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Zaidín Rock luce sus galones en la nueva ubicación

  • Mago de Oz brilló con especial luz durante la primera jornada del festival, que se desarrolló con tranquilidad

Con solo veinte años, allá por el 2000, y saliendo de la efervescencia propia de la postadolescencia, el Zaidín Rock celebraba su boda gitana de tres días en la misma ubicación en la que ayer en unas 15.000 personas se dieron cita.

Hace diecisiete años en este espacio, entre el Palacio de Deportes y el estadio de Los Cármenes, los granadinos cantaban eso de Tu voz no es más negra/ porque la noche no quiere/ tus labios violetas/ son los que me alimentan y me mantienen/, de la canción Negrilla del disco La familia pollo con el que Kiko Veneno puso a bailar al público de Zaidín Rock, además por supuesto de hacer que se echaran el cantecito de rigor.

Esta edición del festival cuenta con salidas de emergencia en los cuatro lados del recinto

Ese año también estuvieron allí M-Clan, Melón Diesel y La ambulancia irlandesa, que repetirán mañana sobre el escenario de este vecino del Zaidín que cuenta ya con 37 años de experiencia en su espalda vestida cómo no, con una chupa de cuero old style.

Tras años de itinerancia obligada y entre alabanzas y reproches a partes desiguales, (como los buenos rockeros) el festival más antiguo de España y de Europa entre los gratuitos llegó ayer con un cartel en el que brillaban con una luz especial -ese fulgor que solo pueden dar décadas de golpes de guitarra y giros de melena- los Mägo de Oz, esos metaleros hechos de eternidad. Su concierto fue el penúltimo de la primera noche del festival y se presentó como un preludio de su 30º aniversario.

El postre vino de mano del grupo granadino que desprende buen rollo a raudales, Los vecinos del callejón, con nuevo disco bajo el brazo titulado Ya era hora. Dos grupos, también con etiqueta de la casa, fueron los que abrieron boca en esta 37º edición. Humor Vítreo inauguró la noche con su sonido de metal alternativo prácticamente melódico aunque con algún que otro gutural de influencias de Deftones y otros grupos de rock y metal de los años 90. Svuko, los siguientes en pisar suelo zaidinero, volvieron a satisfacer al público con su buen hacer y un nivel técnico nada desdeñable aportado por la experiencia acumulada de sus músicos.

En cuanto a la localización, como bien avisó Paco Burgos, uno de los organizadores, sí que es este año algo angosta. El espacio entre la entrada al Palacio de Deportes y los Cármenes fue el nido que ayer acogió a los feligreses del rock granadino. Ellos que un año más empezaron a llegar por goteo cuando las agujas rozaban las 23 horas. Si bien es cierto que los asiduos saben las normas de su festival y una de ellas es que los conciertos siempre empiezan con retraso, en el caso de la pasada jornada con más de una hora.

La seguridad fue rigurosa y los accesos estuvieron controlados por agentes de seguridad privada que efectuaron los cacheos de rigor antes de entrar al recinto. Esta edición contó con salidas de emergencia en los cuatro lados del recinto, dos de ellas que acceden al campo de fútbol y otras dos en la zonas norte y sur.

El Zaidín Rock suma y sigue y las canas no le pesan, sino que embellecen su figura. Aquel festival con vocación de manager de jóvenes bandas ha servido de escaparate para debutantes que hacían callo actuando en sus escenarios. A muchos de ellos como 091 los convirtió en héroes locales antes de que dieran el gran salto al resto de España. El Zaidín además sirvió de cantera a grupos de la tierra como Los Planetas y Lori Meyers, que rasgaron sus cuerdas en sus comienzos dentro del recinto del histórico festival, fuera cual fuese.

Pese a los sempiternos problemas que acarrea el festival desde su fundación y las disputas entre asociaciones vecinales a favor y en contra de su celebración, este primer día de su 37 aniversario no defraudó a sus enamorados. Sea como fuere, este superviviente parece que seguirá marcando la agenda de septiembre de nuestra ciudad y movilizando a varias generaciones en su fin de semana grande.

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