Justo ahora que la sociedad parece mirar más allá de sus narices. Ahora que todos prefieren adoptar una conducta reflexiva ante lo que ocurre a nuestro alrededor, la ciencia emerge y se transforma. Ya no es ese mundo extraño y a veces rocambolesco de unos pocos que contesta a preguntas ajenas a las preocupaciones reales del ser humano.
Se crean así nuevos espacios abiertos a múltiples usos, tan diversos y flexibles como el mundo actual: la formación permanente, la creatividad, la cultura, las nuevas tecnologías, la diversión inteligente, la comunicación, la sociedad en red, la ciencia y la innovación.
Casi 50.000 metros cuadrados compondrán áreas nuevas como el Macroscopio -con los pabellones de Ciencias de la Salud o Al Ándalus- Biodom, el Reloj de los Autómatas, o El bosque de los sentidos en una apuesta por mostrar la ciencia viva, con lo último en tecnología, medioambiente, astronomía o salud.
Con más metros, más científicos y, sobre todo, más aptitudes para responder de forma crítica a las grandes preguntas de la actualidad: el cambio climático, las células madre y el universo entero, en definitiva. Un reto para la ciencia del presente. El Parque de las Ciencias se asoma de esa forma al mundo para que los visitantes que acuden a él conozcan de primera mano todo el saber al que ha podido llegar el ser humano desde su aparición en la faz de la Tierra.
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