'Cantemos al amor de los amores', el libro que recoge toda la poesía sobre el Corpus granadino
La obra de Juan José Montijano Ruiz es esencial para descubrir el sentido cultural y religioso de la celebración a la gran fiesta granadina
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El profesor granadino Juan Jose Montijano Ruiz, especialista en teatro y tradiciones, ha publicado una antología que recopila toda la poesía del Corpus granadino desde el siglo XVII y hasta el siglo XXI para recuperar la grandeza de la fiesta única. Esta publicación de canciones en honor al festival del Corpus y titulada Cantemos al amor de los amores recorre más de tres siglos de tradición musical y poética, una obra excepcional reúne cientos de canciones populares que han acompañado las festividades del Corpus en Granada.
El libro incluye una cuidada selección de hasta 150 poemas de poetas granadinos, entre ellos el célebre Federico García Lorca. Esta obra no solo rinde homenaje al patrimonio cultural de Granada, sino que también pone en valor la riqueza poética y musical transmitida de generación en generación.
En este libro también se recopilan notas líricas y reflexiones de políticos y periodistas sobre el Corpus "desde Diego de Segovia allá por 1660" hasta Joaquín Gómez de Segura en 2021, "pasando por fértiles pintores de la palabra como José Zorrilla, Pedro Soto de Rojas, Federico García Lorca, Eduardo Marquina, Elena Martín Vivaldi, Rafael Guillén" , sin olvidar nombres como "Carmen López Castillo, Tomás Navarro, Manuel Benítez Carrasco, Arcadio Ortega Muñoz o Aureliano García Tello, entre otros".
Trayectoria de filólogo y escritor
Este es ya el cuarto trabajo del profesor Juan José Montijano Ruiz dedicado a la festividad del Corpus Christi en Granada. Su primera obra fue un estudio histórico-religioso centrado en los orígenes y la evolución del Corpus. Las dos siguientes estuvieron dedicadas a la Tarasca, uno de los elementos más singulares y simbólicos de la celebración granadina, analizando su historia y transformación a lo largo del tiempo.
En particular, el tercer volumen adopta una forma original y creativa: un monólogo interior narrado desde la propia voz de la Tarasca, quien expresa sus emociones, sensaciones y reflexiones sobre cómo es percibida por la sociedad y qué significado simbólico representa dentro de la festividad. Esta aproximación literaria ofrece una mirada íntima y novedosa sobre el personaje, humanizándolo y dándole voz.
Una cuestión insuficientamente investigada
Como señala el filológo, el tema del Corpus en Granada ha sido poco estudiado y escasamente abordado tanto por la investigación académica como por el ámbito cultural. Por ello, su nuevo libro, Cantemos al amor de los amores, constituye una obra pionera: es la primera antología que recopila la lírica dedicada a esta festividad, abarcando más de tres siglos de tradición poética y musical.
Con esta publicación, Montijano Ruiz no solo llena un vacío importante en el estudio de la tradición granadina, sino que también ofrece al lector una profunda inmersión poética en la dimensión espiritual y cultural del Corpus.
El investigador ha trabajado con esmero en archivos como la Casa de los Tiros y el Archivo Histórico Municipal, recopilando documentos que reflejan la riqueza tanto profana como religiosa de esta celebración. Además, el autor ha trabajado intensamente con archivos de prensa antigua. Afortunadamente, gran parte de ellos ya ha sido digitalizada y gracias al Carnet de Investigador, el acceso a estas fuentes se ha vuelto mucho más sencillo.
Tradición y memoria en riesgo
El autor expresó su preocupación por la pérdida progresiva del sentido profundo del Corpus en Granada. “La fiesta ha perdido majestuosidad, carácter simbólico y fuerza cultural”, lamentó. Los factores como la inercia institucional, la banalización visual y la falta de un plan cultural han contribuido al deterioro de esta celebración que, en su día, fue la fiesta mayor de la ciudad.
El autor recuerda que, en su origen, todas las acciones de la fiesta giraban en torno al Jueves de Corpus, el día clave y el eje central de toda la celebración. La procesión era —y sigue siendo— el acto principal de estos días festivos. Así se mantiene, por ejemplo, en ciudades como Toledo o Sevilla, donde el Corpus no se celebra durante tantos días como en Granada, pero conserva intacta su solemnidad y enfoque litúrgico. No hay que olvidar esto.
El profesor también opina que los carteles oficiales dedicados a la fiesta deberían, al menos de forma estilística o simbólica, hacer referencia explícita al carácter religioso del Corpus. Afortunadamente, este año el cartel lo refleja de manera adecuada.
En un enfoque ideal, deberían realizarse cuatro carteles distintos, cada uno representando una de las facetas esenciales de la celebración: las casetas, los toros, la Tarasca y, por supuesto, la dimensión litúrgica del Corpus Christi.
Además, el autor destaca con optimismo la existencia de asociaciones juveniles en Granada que luchan activamente por la recuperación de las tradiciones del Corpus, desafiando el estereotipo de que a la juventud solo le interesan las casetas. Estas iniciativas son una muestra clara de que aún existe un fuerte compromiso social con la identidad festiva y espiritual de la ciudad.
Vivencias personales
Al rememorar el Corpus de su infancia —no en vano ha dedicado esta antología a sus padres, a su hermana y a sus sobrinos— el autor evoca con emoción aquellos días completos y profundamente vívidos en familia. Recuerda cómo por la mañana asistían juntos a la misa, cómo después acudían con devoción a la procesión del Corpus Christi, donde se arrodillaban al paso del Santísimo. Más tarde, por la tarde, iban a la corrida de toros, y ya por la noche paseaban por las casetas para disfrutar de algún bocado tradicional. Era un día pleno, cargado de sentido, espiritualidad y convivencia.
Lamentablemente, hoy en día son pocas las familias granadinas que aún mantienen ese itinerario festivo tan arraigado. En muchas casas, las tradiciones se han ido perdiendo o diluyendo, lo que plantea un reto urgente: recuperar no solo los actos, sino el espíritu con el que se vivían.
Una solución
El profesor también defiende con firmeza que el Jueves de Corpus debería ser oficialmente declarado día festivo en toda la provincia, con el fin de facilitar que el mayor número posible de personas pueda asistir a la procesión y conectar con el verdadero espíritu de la festividad. "Lamentablemente, en muchos pueblos del área metropolitana de Granada, este día no es considerado festivo, lo que dificulta la participación y contribuye a la pérdida progresiva de su dimensión colectiva y espiritual".
Juan Jose Montijano Ruiz propone una solución clara: crear una comisión estable entre el Ayuntamiento, la Federación de Cofradías y el Cabildo Catedralicio que trabaje para recuperar el esplendor perdido. “Granada no puede conformarse con cualquier cosa. Necesitamos devolver al Corpus su dignidad, tanto en el ámbito religioso como en su expresión pública. No puede reducirse a un simple desfile visual”, confirmó.
Además, aboga por revitalizar los elementos tradicionales, como el uso de poemas que acompañaban antiguamente la procesión, muchos de los cuales eran encargados por promotores eclesiásticos y tratados con gran profundidad simbólica. En este sentido, su libro no sólo rescata textos olvidados, sino que también funciona como herramienta para repensar la dimensión espiritual y cultural del Corpus.
“Ciudades como Sevilla o Toledo han sabido conservar sus celebraciones con solemnidad. Granada, con su historia y su talento, no puede quedarse atrás”, concluyó.
El autor, que ha dedicado un año y medio de investigación a esta obra, hace un llamado no sólo a las autoridades, sino también a la ciudadanía: “El Corpus no es sólo una tradición, es identidad viva. Recuperarlo es un deber colectivo”.
La Tarasca: entre la tradición y el olvido de sus raíces religiosas
En las últimas dos décadas, la Tarasca ha pasado a percibirse, en gran medida, como un simple espectáculo carnavalesco. Sin embargo, esta visión distorsiona su verdadero origen y significado. Este año, el dragón de la Tarasca celebra su 50 aniversario: fue encargado en 1965, y desde entonces se ha convertido en una figura icónica de las fiestas del Corpus en Granada.
Es un error común interpretar al dragón como una representación del pecado. En realidad, su presencia forma parte de un acto religioso más amplio. No debemos olvidar que la fiesta del Corpus Christi gira en torno al Jueves de Corpus, una fecha profundamente espiritual. Existe incluso un refrán popular no solo que hace referencia no al calor de la época, sino por la trascendencia simbólica del día: "Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión".
La preocupación principal es que actualmente se pierde de vista que el 90% de las fiestas tradicionales de Granada tienen raíces religiosas. Este componente espiritual, que durante siglos dio sentido y cohesión a las celebraciones, corre el riesgo de quedar relegado al olvido.
Otro aspecto que se ha ido desvirtuando con el tiempo es el atuendo de la figura femenina que acompaña a la Tarasca. Originalmente, su vestimenta era diseñada con la intención de inspirar a las mujeres a adquirir prendas similares para las fiestas, fomentando así la economía local. No se trataba de un disfraz fantasioso ni de un modelo inalcanzable por su precio, sino de una propuesta asequible y vinculada a las tradiciones populares.
Recuperar el verdadero sentido de la Tarasca no significa rechazar la evolución de las costumbres, sino recordar que, detrás del colorido y la celebración, hay una historia profundamente ligada a la identidad cultural y religiosa de Granada.
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