Alfonso Sánchez | Director de cine

“Cuando te ríes y te relajas hay más capacidad de crítica”

“Cuando te ríes y te relajas hay más capacidad de crítica”

“Cuando te ríes y te relajas hay más capacidad de crítica” / Juan Carlos Vázquez (Sevilla)

Alfonso Sánchez (Sevilla, 1978) es actor, guionista y director de cine. Pero también es el cincuenta por ciento del dúo humorístico que forma con Alberto López: Los Compadres. Con él ha recorrido media España colgando el cartel de entradas agotadas en todos los teatros, pero también las pantallas de televisión y las de cine. Al gran público les sonarán por serias como Aquí no hay quien viva, Los hombres de Paco o Allí abajo. Pero sobre todo, por su aparición en las cintas Ocho apellidos vascos y Ocho apellidos catalanes.

–Para toda la muerte es su tercera película como director. ¿Es ya un realizador consagrado?

–Hombre, consagrado no sé (risas). Pero sí que es verdad que voy teniendo una carrera como director.

–En El mundo es nuestro abordaban el universo de los quinquis. En El mundo es suyo, el de los pijos. Ahora toca el gremio de los opositores. ¿En qué se inspiran?

–En la cotidianidad, lo que tengo alrededor. Son las historias que ocurren a la gente corriente –que es la que luego va a los cines y a los teatros–. Intento coger ideas elevadas y traerlas a la tierra.

–¿Y en este caso concreto?

–Esto surge de la experiencia de un familiar cercano que estaba preparándose unas oposiciones y cómo su vida cambió con el estudio. Le pregunté: “¿Y si te quedas en el corte?”. Él respondió: “Yo quito de en medio al otro”. Y de esa broma surgió la idea.

–A José Vicente, interpretado por Alberto López, su familia le regala la entrada del piso cuando obtiene la plaza y luego se queda sin ella. Eso presionará mucho.

–Sí, ese es un gesto muy bonito.Se lo dan con la seguridad de que ya tiene la plaza. Imagínate la presión para la pobre criatura cuando tiene que decirles que no es así. Esa es un poco la desesperación de miles de ciudadanos que ven en ser funcionario una salida a la precariedad laboral. Cuánta gente hay con cuarenta años que no tienen oportunidades y que se ponen a prepararse una oposiciones como última opción. Para mí son héroes.

–Ese quinqui sin más salidas que el robo; el quiero y no puedo; y el opositor ante la precariedad laboral. Cómo en el cine de Berlanga, ¿la clave es tratar esa tragedia social en clave de comedia?

–Exactamente, ese es el referente más claro: se trata de una manera de contar el drama cotidiano que vivimos los españoles. Es un género propio que desarrollaron Jardiel, Mihura, Alfonso Paso, Azcona o Berlanga. Es una tradición de comedia española que la hemos abandonado durante un tiempo. Esta película es un declarado homenaje a películas como El pisito, El verdugo o Usted puede ser un asesino. Lo único que le falta es estar en blanco y negro.

–El cine español actual, ¿tiende más a un tipo de comedia más urbana con jóvenes que van de after?

–Sí, se ha hecho una comedia un poco más aburguesada y mucho remake de películas de otros países, olvidando la acidez de intentar meter un poco el dedo en la llaga. Eso es lo que intentamos hacer Alberto y yo desde hace diez años. Al público le engancha por la empatía que sienten con los personajes, y la risa nos cura un poco a todos como seres humanos.

–En mitad de ese drama, ¿cómo se consigue la comedia?

–Por la situación. La comedia surge cuando llevas a los personajes al límite. Por ejemplo, el hecho de que un chico como José Vicente, que es una buena persona, se ha esforzado, ha hecho todo bien, el primero de su familia en sacar una carrera, buen ciudadano, llegue a una desesperación tal que lo único que contempla es quitar de en medio otro ser humano. Y además él, siendo vegetariano, que no soporta la sangre ni hacer daño a otro ser vivo...

–¿Les ha pasado, como a los de Pantomima Full, eso de haber perdido algún amigo que se ha visto reflejado en un personaje?

–Pues no, la verdad, no hemos perdido y hemos ganado. Nos lo han agradecido. Y de todos los ámbitos, porque tenemos muchos amigos que son quinquis, pijos, antisistema o incluso familiares opositores. Nosotros nunca juzgamos a los personajes. Algún crítico nos ha dicho: “Me habéis jodido porque he empatizado con personajes que si me los encuentro en la calle los habría despreciado”. Eso me parece maravilloso.

–Hablando de críticos y cine, ¿los han invitado a la gala de los Goya de este año.

–Tenemos buena relación pero estábamos trabajando y no podíamos ir. Además, no somos académicos y la mayoría de las invitaciones son para académicos. No es algo que sea significativo.

–¿Han notado cierto desprecio a la comedia, incluso dentro del mundo del cine y a pesar del éxito?

–Sí, sí que lo hay. Por supuesto que se infravalora y menosprecia siendo un género más difícil.

–Pero, ¿no puede tener tanto contenido social como una cinta de Fernando León de Aranoa?

–Por supuesto, pero si no lo haces desde un punto de vista serio parece que tiene menos valor. Y es al revés, porque haces reflexionar al público desde la empatía. Cuando uno se ríe se relaja tiene más capacidad para poder entender, hacer crítica y autocrítica.

–El humor que tienen sus cintas, con detalles como no poder cambiar el itinerario de una procesión aunque haya un robo, ¿se entiende bien fuera?

–Sí, porque nosotros agarramos la idiosincrasia de nuestra tierra y la usamos como arquetipo, no como cliché. Eso podría ocurrir en Nápoles con una procesión de Santa Marta o en Dublín si el atraco en vez de en Semana Santa ocurre el día de San Patricio. Con todos borrachos por la calle puede ser hasta peor.

–Esta última película, ¿cierra una trilogía?

–En teoría la trilogía debería cerrar con El mundo es vuestro, que era la idea inicial. Esta cinta, aunque forma parte del mismo universo, va más en paralelo.

–Entonces, ¿habrá otra para cerrarla en breve?

–Sí, la habrá y posiblemente la rodaremos este año. Será el regreso de Los Compadres pero aún no sabemos si se llamará El mundo es vuestro o tal vez El mundo es suyo (volumen II).

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