Chano Domínguez: “Enrique Morente era un maestro y una persona muy sabia”
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Escuchar a Chano Domínguez, Javier Colina y Guillermo McGill es una ocasión única para conocer el mejor jazz que da nuestra tierra. El pianista gaditano es, hoy día, una referencia en esos viajes de ida y vuelta que propone la hibridación del flamenco y del jazz, pero añadiendo también el sentir latino. Ha pasado por el rock, colaborando también con Ana Belén, Javier Ruibal, Tito Alcedo o Enrique Morente, entre otros muchos. Es, en sí mismo, una escuela, y sus trabajos discográficos y sus directos son obligados si nos interesa, realmente, el jazz. Hablamos con él, algo siempre agradable. No olvidemos que es de Cádiz. Repasamos el panorama actual y nos atrevemos a proponerle alguna idea. Nadie debería perderse el tercer concierto del Festival Internacional de Jazz de Almuñécar. En cualquier caso, su medio natural de expresión es el piano.
Pregunta.Andalucía está dando buenas referencias jóvenes del jazz sureño: Julián, Ernesto Aurignac, Antonio Lizana, etc. ¿Cómo contempla el reemplazo generacional?
Respuesta.A mí me encantan. Ha citado a Aurignac, que es un fenómeno y que lo echamos de menos en la escena, porque decidió dedicarse a la enseñanza y la composición. Le echo de menos. Julián es fantástico y Antonio es como si fuera un hijo mío. Creo que es la evidencia más absoluta de que el jazz flamenco existe.
P.Por cierto, hablando del ambiente jazzístico en Andalucía, en Granada hay 8 festivales de jazz este verano. ¿Vamos bien?
R.Joder…enhorabuena, me encanta la idea.
P.Tiene muchos proyectos en activo, y además se apunta a cualquier bombardeo. ¿Qué tal con el productor musical Bronquio?
R.Ha sido una experiencia diferente, pero enriquecedora, y nos lo hemos pasado muy bien. El hecho de salir a tocar a una audiencia que está de pie y bailando es distinto, ha sido una aventura interesante poner en otro sitio la música de Paco de Lucía a través de la electrónica.
P.Y hablando de otros caminos, tenemos delante un recorte que dice The Chano Domínguez Experience. Sale usted fotografiado con un keytar como si fuera Jimi Hendrix. ¿Ha regresado a esa postura tan roquera?
R.No va desencaminado, porque el último disco que acabo de hacer es de KAI, acrónimo de “Komunidad Artística Independiente”. Lo he hecho con músicos jóvenes, incluidos mi hija y mi hijo, donde prácticamente no hay piano, solo teclado y wurlitzer. Es un disco que está muy inspirado en la música que hice con mi primer grupo, Cai, pero con todos los conocimientos que tenemos hoy y las tecnologías que se pueden usar. Estoy muy contento y espero que después del verano vea la luz y empecemos a tocar con esta banda.
P.Hace 25 años de su Imán, disco en el que contó con Enrique Morente. ¿Qué recuerda de su relación con ‘el ronco del Albayzín’?
R.¡Guau! Enrique era un maestro y era muy sencillo y humilde a la vez. Era una persona a la que recuerdo siempre con mucha tranquilidad y pensándose mucho las cosas que iba a hacer. Cuando grabamos, él me dijo (y le imita hablando): «voy a hacer una media granaína con otra parte de malagueña». Y yo le iba acompañando con el piano. Él tenía perfectamente pensado lo que iba a cantar, cómo y el por qué. Era una persona muy sabia y conocedora del flamenco más profundo.
P.Curiosamente, una cantaora, Mariola Membrives, años después, llevó al jazz el icónico Omega. ¿Ha pensado alguna vez en hacer ‘10 de Enrique’?
R.La verdad es que no, porque ya tuvimos bastante con aquellas ‘10 de Paco’, que costó mucho hacerlo, porque la música de Paco de Lucía es muy complicada. No, no he pensado hacer ‘10’ de nadie más (risas) y menos una serie: ‘10 de Morente’, ‘10 de Camarón’ (risas)… ¡Uf! No.
P.Hablando de amigo/as y compañeros/as… Silvia Pérez Cruz y usted empiezan a moverse en orbitas próximas, y con Hamilton ya habido encuentro. ¿Para cuándo un disco entero con ella?
R.¡Ostrás! Pues no me lo había planteado nunca, pero voy a contar la sensación que tuve cuando hicimos ese tema que grabamos para el disco de Hamilton. Silvia sabía que tenía que grabar el tema Carinhos, y se lo había trabajado. Nosotros lo habíamos ensayado una vez sin ella. Entramos en el estudio, todo el mundo se puso los auriculares y grabamos. Esa fue la toma definitiva, la primera. Silvia es una música integral. Se adapta a todas la sonoridades. Es capaz de inventar y renovar, haciéndolo todo de una manera muy natural. Me gusta la idea.
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