La exquisitez de la Capilla de Santa María en el Monasterio de la Cartuja

La velada de ayer en el marco del Festival de Música y Danza en el Monasterio de la Cartuja de Granada resultó una maravilla. El espacio, único, con un barroco exuberante y el repertorio, unidos a las interpretaciones supusieron un encuentro con el refinamiento de uno de los grandes del Barroco, Scarlatti. Debemos decir Scarlatti padre, pues en España será su hijo, Domenico, quien se prodigue más y por tanto se conozca mucho mejor por su trabajo en la corte española y su gran producción musical. Este año de 2025 se cumplen los trescientos años de la muerte de Alessandro Scarlatti, compositor nacido en la Sicilia española del siglo XVII. Con este motivo, el Festival ha querido dedicar un monográfico del Maestro que en manos del cantante y director, Carlos Mena, ha resultado ser una preciosidad.

El programa desarrollado tenía dos partes, el Stabat Mater de Alessandro Scartatti, obra con la que finalizaba el concierto y una primera parte con dos Cantatas del Scarlatti y luego unas obras alternas entre el maestro italiano y a su vez uno de sus grandes alumnos Francesco Durante. Esta primera parte sirvió para el deleite, unas veces con la voz del contratenor, otras con la voz de la elegante y refinada Ana Vieira Leite. También para disfrutar del trabajo de Durante, con muchos “préstamos” musicales de su maestro Scarlatti y en definitiva para entender la grandeza del genio italiano, generador de las mejores música en el Nápoles español, cuna de la mejor tradición melódica del Barroco y que tanta trascendencia tuvo en toda Europa.

La labor de Carlos Mena

En otro orden de cosas, debemos decir que la labor de Carlos Mena es muy admirada en Granada, tanto en su faceta de director como la de cantante. La velada de ayer permitió disfrutar de su voz y de su talento y arte a la hora de enfocar un repertorio tan específico. La Capilla de Santa María, formada por un bajo continuo y un refuerzo melódico de violines básicamente hizo unas interpretaciones rigurosas y llenas de musicalidad. Si a ello sumamos la voz de la soprano, podemos concluir que fue una velada perfecta. La voz de Carlos Mena y cómo aborda cada una de las palabras de los textos que canta resultaron de una belleza sobrecogedora, y su conexión con la voz de Ana Vieria trascendió las partituras y recreó, en ese entorno todo un patrimonio musical que es una auténtica joya de nuestra historia.

Finalmente el Stabat Mater, una obra monumental pero poco conocida resultó el homenaje perfecto a la labor de Alessandro Scartlatti. No es, como decimos tan conocido como debiera, pues Alessandro, que en vida fue muy admirado, para las generaciones inmediatamente posteriores no lo fue tanto y se alejaron de su estilo, al que asociaban a un estilo más contrapuntístico y arcaico. Pero en seguida, desde unas generaciones posteriores se empezó a admirar su genio y su obra pero ese hecho ha provocado que algunas obras suyas no hayan tenido el reconocimiento que debieran. De ahí la importancia de rescatar su Stabat Mater, que como se demostró ayer, es una auténtica joya de la música. En este sentido, a la labor interpretativa de Carlos Mena y el resto del elenco, debemos sumar la del interés del programa propuesto para este merecido homenaje al genio italiano.