Actual

La era del consumo

En rigor, este ensayo de Bauman describe, no tanto la sociedad de consumo y su acuciante relojería, como la repercusión del mercado en la vida de los consumidores. Si Kenneth Galbraith, en La sociedad opulenta (1958), analizó la gran economía de escalas surgida con la Segunda Guerra Mundial (el abaratamiento de la producción en masa, sustentada en una publicidad omnipresente), así como sus primeros efectos sobre el cuerpo social; la Vida líquida de Bauman no hace sino presentarnos el corolario de aquella forma de producir, cuya consecuencia más obvia es la conversión del ciudadano, del "productor", de los agentes sociales, en un apéndice pasivo, sometido al influjo de la publicidad y el consumo.

No es difícil situar a Bauman en la órbita de de la posmodernidad; y en consecuencia, en la proximidad de Lyotard, Lipovetsky, Jameson y cuantos han aventurado una explicación al capitalismo avanzado o tardío en el que nos hallamos inmersos. A diferencia de Lyotard y Lipovetsky, Bauman no se abisma en un discurso apocalíptico de tono religioso. A diferencia de Jameson o el propio Galbraith, prescinde del aparato documental o la secuencia histórica que hace de la Vida líquida no una "mutación" de la especie humana, como los adscritos al posmodernismo y el post-posmodernismo sugieren, sino un estadio de la civilización con muy precisos antecedentes. A pesar de ello, Bauman no incurre en el craso determinismo técnico/biológico, en el ingenuo milenarismo, hoy a la moda. Con mayor oportunidad, los últimos capítulos de esta obra acotan, por un lado, la frágil condición del consumidor, que busca su identidad en los hábitos de consumo. Y por otro la conversión de la educación, ambicioso empeño de las Luces, en un exiguo proyecto de adaptación a las exigencias empresariales. En esa doble encrucijada es donde el sujeto moderno se desvanece, según Bauman, asediado por la razón comercial; vale decir, por el estupor, el vértigo y el tedio.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios