Una dama con mucha energía
La adorable abuela del corto de Kandor mira a los simpáticos Wallace &Gromit
Si algo comparten todos los cortos que compiten al Oscar animado es que sus personajes acaban metiéndose al espectador en el bolsillo. Wallace & Gromit en A matterof loaf and death repiten la misma mecánica que en anteriores historias. Algo de torpeza mezclado con mucho de inocencia. El problema es que hasta ahora les ha dado resultado con dos Oscar en sus estanterías -1993 y 1995- por otros dos títulos en los que aparecían. Los de French Roast lo hacen confundiendo los papeles a través de tópicos. Pusilánimes, adorables y todo lo contrario. Logorama es una idea mucho más trabajada. El malo de la peli es nada menos que McDonald, dicen que porque de todos los malos de un casting con 45.000 logos -la cinta es una crítica rotunda al capitalismo-, éste era quien tenía más cara de psicópata y guardaba más parecido con el jacker de Batman. Su alter ego, el bueno, es encarnado por Michelín (un muñeco que, simple y llanamente, cae bien sin necesidad del cine). Granny O'Grimm Sleeping Beauty tiene dos personajes claramente enfrentados, una dulce niña y la antítesis: una abuela siniestra. Quizás esa falta de giros y esa claridad desde el principio tenga como consecuencia la falta de interés a los pocos segundos.
La dama y la muerte es de todos ellos quien más mérito tiene, pues un protagonista que podría ser tan odioso como la Muerte se gana al final todas las simpatías y lástimas posibles. El arrogante médico sólo se salva por un tupé y unos músculos intachables, más propios de los dibujos 2D. De la dama, poco se puede decir. Es un personaje caracterizado con todas las de la ley, asumiendo la responsabilidad del mensaje más complejo de todos cuantos se dan cita en la categoría del corto de animación. Su único deseo es la muerte y, a la vez, la mejor excusa de Kandor para dibujar un guión que se mueve al mismo ritmo que su electrocardiograma.
Es destacable ese ritmo que no cesa a imagen y semejanza del que hacía correr al Coyote huyendo del Correcaminos o al que mantenía a raya a un gato y un ratón, Tom y sus intentos frustrados por dar con Jerry. El caos y la destrucción, sin embargo, aquí se quedan en graciosísimos bailes -sobre todo en la escena de los cajones-, desesperadas esperas de la calavera -en el ascensor- o, incluso, roces no aptos para menores entre la Muerte y el apuesto médico.
En este humor, la cinta granadina está casi a la par con la británica de Wallace & Gromit. Ellos tienen más minutos, 30 exactamente -La dama y la muerte dura siete-, para añadir a su historia de intriga, amor y acción muchos guiños al cine negro (las letras de crédito para empezar) e incluso a la conocidísima escena de la arcilla de Ghost. Habrá que esperar a ver cuál de ellos consigue más adeptos.
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