Pablo Lara, coguionista de 'El Ministerio del Tiempo'

“Ya no estamos acostumbrados a consumir una historia en un sólo medio”

  • Detrás de los guiones de una de las series de referencia en España está Pablo Lara, pero también detrás del cómic y sobre otros productos de las nuevas narrativas transmedia

“Ya no estamos acostumbrados a consumir una historia en un sólo medio”

“Ya no estamos acostumbrados a consumir una historia en un sólo medio”

Pablo Lara es coguionista de una de las series españolas del momento: El Ministerio del Tiempo. Experto en narrativa para redes sociales, está especializado en crear contenido para audiencias jóvenes. Precisamente, esas con las que ayer se encontró como ponente en el seminario Narrativas Lúdico-Transmediales desde dentro: ¿cómo?, ¿por qué? y ¿para qué?, que se enmarca en el proyecto de investigación Nar-Trans2 de la UGR.

–Forma parte del departamento digital de Globomedia (The Mediapro studio) como creativo. ¿Cómo se plantea ahora el trabajo de un guionista y productor transmedia?

–En el caso de El Ministerio del Tiempo queda muy claro que las formas de consumir están cambiando y están evolucionando. En nuestra mano, como creadores de contenido, está adaptarse a esos nuevos hábitos de consumo. Al final, más que ver una serie, queda esa sensación de estar jugando con ella, que está en tu día a día a través de otro tipo de productos como un cómic, una radionovela o un juego. Con ellos el espectador está consiguiendo unos premios por seguir a unos personajes.

–El universo de los personajes se agranda ahora para un guionista a otras ficciones, pero también habrá más competencia.

–Es una aportación interesante porque la tele está evolucionando y somos conscientes que hay millones de contenidos al alcance de nuestra mano. Nuestro trabajo es destacar y captar la atención del espectador en un mundo en el que tenemos muy poco tiempo, en la gente está muy dispersa y en el que hay millones de contenidos. La única forma de hacerlo es aportando un valor que se queda a lo largo de los años aunque la serie no esté en emisión. Aunque tengo la sensación de que la pandemia del COVID nos ha cambiado, nos ha advertido que vivimos en un mundo demasiado rápido.

–En ese sentido, algunos guionistas considera que tardará en hablarse del tema, ¿cree que habrá ficción sobre la pandemia?

–Tiene que haber ficción porque al final esta refleja lo que somos y esta pandemia que estamos viviendo supone un antes y un después como sociedad. Yo ahora estoy trabajando en una cosa que toca tangencialmente el COVID y en la que se destaca la importancia de esa gente que ha estado en primera línea. Se tiene que contar y se debe contar, aunque quizás no tenemos aún la perspectiva adecuada para abordarlo.

–Algo tan dramático como el 11-S al final no provocó el aluvión de ficción que se podía prever.

–No ha habido mucha, pero sí alguna. Lo que sucede es lo que el ser humano, cuando ocurren este tipo de catástrofes, necesita distancia para reflexionar y contar. También tiene que ver que el país donde ocurrió no está nada orgulloso de lo que ha pasado y que quiere echar una capa de tierra encima sobre todos sus desperfectos políticos. Y también, sobre todo lo que sucedió luego con la Guerra de Irak. Al final depende de si el país en el que ocurrió quiere ser más o menos transparante.

"La pandemia se tiene que contar y se debe contar, aunque quizás no tenemos aún la perspectiva adecuada”

–En España tenemos antecedentes de personajes de ficción, como Alatriste, que crearon un club de fan que saltó de la novela, al cómic, el cine...

–Sí, ese tipo de narraciones va de la mano de como hemos evolucionado como consumidores. Ya no estamos acostumbrados a consumir una historia en un solo medio: si los personajes de una serie nos gustan queremos ver una película sobre ellos o leer una novela. Antiguamente todo estaba muy compartimentado y ahora todo está muy junto. Stars Wars fue uno de los primeros ejemplos y más claros del paso de una película al cómic... La narrativa transmedia no deja de ser un resultado de nuestra evolución como consumidores de ficción. Yo, que estoy desde dentro, lo veo así y a veces la palabra transmedia me rechina porque la escucho demasiado y no deja de ser una cosa natural.

–Desde el punto de vista del marketing, ¿al menos unos de los pioneros del uso de internet para conseguir espectadores fueron los creadores de El proyecto de la bruja de Blair?

–Ese proyecto es muy interesante porque fue un fenómeno viral antes de las redes sociales o cuando estaban empezando. Se apoyó en una forma de hacer marketing y comunicar la película que rompía esquemas y que influyó en la sensación del espectador, que se preguntaba si lo que veía era verdad.

"La narrativa transmedia no deja de ser el resultado de nuestra evolución como consumidores de ficción”

–Fue lo mismo que Holocausto caníbal pero con el trasfondo de esa realidad ficticia que se supuestamente se documentaba circulando por interntet. ¿La ficción del film empezaba antes del visionado de la película?

–Sí, se creó una leyenda. Eso es muy interesante y de ese proyecto hay mucho que aprender hasta hoy en día, sobre todo para pensar en hacer las cosas de una manera diferente. Cuando yo era pequeño se hablaba de la película como una cosa terrorífica. Recuerdo escuchar frases del tipo: “La gente se sale del cine...”. Luego con el tiempo la vi y no era para tanto. Pero se jugó mucho entre lo que real y la ficción.

–Y todo ese universo de podcast, realidad virtual, cómic o novelas que se crean en torno a una serie como El Ministerio del Tiempo, ¿da dinero en sí mismo o los productores lo desarrollan sólo para atraer espectadores?

–Es una buen pregunta. Bueno, llevamos cuatro temporadas en antena, así que algo tendrá que ver. Pero imagínate que en España, la venta media de cómic es de unas 200 o 300 unidades. Nosotros del primero hicimos alrededor de 28.000 y del segundo unos 20.000. Nadie se va a hacer rico con esto pero ayuda a sostener la serie y ese fan que hay alrededor. Otro ejemplo: cuando empezamos la cuarta temporada la cuenta de Instagram de El Ministerio del Tiempo tenía 27.000 seguidores. Y actualmente, después de dos meses, más de 60.000. Ha explotado mucho la curiosidad por la serie. Al final tener estos productos hace que aumente el fenómeno de fans y que el producto tenga una vida más larga.

–¿Ahora el espectador medio ve la tele con el móvil en la mano?

–Es complicado. Yo como espectador no siempre tengo el teléfono en la mano pero siempre lo uso en mi día a día. Más allá de la ficción de la propia serie, El Ministerio del Tiempo tiene ese aporte de contenidos de historia, de datos... y a la gente que lo ve siguiendo Twitter le puede llegar más. También jugamos con el humor. El Ministerio del tiempo es como un híbrido: no es un reality pero juega mucho con bromas y se crea un entorno para comentar la serie con la gente que lo está viendo. Eso crea una comunidad de seguidores, aunque no necesariamente se tenga que ver la serie con el móvil.

–¿Comentar la televisión en Twitter en directo es una forma de integrarse en una comunidad de espectadores?

–Al final esa es la sensación, sobre todo en los programas políticos o más de debate: que el móvil une a la gente. Te metes dentro de ese debate, que lo estás viendo tu desde tus propias ideas.

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