PEPE Cantero. actor.

"El amor, los celos y el honor: todo se trata en los clásicos"

  • Teatro para un Instante representa obras de Cervantes y Calderón en el Corral del Carbón

"Señor compadre: el setentón que se casa con quince, o carece de entendimiento, o tiene gana de visitar el otro mundo lo más presto que le sea posible". Con este elocuente discurso se presenta Pepe Cantero, que encarna sobre las tablas a Cañizares, el viejo celoso, nombre que da título a uno de los entremeses de Miguel de Cervantes, que desde el 15 hasta el 25 de agosto representará la compañía Teatro para un Instante en el Corral del Carbón. El otro entremés es La cueva de Salamanca, también una de las grandes obras del manco de Lepanto.

-¿Qué es lo que llama a volver a autores clásicos como Cervantes o Calderón de la Barca?

-Los clásicos son un referente absoluto para cualquier tipo de teatro. Digamos que son 'la madre del cordero'. La gente suele tenerles un poco de respeto por el uso del verso, pero son divertidísimos, y además plantean muchos problemas, porque en las raíces está todo: el amor, el desamor, los celos, el honor... todo se trata en los clásicos.

-¿Qué tipo de representación son los entremeses?

-Son un tipo de obra que se representaba entre los cinco actos de las obras clásicas para distraer al público más humilde, que veía las obras de pie frente al escenario, para que no se produjeran peleas ni disputas entre acto y acto. Estos dos Entremeses tienen como hilo conductor a los criados. En las obras del Siglo de Oro eran fundamentales, pues llevaban toda la historia en sus acciones: daban las cartas al señor, o le contaban algo. Es decir, representan el enredo puro y están presentes tanto en la obra de Cervantes como en la de Calderón.

-¿Tienen los Entremeses algún tema principal ?

El amor y el desamor. También el engaño, pero blando y sin maldad. Los engañados en este caso son todos muy crédulos y bobos, son inocencia pura. En el primero de los entremeses, El viejo celoso, mi personaje está casado con una mujer mucho más joven que él, y la tiene encerrada y controlada. Además estos entremeses están hilados por un mismo personaje, 'la Cristinica'.

-¿Cree que los Entremeses recurren a temas que siguen siendo de actualidad?

-Si el engaño sigue siendo de actualidad hoy día... no hay más que mirar las noticias. Actualmente todo está en vigor. ¿El honor está en vigor? Es eterno como el ser humano mismo.

-¿Qué destacaría de su papel en esta obra cervantina?

-Es muy cómico, es un personaje muy celoso sobre todo. Es un viejo 'chocho' que odia a las vecinas, si escucha esa palabra se le cae el mundo a los pies. Todos los personajes son muy divertidos, porque tienen un humor blanco. No es una trama flagrante ni dolorosa, es una obra para estar viéndola en un corral de comedias, como es éste.

-¿Qué cree que guarda el teatro contemporáneo de herencia del teatro del Siglo de Oro?

-Todo. Las claves, las tramas y las trazas de los personajes. El vodevil lo inventaron los clásicos de esta época. Fue un hallazgo de las primeras columnas del teatro clásico. Ahora se necesita humor, el teatro de mensaje y de denuncia está muy bien pero también se puede hacer eso con el teatro puro y duro, en forma de burlas por ejemplo.

-¿Cree que hay elementos marcados en este teatro que les diferencia del contemporáneo?

-Sí. Por ejemplo los personajes como tales están muy delimitados: los criados y los señores, los pícaros que iban a por un plato de sopa o un vaso de vino. La música también está muy presente, es fundamentalmente teatro de divertir.

-¿Está infravalorado el teatro en comparación con otros espectáculos como la danza?

-No especialmente, cada género tiene su sitio. El flamenco por ejemplo tiene el suyo, y tiene una tradición en este marco gracias a empresas como la nuestra, que se juegan mucho. En España es difícil que el ciudadano, la administración y sobre todo las empresas privadas entiendan que el ocio y la cultura es un servicio más y es una inversión.

-¿Disfruta más haciendo este teatro clásico que obras más modernas?

-El disfrute de un actor es divertirse y divertir al espectador, y hacer que se sienta gratificado. Hoy por hoy después de casi cincuenta años en el oficio lo que uno trata es de hacer bien su trabajo y de que sirva para algo. En este caso, hacer que quien venga a vernos olvide esa realidad que lo acucia y que lo hunde.

-¿Eso es lo que le diría al público para que viniese a ver los entremeses?

-Sí. Que se diviertan que es lo que toca en este agosto: olvidarse de lo malo y de pasar un rato agradable yendo a lo más puro del más puro teatro.

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