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Los aires frescos del Arte más inmediato

  • Estas nuevas hornadas de artistas no presentan tanto descarado adocenamiento como existe y como se nos hace ver por salas y galerías

La programación de un importante espacio expositivo debe pasar siempre por una apuesta absoluta por el Arte de los más jóvenes. Si así no fuera, se produciría un hueco grande por donde entrarían los aires viciados de lo que no es la auténtica rigurosidad ni los justos postulados de las cosas bien hechas. A lo largo de sus años de existencia, el Palacio de los Condes de Gabia ha contado entre sus acertadísimos planteamientos programáticos el dar cabida a la creación nueva, aquella realizada por los artistas que tenían mucho que decir y que, ya desde sus primeros años, hacían vislumbrar horizontes comprometidos. Los grandes creadores plásticos granadinos que hoy ocupan lugares de primerísima categoría tuvieron, cuando empezaban sus esclarecedoras carreras, un espacio en la juiciosa programación que se realizaba para la vieja casona de la Plaza de los Girones; también encontraron su lugar los prometedores jóvenes de otros sitios que ofertaban expectantes propuestas.

El programa expositivo que, ahora, se nos plantea desde la institución dependiente de la Diputación Provincial de Granada sigue teniendo la vista puesta en los autores jóvenes, esas nuevas hornadas de artistas con maneras que, por lo menos, no presentan tanto descarado adocenamiento como existe y como se nos hace ver por salas y galerías con pocas luces y miradas escleróticas.

Uno de los episodios habituales en el catálogo expositivo del Palacio de los Condes de Gabia es la muestra con los artistas más destacados en cada promoción de la Facultad de Bellas Artes granadina. Mucho y muy bueno ha salido de las aulas de lo que antes fue el Manicomio de Granada, artistas de verdadera categoría se han formado en sus recintos, páginas apasionantes del mejor Arte Contemporáneo se comenzaron a escribir en sus estancias. De aquellos artistas y de sus contundentes voces se hicieron eco estas salas. Ahora se presentan los artistas de la última promoción; para su exposición se ha escogido un singular título que tiene mucho que ver con esa idea tan extendida en los no informados que sólo consideran digno de llamarse Arte todo lo que sus simples ojos atisban, condenando lo demás a una injusta inexistencia. La muestra, Que no se entienda no significa que no exista, nos ofrece muchos matices dignos de ser tenidos en cuenta. En primer lugar, la misma nos hace seguir confiando en la Facultad de Bellas Artes de Granada, en muchos de sus motivadores profesores y en la aplastante realidad de los jóvenes creadores que en ella han encontrado unas importantes sendas por las que seguir caminando. Pensamos, en este sentido, que continúa siendo una factoría donde se acomodan y se potencian las inquietudes de los que tienen mucho que decir y no esa fábrica de futuros profesores de instituto a la búsqueda de una plaza docente garante de un bienestar sólo material, que tanto se da en otras instituciones universitarias de este tipo. Hay que decir, asimismo, que la muestra es toda una gran proposición de muy buen Arte actual, entendiéndose por ello, ese gran abanico de registros creativos que posibilita la concepción artística moderna. En la misma nos encontramos todo tipo de formulaciones, desde la pintura y la escultura de configuración tradicional hasta los más inquietantes estamentos espaciales y conceptuales de la instalación, todo ello pasando por los diversos esquemas de la fotografía -una fotografía seria, rigurosa y comprometida, ajena a esa advenediza de los que poco tienen que decir- y todos aquellos elementos constitutivos de una producción artística fresca, valiente, arriesgada y con muchas situaciones para desentrañar una creación que sólo exige miradas claras y abiertas a las mejores predisposiciones. Porque el Arte, desde el principio de los tiempos, además de otras cosas, está realizado para provocar inquietud, expectación y, también -¿por qué no?- para provocar. Cuando esto ocurre el ejercicio artístico jamás puede dejar indiferente. Lo que se presenta en el Palacio de los Condes de Gabia podrá gustar, podrá -casi seguro- no gustar; pero, con toda seguridad, la mayor parte de las obras, con la mirada adecuada y el alma sin prejuicios, siempre nos dejará con el sabor de lo realizado de verdad.

Para terminar, creo que los nombres de los artistas de esta promoción merecen el mínimo homenaje de ser reseñados: Pilar Aguilera, Miguel Alén de Luna, Laura Apolonio, Estefanía Begines, Fernando A. Calderón, Daniel Cepas, Ana Belén Cruz, Jessica Cuerdo, María Diéguez, Paula Fenollar, Alicia Fernández Sánchez, la publicación de El Rapto, espacio taller -Ana Mushell, Carlos Hebles, Fabio Ramírez, Jess García, Jéssica Cuerdo, Maik, P. Crespo, Sastrerock y Varoroo- Víctor Gallego, María José Garví, José Goz, Raquel Guillén, Iván Jiménez, Manuel Jurado, David Kims, María Martínrez, Irene Martínez, Fabio Ramírez, Paloma Recio, Marina Rodas, Norberto Rodríguez, Iván Sierra, Cristina Soler y José A. Soriano. Algunos de ellos ocuparán, no muy tarde, sitios de privilegio en el discurrir del Arte.

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