Conmovedor homenaje
La Orquesta Barroca de Sevilla y Aurora Peña recuerdan a Juan Alfonso García en el décimo aniversario de la muerte del maestro
El Festival de Música y Danza de Granada 2025: programa completo, horarios y escenarios
La velada del miércoles del Festival de Música y Danza en el Monasterio de la Cartuja resultó un conmovedor concierto con varias joyas barrocas y con una obra central de la persona que generaba todo el programa y a la que In Memoriam se homenajeaba, el maestro Juan Alfonso García. Ha pasado una década desde que nos dejó Juan Alfonso desde 2015 y el Festival debía conmemorar esta sentida efeméride. El Monasterio de la Cartuja, es un lugar único, pura filigrana barroca y con una colección de pinturas en torno a la vida de la Virgen María que logran conmover a cualquiera que se adentre en el Monasterio. La tarde de ayer lucía como siempre, espléndido, pero eso sí, calurosa.
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Festival de Granada: Orquesta Barroca de Sevilla.
Programa: George Frideric Händel (1685-1753). Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, HWV 325. Largo. Allegro. Largo. Andante. Hornpipe. Giovanni Battista Ferrandini (c. 1710-1791). Il pianto di Maria (Cantata sacra da cantarsi dinanzi al Santo Sepolcro). Recitativo 'Giunta l’ora fatal nel ciel prescritta'. Cavatina 'Se d’un Dio fui fatta Madre'. Recitativo 'Ahí, me infelice!'. Cavatina da capo 'Se d’un Dio fui fatta Madre'. Recitativo 'Ahimè ch’Egli già esclama ad alta voce'. Aria 'Sventurati miei sospiri'. Recitativo 'Sì disse la gran Madre'. Aria 'Pari all’amore inmenso'. Recitativo 'Or se per grande orror tremò la terra'. Juan-Alfonso García (1935-2015). Tríptico (1990). Antonio Vivaldi (1678-1741). Sinfonia en si menor 'Al Santo Sepolcro', RV 169. Adagio molto. Allegro ma poco. In furore iustissimae irae (Motteto a canto solo con stromenti), RV 626. Aria 'In fuore iustissimae irae'. Recitativo 'Miserationum Pater piissime'. Aria 'Tunc meus fletus'. AlleluiaPlantilla: Orquesta Barroca de Sevilla. Aurora Peña, soprano. Ignacio Ramal, violín y dirección. Lugar y fecha: Iglesia del Monasterio de la Cartuja, 9 de julio 2025.
La Orquesta Barroca de Sevilla es quizá de los mejores grupos nacionales especializados en este período, da gusto verla y escucharla. Digo verla porque su interpretación es preciosista, cómo abordan cada una de las obras del programa es un deleite. Este miércoles, especialmente las obras solas de cuerda eran un ente orgánico, la orquesta respiraba a la vez, atacaba los comienzos, gestionaba la dinámica como un solo músico, entre ellos hay una conexión que emociona y que llega, y se nota ese disfrute, ponen todo su arte al servicio de sacar lo mejor de cada una de las piezas que han seleccionado.
En este sentido, la obra que abría el programa, de Händel y la que era el corazón del mismo, el Tríptico de Juan-Alfonso, fueron un ejercicio de concentración y de transmisión de una obra maravillosa, pues el Concerto grosso en si bemol mayor, op. 6 nº 7, HWV 325, de Händel lo es, pero con una estructura que se sale de la habitual de tres secciones. Resultó soberbia, especialmente con su brillante Hornpipe final.
El Tríptico de Juan-Alfonso, en un lenguaje completamente distinto, contemporáneo, resultaba un contrapunto al Barroco muy atractivo. Es una obra de Juan-Alfonso que era, además de un gran organista y compositor un perfecto orquestador y ello facilitaba el compromiso de cada instrumentista y su cometido en cada página de este Tríptico. Una obra profunda, de gran lirismo y en la que aparecen citas a músicas renacentistas, que tan bien conocía, a Falla y al Valentín Ruiz-Aznar. Resultó una preciosidad.
Finalmente las intervenciones de la soprano Aurora Peña junto a la Orquesta Barroca de Sevilla, alternaron con las dos citadas anteriormente, en primer lugar fue la Cantata Sacra Il pianto de Maria de Ferrandini y la que cerraba el programa, el Motete In furore iustissimaes irae.
La obra del veneciano Ferrandini alternaba recitativos con arias. Las arias resultaron exuberantes, pero fueron especialmente exuberantes los recitativos acompañados por toda la orquesta, estos eran momentos donde el dramatismo, generado por el texto y porque son momentos que permiten más libertad, la soprano resutó prolija en el dramatismo y el torrente de voz. Los otros recitativos “seccos” con solo el continuo eran más circunspectos en ese sentido.
El Concierto terminaba con dos breves piezas maravillosas de Vivaldi. La primera, muy breve Al Santo Sapulcro que comenzó con una delicadeza estremecedora y que fue una maravilla dio paso a un solo de clave soberbio con el que volvía la soprano a escena y comenzaba la espectacular aria In furore iustissimae irae. No solo este Aria, también la otra y el Alleluia final del Motete fueron todo un espectáculo de agilidades y coloraturas imposibles coronado por un imponente agudo final.
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