Artistas de Granada | Aixa Portero

Para seguir soñando

  • Sus obras suscriben espacios escénicos donde la realidad adquiere matices llenos de sensibilidad, de belleza, donde se adivina un universo metafórico muy bien suscrito

La artista granadina Aixa Portero junto a una de sus obras.

La artista granadina Aixa Portero junto a una de sus obras. / G. H.

El nombre de Aixa Portero surge en el panorama artístico granadino como una joven, con la carrera recién terminada, que poseía unas ideas muy claras y que patrocinaba los infinitos buenos conceptos que se generaban en la Facultad de Bellas Artes donde la artista cursó sus estudios en aquellas felices primeras promociones. Portero aparecía en los estamentos del arte de Granada en la misma buena disposición que los grandes autores que, antes que ella, habían surgido y que, pronto, formarían ese grupo excelso de autores que tanto iban a ofrecer al panorama artístico español.

La creadora era de las más jóvenes y gozaba del mismo entusiasmo creativo que sus ilustres compañeros. Por eso formó parte de aquella exposición de artistas granadinos que tuve el honor de comisariar y que fue auspiciada desde Granada Hoy en los espacios del antiguo convento de las Hermanitas de los Pobres. Cuando terminó la carrera, la artista buscó nuevos horizontes donde agrandar su realidad artística; formándose en centros de capital importancia por todo el mundo.

Aixa Portero empieza, muy pronto, a acceder a buenos proyectos expositivos y a dar forma a una carrera que se adivinaba seria, rigurosa y abierta a todo. Era para ella un tiempo duro -muy duro- pero con esquemas creativos ilusionantes donde una plástica proyectual hacía presagiar la esencia formal de un espíritu artístico que, ya entonces, se nos antojaba diferente, convincente y altamente ilusionante.

Como es habitual en los artistas de mucha enjundia creativa, Portero sale de la Facultad con las alforjas llenas de un entusiasmo desmedido y dispuesta a manifestar que estaba en posesión de una plástica distinta pero afianzada en los contundentes conceptos adquiridos en el antiguo Manicomio de Granada. Comienza a dar señales de una obra que aglutina varias fórmulas, siempre con un concepto definitorio como norma conformante que permite los más abiertos abanicos de amplios desenlaces plásticos.

Su obra no se detiene en un simple planteamiento -ni plástico ni estético ni constitutivo-; no es pintura ni es escultura ni postula una realidad intervencionista; es todo ello, una obra multidisciplinar que magnifica formalmente el carácter de la idea de la que parte. Es artista total, de procesos constructivos, de espacios escenográficos que acogen sutiles elementos para estructurar bella y exquisitamente realidades mentalmente muy bien planteadas y acertadamente llevados a cabo desde una plástica con muy buenos argumentos artísticos.

Aixa Portero es, además, artista inteligente, creadora nata incansable que se proyecta sin cesar, planteando una obra que no deja indiferente porque suscribe bellos entramados estructurales que, muy bien desarrollados técnicamente, atrapan la mirada del espectador y la comprometen ampliamente. Sus obras, de muy dispar naturaleza, suscriben espacios escénicos donde la realidad adquiere matices llenos de sensibilidad, de belleza, de sustratos mediatos donde se adivina un universo metafórico muy bien suscrito desde una plástica conformadora acertadamente analizada para que, después de un riguroso entramado creativo, abra las perspectivas plásticas de una obra que va más allá de lo que la vista contempla.

El trabajo de Portero se sustenta en una idea que le va permitiendo acceder a posiciones amplias, a horizontes cada vez más extensos y a circunstancias que sugieren realidades plásticas de muy amplio espectro. Por eso, decíamos, que su obra no es sólo un mero elemento representativo. Sus piezas encierran mucho más; sus intervenciones en el espacios aglutinan muchos registros y atrapan la conciencia del espectador para que se haga cómplice de tan extensos postulados y conceptos.

El historial expositivo de Portero es amplio. Sus comparecencias se han sucedido por muchos sitios; bastantes fuera de nuestras fronteras -no hace mucho su obra fue protagonista en el Museo Nacional de Arte de Bielorrusia, siendo la primera española en comparecer en aquellas latitudes- y su obra forma parte de los mejores catálogos donde se recopilan los artistas y los trabajos más importantes de ese arte nuevo que abre las más expectantes situaciones.

En todas ellas la especialísima naturaleza de su obra marca rutas de mucha intensidad creativa. Ahora, la artista se encuentra inmersa en un nuevo e ilusionante proyecto en La Alhambra que dejará constancia de ese especial argumento plástico que envuelve el mágico concepto de una artista que cada vez va a más y que desarrolla una obra donde los habituales postulados creativos pasan muy de puntillas en un trabajo envolvente, lleno de exquisiteces formales y acertadas argumentaciones conceptuales.

Aixa Portero es una artista a tener muy en cuenta. Ella que ha visto cercana la cruel realidad de la vida y que ha sabido mantener intacto su ideal artístico; incluso adoptar modos y medios para conseguir un arte que lleve implícito mensajes de paz y por la paz, genera una plástica llena de vida, de marcado acento hacia una naturaleza de la que se vale para conseguir escenarios llenos de intensidad creativa y que posibiliten auténticas bocanadas de bienestar social con lo bello, lo sutil, lo sensible, lo ideal suscribiendo un universo de dulce trascendencia.

Cuando el arte y la vida mantiene dialécticas enfrentadas, cuando la sociedad sugiere permanente estados cuestionables, la obra de Aixa Portero abre bellas perspectivas que siguen haciendo soñar.

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