Viengsay Valdés. Subdirectora del Ballet Nacional de Cuba

“Los cubanos nos identificamos con el público andaluz y su carácter alegre y entusiasta”

  • La bailarina, al frente del Ballet Nacional de Cuba, se propone preservar y aportar nuevos aires al repertorio de la compañía que llega con 'La Cenicienta' al Palacio de Congresos el viernes (21.00 horas)

La bailarina cubana, en Granada.

La bailarina cubana, en Granada. / Carlos Gil

El Ballet Nacional de Cuba llega a Granada para poner en escena un cuento universal de Charles Perrault: La Cenicienta. La cita será el viernes a las 21:00 horas en el Palacio de Congresos de Granada, en una gira por Andalucía que ya ha pasado por Cádiz, Córdoba y Málaga. Y pondrá punto y final en el Cartuja Center Cite de Sevilla, el 16 de junio.

Al frente, Viengsay Valdés, la primera bailarina y subdirectora artística del Ballet Nacional de Cuba, quien afronta el reto de tomar el relevo de la mítica Alicia Alonso, fundadora y actual directora general de la compañía. Valdés se inició en la danza a los nueve años. Su ambición, duro trabajo y deseo de llegar lejos le han servido para pisar fuerte y no conformarse con ser una más del cuerpo de baile. Su sueño con 12 años era ser primera bailarina. Objetivo que cumplió en 2001 con el Ballet Nacional de Cuba, al que llegó en 1994. Y su esfuerzo le ha llevado al lugar en el que hoy está, asegura la habanera.

–¿Cómo afronta ser la heredera de Alicia Alonso en la compañía?

–Con muchísima responsabilidad. Es un gran honor; tengo la intención de respetar el legado histórico del Ballet Nacional de Cuba, que se fundó en 1948, por lo que cuenta con más de 70 años de historia. Pero también quiero aportar aires frescos, actualizar nuestra compañía e ir en consonancia con las tendencias actuales que nos empujan. La fórmula será preservar la tradición y ese legado histórico y añadir aires nuevos, así creo que la compañía seguirá triunfando a nivel internacional como lo ha hecho hasta ahora.

–Su próximo sueño...

–Seguir siendo así de ambiciosa en la búsqueda de la perfección; llevar aún más alto, si cabe, al Ballet Nacional de Cuba y seguir representándolo en todo el mundo.

–Hace 50 años que el Ballet Nacional de Cuba visitó por primera vez España... ¿Qué ha cambiado desde entonces?

–Las generaciones. Ahora hay otro tipo de bailarines a los que había antes. La compañía ha incorporado a muchos jóvenes que tienen que ir ganando experiencia en la escena, soltura, dominio de la técnica... Aunque muchas veces se preocupan más por la parte técnica y se olvidan de la parte expresiva e interpretativa del personaje, que también es muy importante. Algo propio de esta generación es que pasan muy rápido y no analizan las cosas. Ahora toca trabajar con estos bailarines algo más que con los que tuvieron muy de cerca a los fundadores del Ballet Nacional de Cuba; Alicia Alonso, Fernando y Alberto Alonso, con los que yo tuve la ocasión de trabajar y nutrirme de ellos. Por eso espero saber guiar a estas nuevas generaciones que cuentan con muchísimo talento.

–¿Cuál considera usted que es el principal ingrediente que nunca debe faltarle al Ballet Nacional de Cuba?

–Dedicación y amor a la danza. Ese sentido de pertenencia, el llevar el estandarte de Cuba por el mundo entero, eso es algo que se siente. Ir marcando cada plaza, ciudad y teatro con nuestro propio sello.

–¿Qué cualidades considera que no pueden faltarle a una bailarina?

–Disciplina y constancia. Es una profesión que requiere mucho sacrificio, pero con disciplina y constancia puedes lograr el éxito, e ir en busca de la perfección.

"A una bailarina nunca debe faltarle disciplina y constancia, con esas cualidades podrá lograr el éxito y la perfección”

–De gira por Andalucía... ¿Qué sentimiento os transmite el público andaluz?

–Es un público muy entusiasta y alegre. En parte los cubanos nos identificamos con los andaluces por la forma extrovertida de ser, son muy expresivos, los aplausos con ritmo han sido algo curioso en las funciones de Cádiz y Málaga... Eso nos da alegría, sentimos que les hemos llegado a sus corazones, que le hemos agradado como compañía y espectáculo.

–¿Qué podría decirme de 'La Cenicienta' del Ballet Nacional de Cuba?

–Es un ballet comedia en dos actos, con coreografía del cubano Pedro Consuegra, que la montó por primera vez para la Ópera de Marsella en 1988. Luego hizo una revisión para nuestro Ballet Nacional de Cuba, que estrenamos en 1996, desde entonces está en nuestro repertorio. Es uno de los ballets más complejos en sentido coreográfico que además tiene esa vis cómica, que lleva a este cuento universal a un nivel muy entendible y apto para cualquier público. Tiene mucho colorido escenográfico, con un vestuario muy atractivo y con un final feliz.

–¿Qué se siente interpretando a 'La Cenicienta'?

–Los papeles principales – La Cenicienta y el príncipe– de esta obra demandan mucho virtuosismo técnico de ballet por la complejidad coreográfica que tiene. Pedro Consuegra se caracteriza por ser un coreógrafo bastante rebuscado, barroco, monta muchos pasos en poca música... Es complejo y difícil de ejecutar. La Cenicienta se encuentra toda la noche prácticamente en el escenario...

–Después de cada función, ¿termina agotada?

– (Risas). En Granada actuará como bailarina principal Chanell Cabrera y Yankiel Vázquez como príncipe. [Viengsay Valdés lo hará en Sevilla]

–¿Cómo considera que está el mundo de la danza?

–En la actualidad, hay muy pocas compañías que se dediquen a bailar los grandes clásicos, porque quizá no tengan suficientes bailarines como para hacer la producción de un gran clásico que lleva más de 40 artistas en escena, en una noche.

"Un bailarín que domine un gran clásico está preparado para hacer el resto de tendencias que hay"

–Ustedes además de clásicos cuentan con un amplio repertorio...

–Efectivamente, nuestra base son los grandes clásicos, pero no hay que olvidar que tenemos más de 700 obras en nuestro repertorio que hay que ir incorporándolas y rescatándolas, porque son muy interesantes para que estas nuevas generaciones puedan aprender y hacer algo diferente de lo que han estado acostumbrados hasta el momento. Este es un repertorio que ha vivido y trabajado el Ballet Nacional de Cuba durante muchos años... ¡Qué bueno que estas generaciones también puedan hacerlo! Y además no encasillarnos en los grandes clásicos, aunque considero que bailarlos es la base de todo. Un bailarín que domine un gran clásico está preparado para hacer el resto de tendencias que hay. Es muy difícil y, además, a la inversa no se cumpliría. Un bailarín que es de danza moderna o contemporánea jamás podría lograr un gran clásico porque tiene otra formación muscular, diferente información de movimiento...

–¿Un deseo para la danza?

–Creo en la danza, su futuro es inmenso. La danza es parte de la naturaleza humana y debe estar ahí siempre.

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