazine", mientras que para otro irreverente, Francisco Arrabal, el escritor francés es el genio de la literatura de hoy. Un Houellebecq poeta que aulla también contra el capitalismo salvaje, la mentira y la impostura y que concluye: "Me parece muy triste/¿Es necesario acariciar la muerte/Para conocer la vida?/ Todos nosotros tenemos cuerpos/frágiles, insatisfechos".

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