La Venus literalmente maltratada
Éste es el sentimiento de Iñaki P. Ramos San Antón. El alcalde de Monachil, J. Luis Samos Dueñas, le encargó realizar una obra escultórica para homenajear a la mujer maltratada. Tras meses de trabajo, donde Iñaki P. puso esfuerzo de trabajador y talento de artista, nació la escultura: una mujer en la cima de una escalinata con un libro entre sus manos. "Quería representar la evolución de la mujer, el progreso y su ascensión en la sociedad" aclara el creador.
El escultor cuidó minuciosamente todos los detalles de la obra. Su forma y su contenido. La mujer esculpida es "como las Venus prehistóricas; no es la mujer maltratada, es la mujer culta, luchadora". No cabe duda que Ramos condena la violencia machista. "El que destruye lo hace por el simple hecho de sentirse superior. El cobarde e infeliz mata, el valiente y feliz es el que ama…" Entonces, mientras elaboraba su particular Venus, Ramos San Antón no podía imaginar que su canto a la igualdad entre géneros desencadenaría en una desigualdad entre artista y el Ayuntamiento de Monachil más concretamente la Concejalía de la Mujer, quien, tras concurso, ofertó la realización de la obra a Iñaki P. Y es que el producto que creó el escultor difiere enormemente con la instalación y tratamiento posterior.
Podría decirse que desde el Ayuntamiento han hecho su propia obra de la ya terminada obra de Iñaki P. Ramos San Antón y como dictan los cánones de la creación no hay artista que conciba la manipulación ajena de su propio trabajo tras horas de elaborar una idea, madurarla y materializarla.
La sorpresa fue mayúscula cuando el pasado 5 de diciembre, tras la inaguración de la escultura, el autor encontró su obra de homenaje a la mujer literalmente maltratada. Le añadieron una base de granito quitando la original de mármol macael, material utilizado para toda la obra. Sobre el suelo, al lado de la escultura, colocaron una jaula en la que a priori intentaron meter dentro a la escultura; discriminando el marco que diseñó Ramos San Antón y la corona de flores que introdujo en su interior y acompañando a la protagonista, otro nuevo motivo: una cita de Virginia Wolf sobre una plancha. No contentos clavaron una placa en la misma escultura. "Parece más importante la placa y quien la ha inaugurado que la obra en sí", exalta el artista defendiendo su trabajo para el cual pide respeto. Y concluye: "El resultado es una mezcolanza que no respeta la creación del autor, siento que me han violado."
De todos los destrozos, el que más le ha ofendido al joven artista es la perforación de su escultura para colocar la placa sin previo aviso y sin su consentimiento. Él mismo incluso fabricó, con meses de antelación, una acorde a la obra. Para Iñaki P. era impensable todo lo que ha pasado con su trabajo. Una obra que hizo desde el compromiso por luchar contra el maltrato hacia las mujeres y que ha desencadenado en el maltrato al arte y al artista.
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