Ángeles Agrela, esa pintura que enmascara y aclara
La artista ubetense afincada en Granada expone una selección de sus últimos trabajos en la Galería Yusto/Giner de Marbella
Una bella trampa contra el patriarcado
Cuando Ángeles Agrela empezó su carrera artística, rápidamente, levantó las mayores expectativas. Era una joven que hacía cosas diferentes, con un lenguaje distinto y particular que se diferenciaba de todo cuanto, en aquel momento, se llevaba a cabo en un arte que, a pesar de la gran inquietud existente y el deseo acuciante de salir de los esquemas trasnochados del pasado, no acababa de imponer un estamento demasiado diferente a lo que ya existía. Era artista perteneciente a una generación privilegiada de jóvenes que terminaban de salir de la Facultad de Bellas Artes de Granada, siendo de las primeras promociones de la misma. Allí compartió aulas con aquella pléyade de ilustres jóvenes que tanta importancia tuvieron muy pocos años después y que constituyeron uno de los momentos más felices del arte que se hacía en Andalucía en mucho tiempo. José Piñar, Santi Ydáñez, Simón Zábell, Jesús Zurita, Paco Pomet, Carlos Aires, Jacobo Castellano, Paloma Gámez, María Acuyo, Juan Francisco Casas, Chico López, Asunción Lozano, Andrés Monteagudo... y ella misma, conformaron uno de los episodios artísticos más significativos que puedan darse. Su importancia fue tal que, en muy escaso periodo de tiempo, estaban copando espacios expositivos de primerísima fila por todo el territorio español. Hoy son parte de una historia artística muy consolidada y son espejos clarificadores donde mirarse.
Trayectoria
La artista nacida en Úbeda y asentada en los medios del arte granadino había iniciado su andadura con una obra distinta, muy personal, cuestionando el propio sentido del arte y abriendo caminos en una plástica a la que ella dio nuevo sentido. Hemos sido testigos, a lo largo de estos años, de series, Camuflaje, La Elegida, Contorsionista, Lección de anatomía, La Profundidad de la piel, El Favor de las bellas , Las Bellas Durmientes... y, ahora, Soledad, donde la figura de la mujer servía para abrir rutas por donde adentrarse en sistemas conceptuales que descubrían episodios llenos de enigmas inquietantes, mediatos, surreales, hasta festivos e irónicos. La mujer, en la obra de Ángeles Agrela, trasciende más allá de un simple motivo representativo; es una realidad icónica de personalísimos intereses para desarrollar una nueva dimensión estética que configura un programa artístico donde el nombre de la artista crea un marchamo de originalidad y suma potestad. Series que muestran identidades abiertas y que materializan un concepto iconográfico distinto, particular e intransferible.
La galería Yusto/Giner
Ahora llega a su galería española de los últimos años, Yusto/Giner, siendo esta exposición la cuarta individual en dicho espacio. Soledad nos sitúa en ese estamento tan propio de la Agrela, en el que la mujer toma un protagonismo que se aparta de su propia identidad femenina para alcanzar nuevas posiciones. En la muestra nos encontramos una pintura con toda la fuerza creativa característica de la artista, con ese icónico personaje femenino y sus aditamentos circunstanciales - estéticos, conceptuales, plásticos... personales -; sin embargo, parece como si su pintura se hiciera más pintura, más plástica, más particularmente pintura.
Soledad es el soporte que sustenta la ambientación personal de un personaje femenino que es mucho más que una realidad creativa. Sus mujeres siguen descubriendo universos velados, más allá de sus rostros, a veces, camuflados por esas cabelleras que parecen enmascarar otra realidad; así, el concepto se ilustra en su obra con una particular estética que deja al descubierto un mundo de poderosas concreciones pero que prevén nuevas circunstancias y que abren las perspectivas para esa realidad única de su personalísima concepción artística. Además, su obra adquiere, ahora, mucha más potencia expresiva y plástica, más fortaleza formal, hasta más determinación ornamental, más vigor colorista; en suma, más plasticidad.
La exposición en la galería marbellí nos vuelve a situar en ese patrimonio artístico de Ángeles Agrela donde la identidad -o no- femenina alcanza nuevos registros. En su obra, todo queda supeditado a una realidad mediata desde esa imagen, de poderosa manifestación plástica, en la que se organiza esa estética tan particular, que suscribe un universo femenino de poderosísimas motivaciones conceptuales que transcriben un relato paralelo a la identificación formal del rostro femenino.
Ángeles Agrela, en plena joven madurez creativa, con una personalidad artística asentada en la verdad y en el rigor, con el peso de un lenguaje único que acentúa el carácter de su pintura, vuelve a convencer por su concepto artístico lleno de energía y trascendencia, llevándonos hasta una pintura que adopta una entidad propia preñada de carácter, inquietud y potencia pictórica. De nuevo, Ángela Agrela en estado puro.
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