Alberto Martínez Marzal publica una novela sobre la apariencia de normalidad en el año 1975

Alberto Martínez Marzal es un escritor nacido en Lanaja que abandonó los estudios de Medicina para dedicarse a la escritura a jornada completa. Durante su carrera ha escrito poesía, colaborando en revistas literarias y tratado con escritores como Luis Rosales o Idefonso Manuel Gil, además de colaborar con la editorial Santillana. También ha escrito novelas como Me queda tu voz y su más reciente El vuelo de los estorninos, publicada por una editorial granadina.

Argumento

Esta reciente novela surgió como una "imagen, más que una idea", explica Martínez. La obra tiene una división de tres capítulos que "abarcan unos pocos meses, en medio de los cuales, Martín, describe su particular experiencia ante la muerte del dictador y su día a día con sus compañeros de pensión mientras asiste a clases de anatomía". En cuanto a la elección de la división, el autor la decidió "pensando más en el posible lector, que en el relato en sí".

Sobre el título de la obra, el escritor afirma que tiene que ver con una "imagen, la del grupo de estorninos que atravesaban continuamente la ciudad con sus increíbles piruetas y que Martín contemplaba extasiado, al relacionarlo con antiguas creencias que asociaban a buenos o malos presagios".

Martínez, a través de su novela, quería plasmar la "apariencia de normalidad que se respiraba en septiembre del 1975, donde la gente trabajaba, viajaba y se enamoraba como siempre" tras la muerte del dictador. Para ello, el autor recurrió tanto a su "propia experiencia, como a la ajena" y optó por el "uso de la primera persona" durante toda su obra.

Uno de los episodios más impactantes tienen relación con la muerte de Franco, que conlleva la muerte de una anciana a su paso. Para el autor, esta muerte representa en "gran medida" el fin de una mentalidad.

El libro refleja pequeños gestos de la vida diaria que denotan autocensura o temor. El autor afirma que "sin ninguna duda" la sociedad interiorizó la represión hasta convertirla en costumbre. Martínez explica que "somos hijos de nuestro tiempo, el que nos ha tocado vivir".

La mitología griega juega un papel en la construcción simbólica de la obra y en específico en el personaje de Nora. Respecto a esto, el autor afirma que "a su modo, el joven Martín, cree haber encontrado en Nora, la dueña de la pensión, su ideal de mujer". Por otra parte, comenta que "toda idealización tiene sus límites y peligros, se trate de una mujer o de una época pasada".

Otro de los personajes presentes en la novela es León Marías, un intelectual frustrado. Esta lucha por ser alguien en una pequeña ciudad, para Martínez representa la "tozuda resignación de un fracasado sin coraje que no quiere aceptar que se ha equivocado, alimentando como puede esa ilusión". Respecto al personaje principal, Martín, el autor afirma que se trata de un alterego de él mismo, teniendo en cuenta que "se trata de una ficción".

Los próximos proyectos de Martínez se sitúan en una nueva "novela ambientada en la época de los Austrias y en la actual simultáneamente, como si ambas convivieran juntas".