Argentina: “El duende no se busca, aparece”

Argentina María López Tristancho (Huelva, 1984) actuará este sábado en la Abadía de Sacromonte en el marco de la I Bienal del Flamenco en Granada.

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Argentina en una imagen promocional. / G. H.
Daria Zelenska

Granada, 19 de septiembre 2025 - 13:43

Pregunta.—Usted tomó su nombre artístico, Argentina, de su abuela paterna.

Respuesta.—Mi nombre personal es Argentina María López Tristancho, aunque artísticamente soy conocida simplemente como “Argentina”. Ese nombre viene de mi abuela paterna, que se llamaba Argentina a secas, y llevarlo por bandera es un orgullo inmenso. Para mí es un homenaje constante a mis raíces familiares. Además, dentro del flamenco siempre hubo artistas con nombres evocadores, como la Argentinita, pero en mi caso no fue una elección artística buscada: fue un regalo de mi familia y lo he hecho mío con naturalidad.

P.— Usted es de Huelva, cuna del fandango, y comenzó a estudiarlo desde niña. ¿Qué palos del flamenco siente hoy más cercanos y cuáles disfruta más interpretar?

R.— El fandango lo llevo en la sangre porque soy onubense, pero me siento libre en todos los cantes. Me emocionan las soleares y seguiriyas por su hondura, disfruto mucho con las bulerías por su alegría, y me gusta experimentar con estilos menos transitados. Creo que cada palo tiene su momento y su verdad, y yo me dejo llevar por lo que me pide el corazón.

P.—Aunque se la reconoce como cantaora de flamenco, su carrera se abre también al fado, el tango argentino, el bolero, la música de Falla, la ranchera, la copla, la salsa o el son cubano. ¿Cómo consigue moverse con naturalidad entre tantos registros sin perder su identidad?

R.— La clave está en el respeto y en la verdad. Yo soy cantaora de flamenco, y esa raíz me da libertad para acercarme a otros géneros sin disfrazarme. Canto un fado o un bolero desde mi voz flamenca, sin imitar a nadie. El flamenco es tan grande que me permite dialogar con otras músicas y enriquecerme sin perder mi esencia.

P.— El “duende” es un concepto esencial en el flamenco, tan difícil de explicar como de atrapar. ¿Cómo lo siente usted?

R.— El duende no se busca, aparece. Es esa emoción que te desborda, que te hace cantar como si se te fuera la vida en ello. A veces llega en una soleá, en un cante por serrana, otras en una bulería, y cuando lo sientes de verdad, el público lo siente contigo. Es un misterio y una bendición.

P. —¿Qué es lo que más la inspira y la mueve a cantar?

R.— La vida misma. Mis vivencias, la gente que quiero, la naturaleza, los recuerdos de mi tierra, la emoción de un poema… El cante es mi manera de hablarle al mundo, y todo lo que siento se convierte en música.

P.— Su marido, Luis Miguel Baeza, es a la vez compañero artístico y representante. ¿Cómo logran mantener el equilibrio entre la vida familiar y el trabajo?

R.—Con mucha complicidad y mucho amor. Él entiende mi arte mejor que nadie, porque lo vive conmigo, y al mismo tiempo cuidamos nuestra vida familiar con la misma entrega. Es un equilibrio delicado, pero para nosotros es natural, porque compartimos los mismos sueños.

P. — Usted es madre. ¿Cómo vive el crecimiento de su hijo pequeño?

R.— Ser madre es lo más grande que me ha pasado. Mi hijo me da otra perspectiva de la vida, me enseña a disfrutar de lo sencillo y a valorar lo importante. Su crecimiento lo vivo con alegría, con ternura y también con asombro, porque los niños tienen una sabiduría especial.

P.— En su viaje a Cuba nació su último disco Mi idilio con La Habana. ¿De qué manera la cultura cubana influyó en la creación de este trabajo y en su manera de entender la música?

R.— Cuba me abrió el alma. Allí encontré una musicalidad, una sensualidad y un ritmo que me recordaban mucho a lo nuestro, al flamenco. El son, la rumba, el bolero… todo eso dialoga perfectamente con nuestra música. Mi idilio con La Habana es un puente entre culturas, una declaración de amor a la isla y a su manera de sentir la vida. Me hizo comprender que el flamenco puede abrazar al mundo sin dejar de ser flamenco.

P.— Ha cantado en escenarios de todo el mundo, incluso en Hollywood. ¿Qué espacio escénico le ha dejado la huella más profunda?

R.— He tenido la suerte de cantar en lugares maravillosos como el Auditorio Nacional de Madrid, Teatro Lope de Vega de Sevilla, Teatro Falla de Cádiz, Teatro Cervantes de Málaga, o el escenario de Hollywood con la Filarmónica de Los Ángeles, entre otros muchos, son experiencias inolvidables. Cada uno me ha marcado de una forma distinta, pero lo que nunca olvido es la emoción de cantar en mi tierra, Huelva, porque ahí late mi raíz.  

P.—Usted ha compartido escenario con artistas de la talla de Arcángel o Marina Heredia. ¿Qué significa para usted cantar junto a colegas tan reconocidos? ¿Qué proyectos tiene en mente y con quién le gustaría colaborar en el futuro?

R.—Compartir escenario con compañeros tan grandes es un regalo, porque se aprende y se disfruta mucho. Me gusta rodearme de artistas que me inspiran. En el futuro me encantaría seguir haciendo fusiones y encuentros internacionales. Creo que el arte no tiene fronteras.

P.  —Su imagen sobre el escenario es profundamente femenina. ¿Cómo consigue equilibrar los diferentes roles de madre, esposa, cantaora y mujer?

R.— Equilibrar esos roles no es fácil, pero intento ser fiel a mí misma. En el escenario muestro mi feminidad con orgullo, sin caer en estereotipos. En el flamenco todavía hay prejuicios, pero creo que las mujeres estamos abriendo caminos y ganando un espacio más justo y real. Queda por hacer, pero ya somos muchas las que levantamos la voz.

P. — ¿Qué significa para usted el flamenco?

R.—El flamenco es mi vida. No es solo un trabajo, es mi manera de sentir y de respirar. En casa, en el coche, en los ensayos… siempre está conmigo. Me acompaña en lo cotidiano y me da la fuerza para seguir soñando.

P.— Ahora participará en la Bienal de Granada. ¿Qué significa para usted esta cita y cómo es su vínculo con la ciudad?

— La Bienal de Granada es un acontecimiento histórico y formar parte de su primera edición es un honor. Granada es una ciudad mágica, con un vínculo profundo con el flamenco y con la cultura andaluza. Estar aquí es un privilegio y una responsabilidad.

P.—¿Qué programa presentará al público y cómo lo ha concebido?

R.—Presentaré Hábitat, un espectáculo que nace de la idea de que el flamenco es un territorio vital, un lugar donde habito y desde donde me comunico con el mundo. Es un viaje por distintos palos, con momentos íntimos y también de mucha fuerza, siempre buscando la emoción.

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