Yinan Diao se lleva el Oso de Oro a China con 'Black Coal, Thin Ice'

Agencias Berlín

16 de febrero 2014 - 05:00

El cine asiático arrasó en la Berlinale al ganar el Oso de Oro con la película china Bai Ri Yan Huo (Black Coal, Thin Ice), dirigida por Yinan Diao, y acaparar los Osos de Plata a las mejores interpretaciones masculina y femenina, además del correspondiente a la mejor contribución artística.

La Plata a la mejor actriz fue para la japonesa Haru Kuroki, por su papel de sumisa y romántica muchacha de servicio en una historia de amor y guerra, Chiisai Ouchi, dirigida por Yoji Yamada. Y el correspondiente al mejor actor recayó en Liao Fan, protagonista del filme ganador del Oro, una historia de matones profusa en sangre e imaginativos asesinatos.

Asimismo se fue a China el Oso de Plata a la mejor contribución artística, que recayó en Tui Na (Blind Massage), de Ye Lou, centrada en un casa de masajes cuyos empleados y dueños son invidentes.

El jurado, presidido por el productor y guionista estadounidense James Schamus, sorprendió con estas decisiones, así como en la relativa al Premio Especial del Jurado, que fue para la parodia The Grand Budapest Hotel de Wes Anderson, que no se encontraba entre los favoritos.

La película preferida por la crítica y el público, Boyhood, del estadounidense Richard Linklater y rodada a lo largo de 12 años, obtuvo el Oso de Plata a la mejor dirección. Se trata, en palabras del realizador, de un "timelapse de la naturaleza humana" formado por unos cortometrajes que se han ido realizando en torno a la figura de Mason, un niño en su crecimiento desde los seis hasta los 18 años.

"Es difícil creer que este sueño se haya hecho realidad", dijo Yinan al recoger el galardón, visiblemente conmovido. "Berlín, te quiero, buenas noches", añadió.

En esta película, el policía Zhang Zili abandona el cuerpo tras la traumática muerte de tres de sus compañeros durante la investigación de un asesinato que finalmente quedó sin resolver. Cinco años después, el asesino vuelve a la carga y Zhang, convertido ahora en un guardia de seguridad con debilidad por la bebida, vuelve a intentar su captura.

El cine latinoamericano, otra de las cinematografías especialmente presentes en esta Berlinale junto a la asiática, fue premiado a través de Güeros, del mexicano Alonso Ruizpalacios, que no estaba en la sección a competición sino en Panorama, y obtuvo el premio a la mejor ópera prima.

Filmada en blanco y negro, cámara al hombro, con formato de road movie y sobre el trasfondo de las protestas universitarias de 1999 por el derecho a la educación, la cinta de Ruizpalacios se ganó el aprecio de la Berlinale por encima de las obras de debutantes en competición.

Por parte del cine anfitrión, con cuatro películas en la sección oficial, Kreuzweg, dirigida por Dietrich Brügemann y centrada en el calvario de una muchacha sometida a los dogmas del fundamentalismo católico de la Hermandad de Pío XII, ganó el Oso de Plata al mejor guión.

Por otra parte, el maestro francés de la Nouvelle Vague Alain Resnais fue distinguido con el premio Alfred Bauer -que galardona las películas que abren nuevas perspectivas en el séptimo arte- por Aimer, boire et chanter. Resnais, de 91 años, vuelve a adaptar en esta cinta una obra del dramaturgo británico Alan Ayckbourn, y lo hace a modo de teatro filmado.

A la gala de los premios otorgados ayer seguirá hoy una jornada adicional denominada Día del Espectador, sin pases de prensa ni estrellas. Se trata de una costumbre de este festival, considerado el más popular del mundo entre los de la categoría máxima internacional y con el que se remarcan las diferencias respecto a su directo rival europeo, el de Cannes.

A lo largo de los diez días de la Berlinale se vendieron al público un total de 330.000 entradas -en las secciones oficial o de exhibición, retrospectivas, etc.-, cómputo que supone un récord en este festival que ha llegado este año a su 64ª edición.

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