El club de las viudas de escritor
La dimisión de María Asunción Mateo como presidenta de la Fundación Alberti vuelve a poner de actualidad a las mujeres que deben 'bregar' con el legado artístico y sentimental de sus maridos fallecidos
Hay viudas que heredan un apartamento en la playa y otras que reciben un inmenso legado literario. María Asunción Mateo, Marina Castaño, Pilar del Río, María España, Susana Rivera, Carolyn Richmond... Pertenecen al controvertido club de las 'viudas de escritor' y tienen que gestionar la herencia artística y sentimental de sus maridos con mayor o menor fortuna. También tienen que gestionar los recelos de muchos, en un continuo equilibrio entre su propia personalidad y la de sus maridos, rozando el espiritismo literario.
La viuda de Rafael Alberti, María Asunción Mateo, es el prototipo de esta selecta sociedad. Acaparó titulares y polémicas años atrás y recientemente saltó de nuevo a la actualidad al presentar su dimisión como presidenta de la Fundación Alberti tras 17 años en el cargo. En este espacio de tiempo vio como buena parte de los patronos de la Fundación, amigos de su marido, dimitieron cuando Mateo quiso rectificar la decisión del poeta de donar su legado al Estado para que volviera a manos privadas.
El habitual episodio de recelos entre viuda y amigos se volvió a escenificar recientemente con la muerte del poeta Ángel González. Luis García Montero, Manuel Lombardero y Antonio Masip dimitieron como patronos de la Fundación Ángel González por la "errática e incomprensible" postura de Susana Rivera, compañera sentimental del fallecido autor asturiano. Esta, por su parte, respondió con una frase ilustrativa: "Yo nos llamo viudas vituperadas".
Las relaciones entre las mujeres de escritor y sus amigos están más calmadas en Granada. Carolyn Richmond, viuda de Francisco Ayala, es la presidenta de honor de la fundación del autor de Muertes de perro. El propio Ayala contó en Recuerdos y olvidos que la conoció durante una fiesta en Nueva York, en casa de Robert Loys, jefe del departamento de Lenguas y Literaturas Modernas. Carolyn Richmond fue profesora en el Brooklyn College y catedrática en la Universidad de la Ciudad de Nueva York y ha publicado numerosos estudios y ediciones críticas de autores como Gómez de la Serna, Clarín y el mismo Ayala. Esta misma semana participó junto a Luis García Montero -gran amigo de Ayala en sus últimos años- en una conferencia en Oviedo demostrando que la cordialidad también es posible. Y el viernes estuvo en Granada en la Fundación Ayala en un ambiente de camaradería y nostalgia a partes iguales.
Un caso parecido es el de la periodista granadina Pilar del Río, viuda del Nobel de Literatura José Saramago. Se conocieron en 1986 y no se separaron hasta el pasado 18 de junio, cuando el autor falleció en su casa de Lanzarote. Del Río se convirtió en traductora oficial al castellano de la obra de Saramago y es la presidenta de su Fundación. Inquieta y participativa, está inmersa en mil proyectos como el de apoyar al juez Garzón para el Nobel de la Paz. "Yo no soy simbólica, no soy nadie", se describió en una reciente entrevista. Especialista en su obra literaria y testigo de gran parte del proceso creativo, Del Río llegó a convertirse en un personaje ficticio en una de las novelas de Saramago.
Un caso aparte es el de la compañera sentimental del poeta Javier Egea, a quien legó su obra en su testamento. Una parte de los amigos de Egea se agrupan en torno a su figura mientras 'la otra mitad' se mantiene aparte.
Especial es también la figura de María España, viuda de Francisco Umbral. En 2007 tomó la decisión de ceder todo el legado a la institución que vela por la memoria del autor de Los amores diurnos, una fundación de la que es presidenta vitalicia. Son miles de libros de su propia mano y muchos de ellos dedicados por autores como Jorge Guillén, Miguel Delibes y Camilo José Cela. María España ejemplificó a la mujer de escritor que consagra su vida a un hombre atípico. Incluso se sacó el carné de conducir para poder llevar a Umbral de un sitio a otro...
Pero la reina del papel rosa es Marina Castaño, viuda de Camilo José Cela. Un juez de Madrid condenó a una de las sociedades de la periodista y a la Fundación que gestiona el legado del autor a resarcir económicamente al único hijo del Nobel, Camilo José Cela Conde. En total, más de 5 millones de euros tal y como se encargaron de difundir las revistas del corazón. En cuanto a la Fundación Camilo José Cela, dejará de ser privada para pasar a depender de la Xunta de Galicia aunque la marquesa de Iria Flavia se convertirá en presidenta de honor sin funciones. Una medida que intenta levantar un proyecto que lleva años languideciendo.
Pero este tipo de situaciones no son exclusiva de las viudas españolas. La compañera de de Stieg Larsson mantiene un largo enfrentamiento con el padre y el hermano del autor de Millenium. El escritor sueco triunfó después de morir pero ella sostiene que le impulsó a escribir la saga de Lisbeth Salander y compañía, un fenómeno editorial multimillonario. Y María Kodama -Jorge Luis Borges- acaba de vender parte de la obra literaria del autor de El Aleph a la editorial Mondadori por una importante suma . En definitiva, Yoko Ono no tiene la exclusiva de la memoria...
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