Un hijo del exilio se llevó anoche el V Premio de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca. Fue duro, contundente y atrevido. Profundamente humanista,  el valenciano Tomás Segovia, alguien que vivió el destierro desde su infancia, ha sabido unir lo mejor de todas las culturas que ha atravesado. Fue precisamente por eso, por haber sido “un poeta de las dos orillas” al uno y otro lado del Atlántico, por lo que el jurado del galardón había decidido otogarle el premio, dotado con 50.000 euros y una escultura de bronce del granadino Miguel Moreno. El exilio recibió ayer su recompensa.

En el acto de ayer, celebrado en el Carmen de los Mártires, con la presencia del alcalde de Granada, José Torres Hurtado, del ministro de Asuntos Culturales de México, Jaimen del Arenal, y la consejera de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, Clara Aguilera, además del concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Granada, Juan García Montero, encargado de leer el acta del jurado, Tomás Segovia expresó su sorpresa por el hecho de que los titulares de todos los periódicos, desde que uno de los miembros del jurado, el poeta Francisco Brines, hiciera alusión a ello, lo hayan definido como “el poeta de las dos orillas”. “Yo soy mar y navegante al mismo tiempo. No soy un hombre de orillas, sino de navegaciones”.

El poeta recordó la extraña coincidencia de que el primer texto que escribió en su vida con intenciones literarias, a los 15 años, fue una redacción sobre Federico García Lorca, en la que imaginaba cómo sería el pueblo de su infancia.

Segovia resaltó el simbolismo de Lorca en el exilio. “El nombre de Lorca”, señaló, “resumía toda nuestra tragedia y todo nuestro orgullo”. “El camino que él representaba, y que fue sepultado, era el buen camino”.

El discurso del poeta no tenía nada de protocolario y sí mucho de humanismo y reivindicación del derecho del ser humano. “Una orilla”, dijo en alusión a la metáfora que tanto se ha empleado con él, “no es frontera, sino puerta”. “Para mí, poeta de las dos origillas significa que ninguna es más que otra, que todas son iguales”.

El poeta y escritor no pudo ocultar su sensibilidad ante la realidad que vive el ser humano de hoy y mostró cierto pesismismo. “Me atrevo a desbarrar un poco”, dijo, “y alertar sobre la derechización del futuro”.

“En un tiempo fui acusado de nostálgico por la izquierda doctrinaria, y ahora le toca el turno a la derecha doctrinaria”. “Yo, de lo que realmente tengo nostalgia es del futuro”.

“A mí me tocó en plena madurez escuchar la fórmula de que ‘el hombre ha muerto’. Y es cierto que en el nombre del hombre se han cometido muchos crímenes y muchas atrocidades. Ahora la muerte del hombre no se constata, se decreta. Me asombra que tantos de mis contemporáneos no se den cuenta de que estamos aceptando un futuro sin hombre”.

“El lugar de Dios fue ocupado por el hombre y el lugar del hombre ahora lo ocupará el vacío. Si ya no tenemos un Dios a quien dar cuentas, y si no hay hombre a quien dar cuentas” se abrirá un periodo de “mentiras, masacres o violación del derecho internacional”, advirtió con pesimismo.

Al discurso de Segovia respondió con otro más optimista el alcalde de Granada, José Torres Hurtado quien, tras reclamar para la ciudad la declaración de capital de la poesía, dijo:“Conceder la V edición del Premio Lorca a poeta Tomás Segovia es un acto de absoluta justicia y quiero felicitarlo en nombre de Granada, ciudad que, desde hoy, es también suya, quedando incorporada como una nuev orilla de su vida”.

“La grandeza del premio reside en la generosidad de quien lo otorga como en la generosidad de quien lo recibe, y el propio Segovia, que a sus 81 años mantiene un blog en internet para estar en contacto con sus lectores, declaró al conocer el premio: “El amor siempre es inmerecido y por eso es tan valioso”.