Artes plásticas

El arte abstracto de Cuenca arranca en Granada su gira internacional

  • Una selección de las piezas del museo conquense podrá verse en el Centro José Guerrero hasta el próximo 4 de septiembre

El arte abstracto de Cuenca inicia en Granada su gira internacional

El arte abstracto de Cuenca inicia en Granada su gira internacional / R. G. (Granada)

El pequeño museo más bello del mundo es el título del selecto conjunto de obras del Museo Arte Abstracto Español de Cuenca que puede verse desde ayer en el Centro José Guerrero. La muestra, con más de 40 obras de 80 artistas, revela un complejo y fascinante momento de la historia cultural española. En el Centro granadino las obras están distribuidas siguiendo un orden cronológico matizado en función de la coherencia plástica y conceptual de las piezas. 

Esta exposición estará disponible hasta el día 4 de septiembre, ha sido organizada por el Centro José Guerrero de Granada y la Fundación Juan March, con la colaboración de la Fundació Catalunya La Pedrera (Barcelona); Fundació Suñol (Barcelona); Meadows Museum SMU (Dallas, Texas, EE. UU.); Museum Ludwig, Koblenz (Alemania). 

El Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca comienza así en el Centro José Guerrero, dependiente de la Diputación de Granada, la gira de una selección de más de 40 de sus obras con motivo de las obras de climatización de sus salas, que podrá ser visitada en distintas sedes de Europa y América hasta principios de 2024.

Con la creación del museo, Fernando Zóbel,  su fundador, aportó una solución original a un acuciante dilema político y cultural en un país casi sin museos, ya que logró consolidar el trabajo de una generación de artistas, preparó el camino para las generaciones futuras, favoreció el interés de un público nuevo hacia este tipo de arte y ofreció recursos a estudiantes, investigadores, críticos y amantes del arte. Cuando el museo se inauguró en 1966, proporcionó la infraestructura necesaria para presentar en condiciones museográficas modernas el arte abstracto, lo que pronto tuvo un enorme eco internacional y suscitó elogios como el de Alfred H. Barr, que da título a esta exposición. Hoy, casi sesenta años después, la Fundación Juan March, titular del museo por donación de Zóbel en 1981, mantiene viva la iniciativa de su creador.

La exposición

Además del recorrido por salas establecido por las grandes obras, se presenta una línea de tiempo con los principales hitos del Museo de Cuenca ilustrados con documentos, fotos, dibujos, obra gráfica y algunos originales de pequeño formato.En el Centro José Guerrero las obras están distribuidas siguiendo un orden cronológico, rectificado en favor de la coherencia plástica y conceptual de las piezas, según se muestran en el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca en su emplazamiento original; en este caso, cada sala tiene unas particularidades que se han aprovechado para ordenar la colección por capítulos.

Estructura

La planta baja, donde da comienzo el relato, muestra el peso histórico del grupoEl Paso (1957) por medio de algunos de sus protagonistas fundacionales: obras de Luis Feito, Manuel Millares, Antonio Saura y Pablo Serrano principalmente de finales de los 50 y primeros 60 en las que se reconocen algunos de los rasgos programáticos del movimiento, como la reducción cromática y la factura expresionista. Se añade una obra de esa época de Néstor Basterretxea.

La primera planta continúa aquel impulso, que atraviesa toda la exposición, sumando a Rafael Canogar, profundizando en el trabajo con la materia de Modest CuixartFrancisco Farreras y Lucio Muñoz, añadiendo los grafismos de Sarah Grilo y Manuel H. Mompó, introduciendo las esculturas de Eduardo Chillida y Martín Chirino y dando paso al color, con José Guerrero y Antonio Lorenzo.

En la planta segunda, Manuel Rivera da pie desde El Paso y su peculiar uso de la materia a los grandes planos de Eva Lootz, Pablo Palazuelo, Antoni Tàpies y Gustavo Torner, así como a evocaciones más atmosféricas que enlazan con Fernando Zóbel y derivan en la obra de la siguiente generación de pintores, formada en el ejemplo de estas abstracciones y presente aquí con Miguel Ángel Campano.

Finalmente, en la planta mirador se presentan los trabajos más geométricos y construidos trazando su genealogía desde Jorge Oteiza y el Equipo 57 a finales de los 50, siguiendo con Eusebio Sempere en los 60 y profundizando sobre todo en los 70 con José Luis Alexanco, Elena Asins, Erwin Bechtold, Gerardo Rueda y Jordi Teixidor, acompañados de una fosforescencia de José Guerrero y una telade Albert Ràfols Casamada de los 80. Si la muestra comienza con la dominancia delnegro, concluye en blanco.

Fundación del museo conquense

El hecho de poder disfrutar de estas obras no hubiese sido posible sin Rodrigo Lozano de la Fuente. Este alcalde comenzó su carrera política en 1960 en Cuenca. Durante su etapa como alcalde de Cuenca se construyeron: el Museo de Arte Abstracto Español, La Casa de la Cultura y el Instituto Femenino. Además, se consiguió la declaración del casco antiguo de la capital conquense como paisaje pintoresco, y la Semana Santa y la Semana de Música Religiosa -que se había puesto en marcha durante esos años-, como Fiesta de Interés Turístico Internacional. Miguel Ángel Valero Tévar (diputado de Cultura, Patrimonio Histórico y Turismo), habla de Lozano con un extremo cariño, admiración y agradecimiento.

Valero Tévar, en la rueda de prensa de la inauguración de la muestra ofrecida en la mañana de este jueves, ha mostrado su debilidad por el arte y por su adorada Cuenca, resaltando también el encanto de la ciudad que acoge las piezas este verano: "Son dos bellezas diferentes y por eso no se pueden comparar".

El acto contó con la presencia de la diputada de Cultura y Memoria Histórica, Fátima Gómez, que ha asistido este jueves al Centro Guerrero para la presentación de esta muestra junto al director del museo, Francisco Baena; el director de Museos y Exposiciones de la Fundación Juan March, Manuel Fontán del Junco; y la coordinadora del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, Celina Quintas.

El representante de la fundación ha relatado el origen del centro conquense y ha destacado que la exposición tenía que contar “esa historia inverosímil de dos artistas -Fernando Zóbel y Gustavo Torner- que se presentan en una ciudad de 40.000 habitantes en los años 60” para poner en marcha un museo de arte abstracto.

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