Walcott: "La poesía es la conciencia de los pueblos"
El Nobel, una de las grandes voces de la literatura caribeña, habló ayer de la poesía como experiencia de vida
Por sus venas corre sangre caribeña y británica; por su cabeza, sólo versos. Versos y más versos. "No tengo miedo de que la poesía pueda morir, es tan natural como respirar o cantar, aunque no se puede predecir o profetizar sobre la dirección que tomará. Eso creo que es lo bonito de la poesía, que siempre seguirán apareciendo nuevos poetas con nuevos poemas. Me da miedo y me preocupa que la poesía pueda llegar a ser responsable de algo. La poesía es la conciencia de los pueblos; de hecho, en las revoluciones los primeros que son eliminados siempre son los poetas", aseguró ayer con rotundidad el Premio Nobel de Literatura Dereck Walcott, uno de los invitados de honor del Festival Internacional de Poesía de Granada.
Considerado como la voz más importante de la literatura caribeña actual, Walcott mantiene la humildad de quien disfruta del saber de los otros. Así, afirmó convencido que una de las mejores cosas que le ha dado el Premio Nobel que obtuvo en 1992 ha sido la de "hacer muchos amigos alrededor del mundo". "El Nobel es un acontecimiento muy importante independientemente de quien seas. A mí, personalmente, me ha permitido participar en festivales como éste de Granada, que sirven de punto de encuentro entre escritores y que, aunque tal vez no tenga resultados visibles inmediatos, sí que favorece la creación de una comunidad de poetas", sostuvo Walcott, que nombró a Octavio Paz, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes como algunos de esos amigos que le han reportado un "beneficio increíble".
Precisamente, a buena parte de esos escritores hispanoamericanos Dereck Walcott les atribuye una especial "calidez y amistad" hasta en su forma de crear. "Ellos hacen una alegría del hecho de escribir, y eso es lo que queda en su poesía y en su prosa. Tal vez me equivoque y sea un cliché o algo que forme parte de la propia naturaleza del idioma, pero siento que al escritor latinoamericano le gusta agradar al lector. La lengua española tiene alegría en sí misma, la gente no puede hablar sin mover las manos y el cuerpo, es muy expresiva. Yo no soy español, por eso me temo que resulto tan aburrido", bromeó el premio Nobel.
Nacido en Santa Lucía, descendiente de esclavos negros e hijo de un pintor británico blanco, Walcott consigue aunar en su obra buena parte de las culturas que confluyen en su propio ser. Así, su herencia y su vida de huidizo comprometido quedan latentes en poemarios como Otra vida, El reino de la manzana estrellada, El viajero afortunado u Omeros.
Y con la perspectiva de situarse en la cuna de Federico García Lorca, ¿cuánto ha llegado del poeta a las islas del Caribe? "Una vez que vienes a España la presencia de Lorca es inmediata. En Trinidad y Tobago -donde reside a caballo con Estados Unidos- es distinto. Allí la influencia de él siempre ha sido muy fuerte, pero sobre todo en la faceta musical, que la conozco profundamente. Lorca está muy presente en mi vida", concluyó.
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