La Historia también se puede contar a través de los pequeños objetos que han pasado por las manos de las distintas generaciones. La exposición Agua, azucarillos y aguardiente, que se inaugura hoy en el Aljibe del Rey, es el "pretexto" para mostrar a través de anécdotas y hechos curiosos algunos de los modos de vida del hombre, según explica el comisario de la muestra, Rafael Gómez Benito.

En sus distintos apartados, la exposición recorre, entre otros aspectos, la figura del aguador desde la época romana hasta su extinción. Así, se pueden ver algunos de los utensilios que empleaban estos hombres que se dedicaban a transportar y repartir el agua entre los ciudadanos y contemplar las transformaciones que sufrieron en las distintas épocas.

Agua, azucarillos y aguardiente reúne varias piezas procedentes del Museo Arqueológico de Granada y que se exponen por primera vez al público, como una ampolla de peregrino visigoda, una benditera, una calabaza disecada, un bidón de agua de Lourdes, una cantimplora de tierra de sigilata hispánica, jarritos del Hospital Real del siglo XVI -una de los primeras fases de la cerámica granadina-, azucareros de cerámica granadina, objetos de vidrio de Castril y La Granja; todos ellos recipientes que dan muestra de los cambios de materiales de los recipientes para albergar agua, e incluso una colección particular de una familia de Rute con etiquetas de botellas de aguardiente desde el año 39 hasta la actualidad.

La muestra concluye con una selección de fotografías a modo de "pinceladas de la relación del agua, los azucarillos y el aguardiente con la literatura y el arte", según apunta el comisario de la muestra. Referencias al aguador de El lazarillo de Tormes y al de uno de los cuentos más famosos de Washington Irving se convierten en el eje central de la exposición, que concluye con una curiosa fotografía en la que se puede ver a Federico García Lorca junto al pintor Manuel Ángeles Ortiz en el quiosco situado en el pozo de la Plaza de los Aljibes de la Alhambra, uno de los lugares más famosos en los que se podía beber agua, azucarillos y aguardiente y al que solían acudir muchos de los tertulianos del Polinario.