Bob Odenkirk vuelve a cabrearse

Nadie 2 | Crítica

Bob Odenkirk, padre de familia y asesino letal en 'Nadie 2'.
Bob Odenkirk, padre de familia y asesino letal en 'Nadie 2'.

La ficha

*** ‘Nadie 2’. Acción, EE UU, 2025, 89 min. Dirección: Timo Tjahjanto. Guion: Derek Kolstad, Aaron Rabin. Música: Dominic Lewis. Fotografía: Callan Green. Intérpretes: Bob Odenkirk, Connie Nielsen, Gage Monroe, Paisley Cadorath, John Ortiz, Sharon Stone.

Es lógico que a Derek Kolstad, el creador de la franquicia John Wick, se le ocurriera el disparate ultraviolento Nadie. También trata de un hombre cabreado, pero en este caso de un sujeto normal y corriente con una vida más bien mediocre profesional y familiarmente que un buen día estalla cuando, tras varios tropiezos menores, choca con la mafia rusa. Su estallido dura todo el violentísimo metraje de la película que se convirtió en un gran éxito gracias al guión de Kolstad, la dirección de Ilya Naishuller y, muy especialmente, la interpretación del guionista, showman y actor ciertamente versátil Bob Odenkirk.

El éxito motiva esta secuela confiada al director indonesio Timo Tjahjanto, especializado en cine de terror y de acción (de mucha acción), que tras lograr cierta proyección internacional con Macabre (2009) debutó en Hollywood sin mucha fortuna con la película coral The ABC’s of Death (2012) tras la que logró cierto reconocimiento con la secuela V/H/S 2 (2013). Regresó a Hollywood -tras dirigir en su país las interesantes Killers y Que el diablo te lleve- en 2019 para rodar, sin mucha fortuna, Portals. Tras otra etapa indonesia, el cine americano vuelve a llamarlo para esta secuela, supongo que animados por el éxito de sus dos últimas películas, las muy violentas The Big 4 y Fuera de las sombras. 

Esta vez ha logrado trasplantar su universo indonesio a California. O lo que es lo mismo, hacer suya y prolongar la línea ultraviolenta y controladamente desquiciada de la primera entrega de Nadie. Bob Odenkirk, por supuesto, es el gancho de la película, otra vez dividido entre el padre de familia que aspira a ser respetado por los suyos y el involuntario pero letal asesino que sigue enredado con la mafia rusa y nuevos matones. Esta vez el choque entre sus dos vidas -porque no es fácil, como tantas veces el cine y ahora las plataformas demuestran desde el Tom Hanks de Camino a la perdición a la mujer de Tom Hardy en la estupenda Mobland/Tierra de mafiosos- se extrema al desarrollarse en gran parte en un resort durante unas vacaciones familiares.

Como de lo que trata es de explotar descaradamente la primera, incluso parodiándola, tomarse a broma la violencia extrema y buscar -supongo- la empatía de un público ya no joven al que quizás le guste soñar con estallar como el personaje lo hace y de un público joven que disfruta con las peleas coreografiadas y las burradas en broma, la cosa, como la taquilla demuestra, funciona. Lo mejor, el aire distante y hastiado, o esforzada e inútilmente empeñado en hacer felices a los suyos, hasta que revienta, de Bob Odenkirk. Se agradece que se dé más espacio a una buena Connie Nielsen y se lamenta que a Sharon Stone no le hayan cortado bien su papel. 

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