fotografía | visión del oficio de reportero gráfico

El arte de captar la noticia

  • Estos profesionales deben estar en primera línea para tomar cada una de las imágenes que en el día a día se muestran en los medios

  • Intentan no hacer la misma instantánea una y otra vez

Siempre se ha dicho que "una imagen vale más que mil palabras". El fotoperiodista coge este lema por bandera y va mucho más allá. El fotoperiodista intenta decir con unas cuantas capturas todo aquello sobre lo que después se escribirá. Los granadinos Juan Ferreras, Pepo Rodríguez, Miguel Ángel Molina y Lucía Rivas forman parte de esta maltratada profesión que cada día plasma la realidad más inmediata y actual, poniéndole cara a todos esos sucesos de interés general.

La mayoría de ellos coincide en un mismo punto: su fotografía es, sin duda, social. "Siempre he creído que el periodismo te permite entrar en muchos lugares para poder hacerles fotos a la gente, porque a mí lo que me interesa es la gente", afirma Lucía Rivas de forma contundente. Los trabajos de estos profesionales se centran en intentar poner rostro a los protagonistas del suceso, relatando a través de la imagen qué está ocurriendo actualmente en el mundo. "Mi objetivo siempre ha sido ponerle cara a la gente que no podía salir en los diarios, aquella que no tenía forma de entrar en la redacción", reconoce Ferreras, que desde su jubilación sigue retratando todas las injusticias sociales que puede.

"Mi objetivo siempre ha sido ponerle cara a la gente que no podía salir en el diario", dice Ferreras

Cada una de las fotografías que los medios publican cada día tiene detrás un método de elaboración que solo el propio fotoperiodista conoce, yendo mucho más allá del hecho de acercarse a un lugar para realizar la captura. Según Pepo Rodríguez, "tienes que empatizar con el personaje para así, en cierto sentido, acabar robándole el alma".

Sin embargo, la llegada de la digitalización en el mundo periodístico ha permitido que la ilustración del suceso sea mucho más fácil. "Antes, al llegar a casa tenías que revelar tu propio negativo para positivarlo y posteriormente llevarlo a redacción. Ahora justo en el momento de hacerla puedes mandarla", explica Rodríguez.

Para Miguel Ángel Molina, la profesión actualmente se encuentra "sobreviviendo, pero como siempre". Los cuatro fotógrafos granadinos afirman que sin duda es un trabajo "vocacional, a la par de sacrificado". "Creo que debe haber una modificación dentro del gremio. La labor que realizamos tiende a no apreciarse cuando no se le saca provecho a la información en general", apunta Lucía Rivas.

El reclamo visual siempre será un gran elemento para captar a los lectores e incitarles a leer informaciones. Lo que ha simple vista puede parecer para algunos un retrato o un paisaje esconde muchos más datos y realidades de la que podríamos imaginar.

Incendios, inundaciones, homicidios, juicios. "Los fotógrafos siempre estamos en primera línea. Disfruto sobre todo cuando cubro las fiestas de los pueblos. Hace poco me hicieron una foto en el Cascamorras que refleja perfectamente como acaba el fotógrafo cuando cubre una festividad del estilo porque entras tanto dentro de lo que estás haciendo que acabas olvidando dónde estás", cuenta Miguel Ángel Molina.

Pese a que el lector pueda creer que algunas de las informaciones que los medios ofrecen se repite una y otra vez, lo realmente mágico de esta profesión es que nunca se acaban las posibilidades de narrar un suceso. "Siempre hay otro punto de vista. La rutina de la foto es lo que le interesa a quienes no quieren que informemos, pero lo cierto es que siempre habrá un ángulo distinto, otra posición para que acabes replanteándote todo y con un nudo en el estómago", declara indignado Juan Ferreras ante la creencia actual de que siempre recibido el mismo punto de vista en algunos casos.

El intrusismo laboral está presente dentro de este campo desde hace mucho tiempo. "Es muy difícil conllevar este hecho, hoy en día todo el mundo tiene teléfonos móviles con cámaras de fotos. La mayoría de las imágenes del atentado de Barcelona son de aficionados que han grabado con sus teléfonos móviles, lo cual hace que carezcan de sensibilidad y de calidad", asegura Rodríguez.

Pese al tiempo y la gran cantidad de temas abordados, todos coinciden al afirmar que no es posible acostumbrarse a plasmar a través de la fotografía aquellos hechos que son más difíciles. "Siempre que me llaman para cubrir un homicidio causado por la violencia de género voy concienciándome por el camino. Sin embargo, cuando llegas a la casa y ves de nuevo la situación, la familia, los vecinos... Siempre es como la primera vez. Y eso siempre es duro", declara Miguel Ángel Molina, cámara en mano. Porque, como bien indica Lucía Rivas, "cuando vuelves a casa después de haber cubierto algo, como persona tienes derecho a sentirte débil". En ocasiones no es solo la acción del hombre lo que puede sorprender a un fotoperiodista, Juan Ferreras aún sentía la angustia que experimento al cubrir uno de los terremotos de Alhucemas. "Me sorprendieron bastante, el hecho de encontrarte con la dura realidad y el contraste causado por saber que en segundos puede destruirse todo", rememora.

Como ocurre dentro del mundo de la comunicación, el eterno debate sobre la objetividad siempre levanta disparidad de opiniones. "Creo que el fotógrafo tiene que ser objetivo, pero actualmente considero que no existe objetividad. Yo personalmente he de reconocer que no lo he sido en alguna que otra ocasión", declara Juan Ferreras. Aunque, por otro lado, Pepo Rodríguez ofrece una visión más positiva alegando que "cuando una fotografía refleja realmente la realidad, no hay nada más imparcial que eso".

Dentro de la profesión también hay desigualdad de géneros. Lucía Rivas considera que "hay machismo como en todas partes, creo que en ese aspecto hay una gran falta de consideración en el trabajo. El trato paternalista que hay hacia las mujeres dentro del gremio hace que acabes posicionándote, consiguiendo que no sea igual".

Todos piensan que se trata de un oficio difícil del que nunca te acabas de desvincular. Juan Ferreras explica que, tras su jubilación hace tres años, "pensaba que no volvería a hacer fotografías. No me gusta hacer el arte por el arte. Sin embargo, cada vez que veo una injusticia social saco mi cámara y lo uso como denuncia". El amor por aquello que realizan es algo que está innato dentro de la profesión. Miguel Ángel Molina explicaba como su idilio con la cámara comenzó cuando le regalaron una por su primera comunión. A su vez, Juan Ferreras decidió comenzar a fotografiar cuando se dio cuenta de que "escribir no era lo suyo". Por su parte, Pepo Rodríguez y Lucía Rivas apostaron por unir siempre fotografía y periodismo desde el momento que acabaron sus estudios. Son algunos ejemplos de los muchos profesionales que día a día ponen imágenes a todo lo que sucede en el mundo, captando la realidad para poder entenderla mejor.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios