Yoko Ono se asoma al 'jardín japonés' del Palacio de Carlos V

La cripta del Palacio de Carlos V acoge una muestra que se adentra en la intimidad de la cultura nipona con obras de Yoko Ono, Richard Serra, Toyohara Chikanobu o Víctor Grippo

Yoko Ono se asoma al 'jardín japonés' del Palacio de Carlos V
Yoko Ono se asoma al 'jardín japonés' del Palacio de Carlos V
G. Cappa Granada

20 de septiembre 2014 - 05:00

Un Buda obeso y feliz está repantingado en una esquina ante un televisor. Algunos ironizan con que está viendo Sálvame, lo que podría ser posible dentro del diálogo entre Oriente y Occidente que propone la exposición Variaciones sobre un jardín japonés, que ayer se inauguró en la Cripta del Palacio de Carlos V. Candle-light TV, del artista Nam June Paik y que es propiedad del Helge Achenbach de Düsseldorf, contrasta con una de las obras más minimalistas que se han visto en la ciudad en muchos años. De hecho, hay que fijar la vista porque se trata de un minúsculo cubo situado en el suelo de una habitación, una creación de Cildo Meireles titulada Cruzeiro do Sul, que se exhibe frente a una serie de John Cage de lápices sobre papel japonés hecho a mano con unos trazos apenas perceptibles que contrasta con el vivo rojo y negro del óleo Gratatge vermell de Antoni Tàpies.

La muestra, coproducida por el Patronato de la Alhambra y el Generalife y la Casa Encendida de Madrid, donde estuvo expuesta hace unos meses, propone un recorrido a través de diferentes autores y distintas épocas a partir de la teoría del 'eterno moderno' del paisajista y teórico japonés Mirei Shigemori (1876-1975).

Variaciones sobre un jardín japonés recoge casi un centenar de piezas, entre fotografías, esculturas y obras de arte originales, entre las que se encuentran autores como Toyohara Chikanobu, Lucio Fontana, Yves Klein, Richard Serra, Cildo Meireles, James Lee Byars, Nam June Paik, Yukio Nakagawa, David Hammons, Mirei Shigemori, John Cage, Antoni Tàpies, Juan Hidalgo, Víctor Grippo, Àngels Ribé, Walter de Maria o Chiho Aoshima. También una videocreación de la mismísima Yoko Ono, la artista japonesa viuda de John Lennon que ejemplarizó como nadie la fusión entre culturas con la famosa performance en la que se encamó con su marido ante una nube de periodistas. El video de Yoko Ono es una reflexión sobre la violencia de las relaciones humanas creada en 1965 y que guarda el Carnegie Recital Hall de Nueva York, una de las instituciones que han prestado obras para esta exposición además del Museo Reina Sofía, la galería Juana de Aizpuru, Gallery Koyanai, Nakagawa Yukio Office, Michael Warner Gallery o el Museo de Arte Moderno de Liubljana. También participa el Museo del Prado, que ha cedido para el jardín japonés que estos días crece en la Alhambra la obra Panorama del lago Shinobazu desde el templo Kiyomizu, en Ueno (1894), obra del artista Toyohara Chikanobu que es la primera con la que se encuentra el visitante tras bajar las escaleras que llevan a la Cripta del Palacio de Carlos V.

Para María del Mar Villafranca, directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, Variaciones sobre el jardín japonés "amplía el conocimiento de la Alhambra en su esencia más intimista". En su opinión, las creaciones sobre papel que se exponen son muestra de la influencia del jardín japonés como una forma de pensamiento y estética de la contemporaneidad. "Es un concepto que confluye en el espacio intercultural del Conjunto Monumental de la Alhambra y el Generalife", explicó ayer Villafranca en la presentación de una muestra que se estuvo gestando hasta última hora. De hecho, recoge obras creadas hace más de cien años y otras que tienen apenas unas horas ' de vida', caso del imponente grafiti con el que se cierra la muestra y que se estuvo dibujando hasta última hora del pasado jueves.

La comisaria de la muestra, Alicia Chillida, resaltó por su parte que se ha entregado en "cuerpo y alma" a Variaciones sobre el jardín japonés. "El proyecto tiene su origen en la contemplación del jardín Zen de Ryoan-ji, Kyoto y adopta el término de 'variaciones' por su estructura musical al proponer un diálogo entre artistas que invoca tiempos y espacios distintos de Oriente a Occidente, desde el siglo XIX hasta nuestros días", sintetizó historiadora del Arte.

Para Alicia Chillida, el proyecto intenta "secundar y corresponder" al gesto de aunar voces de Oriente y Occidente, partiendo de la cualidad espacio-temporal del jardín japonés. Estas dicotomías entre micro y macro, intimidad-naturaleza, lenguaje o contemplación, música y silencio, belleza-violencia, primitivismo-refinamiento y temas como lo efímero, lo analógico o lo inabarcable surgen a partir de este diálogo provocado por la confrontación de la diversidad de una selección de obra que abarca desde el siglo XIX hasta la actualidad, desde la estampa japonesa/ukiyo-e, hasta recientes creaciones de manga/otaku. Un jardín japonés se instala estos días en la Alhambra con especies que, lejos de ser invasoras, encuentran una simbiosis perfecta con el jardín nazarí.

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