Mirei Shigemori fue un artista japonés de esos que, hoy, podríamos llamar multidisciplinar, ya que nos dejó obras de arquitectura, grabado y pintura, fue diseñador, maestro de té e ikebana, el arte floral japonés y, sobre todo, creador de jardines. Había nacido en la ciudad de Osaka en 1896, muriendo en 1975. En la faceta de constructor de jardines destacó abiertamente, promoviendo una realidad espacial, a la que podemos considerar abstracta y en la que se generaba una acción donde se yuxtaponían variados elementos, también, de diversas posiciones circunstanciales; de esta manera se rodea de múltiples especialidades, la pintura, la arquitectura, la jardinería, la música, el sentido de lo espacial y hasta el silencio; todo para formular una idea de jardín moderno, sin tiempo ni edad en el que se conjuga la esencia que proviene de la filosofía que encierra todo lo oriental y lo occidental, con sus fronteras absolutamente diluidas y, siempre, con la referencia de la tradición japonesa en la construcción de jardines.

La muestra se presenta en los espacios expositivos de la cripta y de la sala de la Presentación del palacio de Carlos V es un proyecto de la Casa Encendida de Madrid y está comisariada por Alicia Chillida y se estructura como un amplio compendio artístico donde tienen cabida proposiciones artísticas de muy dispar naturaleza. Teniendo como válida referencia la filosofía que envolvían las acciones de Shigemori en sus jardines, con sus intereses de planteamientos de fórmulas conjuntas y abiertas, las estancias del palacio renacentista se llenan con una amplisima mirada a la historia del arte. En una cuidadísima conjunción de fotografía, dibujo, pintura, videocreaciones y muchas otras realidades que han hecho historia tanto en el arte contemporáneo como en el tradicional, aspectos que son las bases seguras que promovieron las creaciones del maestro japonés.

El espectador que suba a la Alhambra, mientras asume los tediosos momentos que anteceden a la entrada a los recintos palaciegos pueden encontrar un magnífico acomodo espiritual en los espléndidos espacios museísticos de una zona del Carlos V poco conocida -desconocida, diría yo- y adentrarse por una exposición abierta, completa, global y absolutamente bien dispuesta en todas sus posiciones constitutivas y en sus postulados conceptuales. La muestra, también, dispuesta acertadísimamente con un perfecto sentido museológico, nos abre distintas perspectivas a la mirada artística, nos conduce por una variada sucesión de propuestas que plantean, de forma mediata e inmediata, la referencia, un tanto abstracta, a la idea de jardín ideal que Shigemori dejaba entrever en sus concepciones.

Variaciones sobre el jardín japonés es una exposición poliédrica, con muchas zonas conformadoras de un arte variado, realizado por artistas de muy amplísimo espectro, que nos lleva a la visión extensísima de una plástica que recrea los vastos sistemas creativos de un arte de muy abiertas coordenadas. Hay que decir, asimismo, que el conjunto de la obra expuesta está acertadamente seleccionado -quizás no dice demasiado la videocreación de Yoko Ono y, creo, que existen numerosas obras de Tapies, más acordes al concepto de la exposición que la que se presenta, por citar algunas, las que componen la serie sonre la miel que hizo el pintor catalán-, con obras adecuadas a una experiencia conceptual perfectamente sistematizada desde esa mirada abierta que promovían las creaciones de los jardines contemporáneos japoneses.

Estampas históricas de Toyohara Chikanobu o Yukio Nakagawo, fotografías de las obras del propio Shigemori, así como un importante desarrollo artístico con nombres que han sido referentes en la historia del arte contemporáneo. Desde John Cage, aquel músico que realizaba una música transgresora con partituras que aúnan lo material y lo inmaterial hasta el concepto maximalista del arte de Nam June Paik, pasando por obras, nada menos y nada más, que de Richard Serra, Ives Klein, Lucio Fontana o Jyan Hidalgo, entre otros, que abren las perspectivas de un arte absoluto, total y sobre todo, sin complejos

Una exposición muy importante para conocer los buenos entresijos del arte sin tiempo ni edad.

Palacio de Carlos V